Asesinato en M¨¦xico
EL ASESINATO de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la presidencia de M¨¦xico, ha sumido al pa¨ªs en un clima de desconcierto e incertidumbre. El candidato del PRI era considerado pr¨¢cticamente como el pr¨®ximo presidente, y representaba una l¨ªnea de continuidad en el proceso de modernizaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica emprendido por Miguel de la Madrid y profundizado por Salinas. De ah¨ª que la sensaci¨®n de vac¨ªo afecte muy hondamente al futuro inmediato del pa¨ªs. Desde el asesinato de ?lvaro Obreg¨®n, en 1928, todav¨ªa con la revoluci¨®n caliente, M¨¦xico no hab¨ªa conocido un hecho de esta naturaleza.Asesinar a un orador en un mitin, donde se concentra una gran masa de gente, es relativamente f¨¢cil para una persona resuelta a hacerlo. El hecho mismo de que el autor del atentado haya sido detenido inmediatamente apunta a un acto individual, aunque la investigaci¨®n de la polic¨ªa aportar¨¢ sin duda nuevos elementos de juicio. En todo caso, la condena del crimen por todas las fuerzas pol¨ªticas ha sido un¨¢nime e inmediata. Y es sintom¨¢tico que el partido de C¨¢rdenas -el adversario m¨¢s radical del PRI- insista en estos momentos en la necesidad de que el proceso electoral se reanude en un marco de calma y legalidad. El presidente Salinas se apresur¨® la misma noche del atentado a garantizar el orden constitucional y la continuidad del proceso electoral.
Por otra parte, es obvio que, para la direcci¨®n del PRI y para el presidente Salinas, es urgente nombrar un nuevo candidato para que se restablezca la normalidad. El mayor peligro del momento presente es que los enemigos de la democracia se lancen a maniobras desestabilizadoras. Sin embargo, nombrar un nuevo candidato plantea muchos problemas. La designaci¨®n de Manuel Camacho, ya preferido por un sector del PRI antes de que fuese nombrado mediador en Chiapas con los campesinos sublevados, no ser¨ªa bien recibida por el ala m¨¢s moderada del PRI. Pero, al mismo tiempo, dejar de lado a Camacho por segunda vez puede provocar reacciones airadas entre los pri¨ªstas que ya en diciembre aceptaron a rega?adientes la designaci¨®n de Colosio.
La cohesi¨®n misma del PRI puede estar en juego. En realidad, Camacho, sobre todo por su conducta en la negociaci¨®n con los sublevados de Chiapas, encarna ante una parte de la opini¨®n p¨²blica mexicana una voluntad de profundas reformas sociales, que muchos juzgan indispensables si se quiere asegurar una estabilidad efectiva. La sublevaci¨®n de Chiapas ha sacado a la superficie, al margen incluso de los actores concretos del movimiento armado, la necesidad de dar soluci¨®n a estados de miseria, de discriminaci¨®n social y cultural en amplias zonas del pa¨ªs, subestimados por el Gobierno.
Es, pues, inevitable que la designaci¨®n del nuevo candidato supere el simple aspecto personal de encontrar una persona capaz y con fidelidad al partido. M¨¦xico se encuentra desde enero en plena conmoci¨®n pol¨ªtica: el asesinato de Colosio agrega ahora una nota de tragedia y de dolor. Las elecciones de agosto deben contribuir a profundizar el esfuerzo democratizador realizado por Salinas, pero al mismo tiempo el pa¨ªs presenta grietas en su estructura social que ser¨¢ preciso abordar con decisi¨®n.
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