Inc¨®gnitas tras la victoria
ITALIA TIENE ya una mayor¨ªa: la derecha. ?Pero tiene un Gobierno? La victoria de la coalici¨®n dirigida por el l¨ªder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, ha sido indiscutible. Mayor¨ªa absoluta en la C¨¢mara y s¨®lo a unos esca?os de la misma en el Senado. Pero una vez que se han hecho las cuentas, que los porcentajes se han adicionado convenientemente, se descubre que tras ellos se ocultan sumandos bastante heterog¨¦neos, que en m¨¢s de una ocasi¨®n amenazan con restar en lugar de agregar fuerzas.No significa todo ello que Berlusconi no vaya a poder formar Gobierno. Como ¨¦l mismo sabiamente apunt¨® en la madrugada de su gran triunfo, "la victoria es el mejor cemento del poder". De las alianzas, pod¨ªa haber dicho. El conjunto formado por su propio partido, la Liga Norte de Umberto Bossi y la neofascista Alianza Nacional de Gianfranco Fini tiene la obligaci¨®n ante los electores de ser capaz de establecer un programa com¨²n -el hecho de que no se haya pensado en hacerlo durante la campa?a ya dice mucho sobre la inestabilidad de los sumandos- y de formar un Gabinete, posiblemente con la inclusi¨®n de independientes para dar a¨²n m¨¢s sensaci¨®n de que ¨¦ste es un nuevo comienzo. ?Pero qu¨¦ Gabinete?
Adem¨¢s de Berlusconi, el prestidigitador que se ha sacado en unas semanas un caballo ganador, si no de la manga, s¨ª de la pantalla del televisor, ha habido un segundo clamoroso vencedor en estas elecciones: Fini, el l¨ªder del MSI, heredero del mussolinismo, que se afana en que llamen a su partido posfascista. Pero, aun dando por buenas sus protestas de democracia, lo cierto es que su Alianza Nacional es un movimiento del m¨¢s viejo cu?o. Un partido de los que califican el concepto de Estado con el adjetivo de "social", mientras que Forza Italia es la formaci¨®n pol¨ªtica, que lo que quisiera hacer con el Estado es jubilarlo para que deje trabajar en paz a la sociedad.
Y si a eso se a?ade que el tercer polo de este tr¨ªpode de tan mal encaje es el partido de Umberto Bossi, que desprecia a los neofascistas por insuficientemente democr¨¢ticos y "meridionales" y recela de Berlusconi por entender que representa a los viejos intereses democristianos apenas maquillados de modernidad audiovisual, hay motivos para pensar que se trata de la receta de lo imposible.
Por ello, aunque en su debido momento haya Gobierno y los tres l¨ªderes de la derecha se tapen las narices para no oler lo que no les place de sus aliados competidores, para formar un equipo com¨²n asumido o tolerado por todos, los pr¨®ximos meses ser¨¢n complejos, en tanto que la oposici¨®n, el PDS ex comunista de Achille Occhetto y los centristas de Martinazzoli y Segni, esp¨ªe cada uno de sus movimientos para adivinar la aparici¨®n de las primeras grietas en el edificio.
Eso explica que algunos de los comentaristas de la prensa italiana especulen con la necesidad de nuevas elecciones a unos meses vista, no porque la victoria haya sido insuficiente, sino porque no est¨¢ claro en qu¨¦ proporciones corresponde a cada uno de los vencedores y, sobre todo, qu¨¦ son capaces de hacer con los frutos de su triunfo.
?Y Europa? Cualquier elecci¨®n nacional de un pa¨ªs miembro de la Uni¨®n Europea es ya, pese a todas las insuficiencias en el camino de la construcci¨®n europea, tambi¨¦n un comicio general de nuestro continente. Los italianos, como ma?ana los alemanes o pasado los espa?oles, voten lo que voten, estar¨¢n eligiendo unos u otros destinos europeos. Y en ese sentido no hay tampoco grandes motivos para el optimismo. La pol¨ªtica exterior, Europa, los Balcanes, la ampliaci¨®n de la Comunidad, no han figurado en lo m¨¢s m¨ªnimo en la campa?a electoral italiana.
?Qu¨¦ opina Berlusconi de la subsidiariedad? Un d¨ªa dijo que era partidario, pero, prudente o err¨®neamente, el periodista no llev¨® m¨¢s lejos el interrogatorio. ?Prefiere m¨¢s n¨®rdicos, menos centroeuropeos, le gustan los fondos de cohesi¨®n, las minor¨ªas de bloqueo, los caladeros del mar del Norte? No es que no lo sepa; es que no nos ha dado ning¨²n motivo para suponer que le interesa. En esta mayor¨ªa de derechas no hay un pensamiento para Europa.
Un Gobierno muy pr¨¢ctico, de perfil limitado, dado a coordinar m¨¢s que a desencadenar, como podr¨ªa ser el de Berlusconi, es decir, un Gobierno poco pol¨ªtico, deber¨ªa aportar un refuerzo al eje anglo-n¨®rdico, el de los pa¨ªses que ven en Europa el mayor hiper del mundo. Esto de Italia es, sin duda, una revoluci¨®n en todos los sentidos, pero no estamos todav¨ªa seguros de a favor de qui¨¦n.
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