Fernando Cepeda intentar¨¢ recuperar su cartel en Sevilla
El torero sevillano Fernando Cepeda atraviesa horas bajas. A pesar de que actuar¨¢ dos tardes en el abono de la Maestranza, su nombre no figura en los carteles de post¨ªn. El a?o pasado no tore¨® en Sevilla, y conoci¨® la sima de una carrera taurina fulgurante e irregular, cimentada en un profundo sentido artista del toreo, que tropez¨® pronto con cornadas y fracturas y el ¨¢nimo fr¨¢gil del propio torero. Tres avisos en Sevilla 1991- y otros tres en Madrid al a?o siguiente acabaron por desilusionarlo y desalentar al aficionado sobre las posibilidades de un joven con grandes cualidades para alcanzar la cima del toreo.Cepeda quiere recuperar el tiempo perdido y volver al lugar que ocup¨® anta?o, a partir de la Feria de Abril. Es consciente de las dificultades, pero mantiene la esperanza de que podr¨¢ sobreponerse. "Estoy viviendo el momento m¨¢s dif¨ªcil de mi vida", dice el torero. "Ya no soy el muchacho que empieza -prosigue- y al que la afici¨®n espera. S¨¦ que tengo perdido mi cr¨¦dito como torero y hay muy poca gente que crea en m¨ª. No es que los aficionados hayan olvidado mi toreo, pero s¨ª dudan de mi capacidad para ponerme en mi sitio. Afortunadamente, el ¨²nico que no tiene dudas soy yo".
Desde el pasado diciembre, Fernando Cepeda est¨¢ concentrado en una finca de su apoderado, Manolo Gonz¨¢lez, donde entrena y piensa "en lo que tengo que pensar: que siempre est¨¢s donde te sit¨²an tus m¨¦ritos; de todos modos, creo que tengo, al menos, una justificaci¨®n, y es que cada a?o he recibido una cornada que he acusado mucho por mi juventud e inmadurez".
Fernando Cepeda irrumpi¨® en el mundo de los toros en 1985, y en la Feria de San Isidro del 87 recib¨ªa la alternativa de manos de Rafael de Paula tras una carrera novilleril mete¨®rica y exitosa, repartida, fundamentalmente, entre Sevilla y Madrid. Cuando a¨²n no hab¨ªa cumplido su primer mes como matador de toros, le lleg¨® la primera cornada, en Francia; en la Feria de Sevilla de 1988 sufre una herida grave al entrar a matar; cuaja una buena temporada en 1989, y en 1991, otra cornada, en C¨®rdoba, le rompe su buena racha.
"Reconozco que tengo el ¨¢nimo fr¨¢gil", dice el torero, "pero tambi¨¦n es verdad que he sabido sobreponerme en los momentos m¨¢s dificiles". Recuerda situaciones en las que ha sido capaz de remontar la adversidad, en especial, un prodigioso quite por ver¨®nicas, en Madrid; pero reconoce: "He acusado cualquier contratiempo cuando mejor lo ten¨ªa, o me he relajado cuando he visto 50 contratos firmados".
Pero al torero a¨²n le esperaba lo peor: los tres avisos en Sevilla. "El mundo se me cay¨® encima", afirma, "y cuando entr¨¦ en el callej¨®n no comprend¨ªa nada". Aquella tarde Cepeda tuvo la oportunidad de recomponer su figura en su segundo toro y de comprobar la sensibilidad del p¨²blico, que le dio ¨¢nimos. Por eso, asegura: "Tengo una deuda muy grande con Sevilla y a la que no le he devuelto a¨²n todo lo que se merece".
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