Los 'casas' del C¨ªrculo del Liceo
A ra¨ªz del muy lamentable incendio del primer teatro barcelon¨¦s, el C¨ªrculo del Liceo -que por suerte no sufri¨® da?os- retir¨® provisionalmente sus obras pict¨®ricas. Ahora, ¨¦stas pueden contemplarse en el Museo de Arte Moderno, lo cual constituye una ocasi¨®n para acercarse a unas pinturas de dif¨ªcil acceso.Entre ellas hay las 12 composiciones que Ram¨®n Casas realiz¨® para el C¨ªrculo. No se sabe con exactitud la fecha de encargo de este conjunto destinado a decorar los muros de la Rotonda o Sal¨®n del Fumador, pero s¨ª se tiene noticia de que en 1902 quedaron instaladas all¨ª ya que el tema de la m¨²sica es el nexo de uni¨®n del conjunto. La m¨²sica en el Liceo, en el cabaret, en las verbenas populares o la interpretada por una cobla de sardanas. Tanto por el l¨®gico recurso a un mismo asunto como a un mismo m¨¦todo de representaci¨®n es dif¨ªcil resaltar una obra en particular, pero la composici¨®n El autom¨®vil es, sin lugar a dudas, la m¨¢s nueva. Sobre un fondo oscuro en el que a lo lejos se divisa un con cierto nocturno, avanza hacia el espectador un viejo coche conducido por una mujer, del que resalta la rotundidad de las blancas esferas de sus faros. De los ¨®leos Teatro Novedades y El Liceo, destaca el uso seguro de la mancha; que el pintor domina desde joven, y de Le Moulin de la Galette la mirada retiene el bermell¨®n de la blusa de la solitaria figura (?tal vez la Madeleine de 1892?) en contraste con el verde del fondo. Casas ejecuta los lienzos con ¨®leo muy diluido y unas pinceladas en¨¦rgicas que, como tambi¨¦n es habitual en ¨¦l, son m¨¢s cuida dosas en la representaci¨®n del rostro, pero abocetadas -en ocasiones incluso s¨®lo insinuadas- en el resto de la figura.
Obras del C¨ªrculo del Liceo
Museo de Arte Moderno, Parque de la Ciutadella, Barcelona. Hasta el 15 de abril.
Aunque como ya se ha comentado, la m¨²sica en varias de sus vertientes es el tema com¨²n a estas obras, en realidad ¨¦ste viene supeditado al protagonismo de la figura de la mujer, que siempre aparece en un relevante primer plano (v¨¦ase, sobre todo, El autom¨®vil). El pintor catal¨¢n fue el creador y prolijo int¨¦rprete de un nuevo y moderno tipo de belleza femenina, desconocido en Espa?a, que ser¨¢ el equivalente del creado en la misma d¨¦cada por el norteamericano Charles Dana Gibson. Y si existi¨® lo que ha dado en denominarse una "era Gibson" -refiri¨¦ndose con esto a un determinado tipo femenino-, con igual propiedad podemos hablar de una "era Casas" por su insistencia en representar a una determinada mujer. Es la que tambi¨¦n aparece en estas pinturas del C¨ªrculo del Liceo, y roba el protagonismo a la m¨²sica.
En Junio de 1910, y con motivo de un viaje a Europa central, el pintor escribe a su amigo Miguel Utrillo: "Sarajevo me pareci¨® de un color hermoso; los vestidos muy variados y sobre todo hall¨¦ lo que tanto me gusta: poder pintar las mujeres, bastante bonitas, y los hombres que hagan re¨ªr...".
Extra?o comentario el de la ¨²ltima frase. No hay figuras masculinas que "hagan re¨ªr" en su obra, pero es que hay poqu¨ªsimas, e incluso, en alguna ocasi¨®n, como en el cartel para el anuncio de Codorniu, decapita su cabeza. En las composiciones que se comentan, tampoco hay im¨¢genes de hombres, si exceptuamos el que la joven de La verbena requiere necesariamente para bailar.
Pintor de mujeres y pintor de su esposa Julia, que pos¨® para ¨¦l en infinidad de ocasiones. 25 a?os menor que Casas,
Julia vend¨ªa loter¨ªa y flores en la esquina de la plaza de Catalu?a con las Ramblas, y fue dif¨ªcilmente aceptada por la familia y el entorno del pintor. Esta exposici¨®n tambi¨¦n ofrece la oportunidad de conocer un retrato de ella, uno de los m¨¢s sugestivos de Casas, La Sargantain, que el C¨ªrculo adquiri¨® por la cantidad de 2.000 pesetas.
Sobre un, fondo oscuro de pinceladas amplias y muy libres, surge el rostro inquietante y dram¨¢tico de una Julia que avanza la parte inferior de su cuerpo, cubierto en amarillo, hacia el espectador y cuya mano derecha se agarra con los dedos abiertos y curvados como garras al brazo del sill¨®n. Una femme fatale. No es la primera vez que Casas la mira y pinta de este modo, pero s¨ª es la mejor y m¨¢s turbadora.
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