Un buen empate
LA UNI?N Europea acaba de dar una muestra m¨¢s de las bondades del talante negociador que ha caracterizado desde sus comienzos el proceso de integraci¨®n, al llegar a una f¨®rmula que resuelve provisionalmente la cuesti¨®n del peso de cada uno de los Estados en la perspectiva de la incorporaci¨®n de cuatro nuevos socios. Espa?a part¨ªa de una posici¨®n de salida muy fuerte: quer¨ªa conservar a toda costa la minor¨ªa de bloqueo de 23 votos para tres pa¨ªses que representaran m¨¢s de cien millones de habitantes. Le impulsaba la preocupaci¨®n por una Europa desequilibrada hacia el norte y en la que los peque?os pa¨ªses, cuyos votos en el Consejo son muy superiores a su demograf¨ªa, tengan un peso excesivo en la toma de decisiones. Contaba en este empe?o con la alianza imp¨ªa del Reino Unido.El balance de este combate es ciertamente desigual. No puede decirse que Espa?a se haya alzado con la victoria, pero tampoco es cierto lo contrario. La existencia de dos situaciones distintas o dos minor¨ªas ha quedado reconocida e inscrita en el programa de trabajo para 1996. Estamos, pues, ante la situaci¨®n ideal de empate que significa el triunfo de la negociaci¨®n y del t¨¦rmino medio, algo que repugna hoy a muchos, pero que permite a la Uni¨®n Europea seguir trabajando en el d¨ªa a d¨ªa y aceptar a partir del 1 de mayo, si lo desean tambi¨¦n sus respectivos ciudadanos, a cuatro nuevos pa¨ªses, ricos, civilizados y dispuestos en principio a trabajar en la direcci¨®n de la construcci¨®n europea y no en la de la. dispersi¨®n. La negociaci¨®n, que es de esperar quede cerrada esta semana, puede producir heridas importantes en el Gobierno brit¨¢nico, donde Douglas Hurd obligar¨¢ al primer ministro, John Major, a elegir entre ¨¦l y los euroesc¨¦pticos. No es el caso del Gobierno espa?ol, en el que este asunto no ha dividido a los ministros. Tampoco a las fuerzas parlamentarias. S¨ª debiera, en cambio, plantear una seria reflexi¨®n sobre los modos de negociaci¨®n usualmente utilizados en Bruselas, los fallos en la presentaci¨®n y explicaci¨®n de las posiciones espa?olas y la propia presencia de funcionarios espa?oles en las instituciones comunitarias.
Como demuestra la experiencia de los pa¨ªses grandes con los que nos queremos igualar, no basta con las amenazas vociferantes ni con el s¨ªndrome de Numancia para negociar con eficacia y obtener buenos resultados. Esa eficacia y esos buenos resultados deben ser el resultado de una labor m¨¢s callada y continuada de coordinaci¨®n, formaci¨®n y reflexi¨®n pol¨ªtica, cuestiones en las que la experiencia europea de Espa?a presenta, hasta ahora m¨¢s sombras que luces.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.