Los anillos de la pordiosera
Un empleado de una gasolinera fue el primero en atender a la farmac¨¦utica
Pedro Tom¨¢s Mellado estaba suministrando carburante a un autom¨®vil a las 3.30 horas del domingo cuando vio a una mujer muy mal vestida, con aspecto de pordiosera, que trataba de servirse una coca-cola en la m¨¢quina autom¨¢tica instalada en la gasolinera Els Xops, situada en el kil¨®metro 24 de la carretera N152, de Barcelona a Puigcerd¨¢, junto al pueblo de Lli?¨¢ de Vall, entre Barcelona y Granollers. "Me pidi¨® monedas para la m¨¢quina y luego me dijo que era Maria ?ngels Feliu. Me qued¨¦ parado, pero me ense?¨® los anillos y el reloj de oro que llevaba y comprend¨ª que no era una pordiosera", explic¨® horas despu¨¦s este empleado de la gasolinera.La mujer iba vestida con un ch¨¢ndal, "arrastraba" unas zapatillas deportivas, en palabras del gasolinero, y llevaba sobre los hombros una manta vieja, sucia y ra¨ªda. Mellado avis¨® inmediatamente a unos guardias civiles de tr¨¢fico que en aquellos momentos se encontraban tomando caf¨¦ en un restaurante que se halla junto a la gasolinera. Los guardias, incr¨¦dulos al principio, s¨®lo creyeron la versi¨®n de la mujer cuando ¨¦sta aport¨® los datos de su carn¨¦ de identidad y los tel¨¦fonos de su familia.Maria ?ngels Feliu trat¨® primero de ponerse en contacto con su marido, Francesc P¨¦rez, pero ¨¦ste se encontraba ilocalizable, en un pueblo del Pirineo al que se hab¨ªa trasladado con sus tres hijos para pasar all¨ª el fin de semana. Con quien s¨ª pudo hablar la farmac¨¦utica al poco de ser liberada fue con sus padres y con su hermano.
El empleado de la gasolinera coment¨® a los periodistas que la mujer "estaba hecha polvo". Su mente era clara, a?adi¨®. "Hablaba bien y todo lo que dec¨ªa era coherente", pero su aspecto f¨ªsico era deplorable. Maria ?ngels Feliu coment¨® que hab¨ªa permanecido retenida en un lugar muy peque?o y h¨²medo y asegur¨® que hab¨ªa sufrido mucho. Finalmente, pudo tomarse la coca-cola, pero renunci¨® a comer lo que le ofrecieron.Pedro Tom¨¢s Mellado declar¨® que no sab¨ªa c¨®mo hab¨ªa llegado la mujer a la gasolinera. Cuando apareci¨® ante su vista hab¨ªa dos coches en la estaci¨®n de servicio, ocupados por gente joven. En uno de ellos, "un ¨¢rabe de m¨¢s de un metro ochenta". En su opini¨®n, "andando no pudo llegar porque si la hubieran dejado a 300 metros de la gasolinera no habr¨ªa llegado, de lo mal que estaba. Ella habl¨® de una gr¨²a".Los guardias trasladaron a la mujer al hospital de Sant Pau, de Barcelona, para que pasara un reconocimiento m¨¦dico antes de llevarla a su domicilio de Olot. Lleg¨® al centro hospitalario hacia las 4.30 horas. Maria ?ngels Feliu iba tan sucia que lo primero que hicieron en el servicio de urgencias del centro hospitalario fue ba?arla antes de realizarle pruebas m¨¦dicas y an¨¢lisis para averiguar el impacto que los 16 meses de secuestro han dejado en su salud.
Fuentes del centro hospitalario se?alaron que la farmac¨¦utica ten¨ªa problemas de movilidad dada su delgadez y p¨¦rdida de musculatura, atribuible a una larga estancia en un espacio reducido que hac¨ªa imposible cualquier ejercicio f¨ªsico. Josep Lloret, jefe de la guardia m¨¦dica que atendi¨® a Maria Angels Feliu, manifest¨® ayer por la ma?ana que la salud f¨ªsica y ps¨ªquica de la farmac¨¦utica era buena. La llegada de Feliu a urgencias de Sant Pau caus¨® una peque?a conmoci¨®n en el servicio. Los m¨¦dicos y enfermeras que a aquella hora de la madrugaba descansaban, dado que el trabajo hab¨ªa remitido, aparecieron por los pasillos al enterarse de la identidad de la famosa paciente. ?sta, en una actitud de fortaleza de ¨¢nimo que despu¨¦s mantendr¨ªa durante todo el d¨ªa, charl¨® animosamente con m¨¦dicos, enfermeras, asistentes y personal administrativo. En algunos casos pareciera que era la propia se cuestrada la que daba ¨¢nimos al personal sanitario, algunos de los cuales lloraban de alegr¨ªa por el feliz desenlace del caso. Despu¨¦s, cuando en Barcelona, debido al nuevo horario, todav¨ªa era plena noche, un coche camuflado de la Guardia Civil se encarg¨® de llevar a Maria ?ngels a su casa de Olot. All¨ª la esperaban sus padres y su hermano. El coche policial se introdujo en el mismo aparcamiento en el que un fr¨ªo d¨ªa de noviembre de 1992 la esperaban tres en capuchados para secuestrarla. All¨ª mismo se abraz¨® con sus padres y ya en su casa esper¨® impaciente la llegada de sus hijos y su marido.
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