Preguntas sin respuesta sobre la muerte de Cristo
Lo ¨²nico que se sabe con certeza es que lo crucificaron por subversivo
El misterio de la muerte y resurrecci¨®n de Cristo, del que casi no sabemos nada hist¨®ricamente, sigue celebr¨¢ndose en estos d¨ªas, cada a?o, por m¨¢s de 800 millones de sus fieles en todo el mundo. Jes¨²s de Nazaret es uno de esos personajes que "la historia no consigue digerir nunca", como pude escuchar en una ocasi¨®n durante un congreso de marxistas. Por eso sigue siendo un personaje pol¨¦mico, que no se oxida, ni siquiera -como dicen los cr¨ªticos del cristianismo-, a pesar de todo lo que una buena parte de su misma Iglesia ha hecho para hundirlo.De ah¨ª que estos d¨ªas dos publicaciones tan distintas como el semanario de informaci¨®n internacional Newsweek y la revista esot¨¦rica M¨¢s all¨¢ hayan dedicado la portada y un amplio reportaje a los misterios a¨²n sin descifrar de la muerte de Cristo, en el primer caso, y un monogr¨¢fico de casi 300 p¨¢ginas a su figura, en el segundo.
Y todo eso se da en el momento en que sale a la opini¨®n p¨²blica mundial lo que tantos biblistas hab¨ªan sostenido estos a?os: "Del nacimiento, vida y muerte del profeta Jes¨²s de Nazaret no se sabe pr¨¢cticamente nada. S¨®lo que lo crucificaron y que muri¨®. Y que a?os m¨¢s tarde unos grupos que se llamaban cristianos apelaban a Jes¨²s como a un personaje que no hab¨ªa muerto para siempre y que hab¨ªa tra¨ªdo un mensaje v¨¢lido para toda la humanidad", ha dicho a EL PA?S, en C¨®rdoba, Juan Mateos, jesuita, uno de los mayores biblistas espa?oles vivientes, que en los a?os pasados abarrotaba de alumnos sus clases en el Pontificio Instituto B¨ªblico de Roma, y de quien acaba de aparecer el primer volumen, junto con Fernando Camacho, sobre el an¨¢lisis ling¨¹¨ªstico y el comentario exeg¨¦tico del Evangelio de Marcos, al que brinda una modernidad formidable.
Seg¨²n el biblista, de todos los relatos sobre la Pasi¨®n, no hay casi nada que pueda considerarse hist¨®rico. De ah¨ª que las mismas narraciones de los cuatro evangelistas aparezcan tan diferentes e incluso contradictorias. "Porque los Evangelios", dice Mateos, "no son una biograf¨ªa, ya que a quienes los escribieron no les preocupaba nada el lado anecd¨®tico de Jes¨²s. Presentan s¨®lo su estilizaci¨®n alrededor de una idea, que es la que les interesa resaltar: la de un amor hasta el final. Por eso nada sabemos ni de lo que Jes¨²s sab¨ªa ni de lo que hizo ni de lo que am¨®. Nada en absoluto sobre su vida afectiva o sexual".
Por ello no extra?a que el dominico irland¨¦s Jerome Murphy O'Connor, una gran autoridad en arqueolog¨ªa religiosa en Tierra Santa, haya puesto en tela de juicio el itinerario mismo de la famosa Via Crucis, camino jerosolimitano del Calvario, hoy meta de peregrinaciones.
Esta idea de que hay muy poco hist¨®rico en los Evangelios, que son m¨¢s bien la narraci¨®n de la fe de una comunidad, va penetrando pac¨ªficamente en la misma Iglesia oficial, que a?os atr¨¢s persigui¨® a tantos biblistas. Baste pensar que al mismo Papa Wojtyla, escandalizando incluso a no pocos cat¨®licos tradicionales, se le escap¨® decir las Navidades pasadas que no se sabe cu¨¢ndo naci¨® Jes¨²s y que el 25 de diciembre era s¨®lo una fiesta pagana celebrada por los romanos, que los cristianos asumieron como la del nacimiento de Cristo.
"Por no saber", dice el jesuita experto en los Evangelios, "no sabemos ni d¨®nde naci¨®. Yo personalmente no creo que naciera en Bel¨¦n. Y todo lo que rodea la narraci¨®n de su nacimiento con los magos, el pesebre, la matanza de los inocentes, etc¨¦tera, pertenece al simbolismo. Es una manera teol¨®gica de explicar su vida".
?Tambi¨¦n su muerte? "De su muerte lo ¨²nico cierto es que lo crucificaron por subversivo", explica Mateos. "De lo dem¨¢s no sabemos nada, ni siquiera el d¨ªa o el a?o. S¨®lo que fue la v¨ªspera de una Pascua jud¨ªa, la cual no era fija y pod¨ªa caer en cualquier d¨ªa de la semana".
?Y las apariciones como resucitado? "No hay nada hist¨®rico. Lo que est¨¢ claro es que nadie de los que le rodeaban cre¨ªa en la resurrecci¨®n, empezando por las mujeres que hab¨ªan ido a ungir el cad¨¢ver y que estaban convencidos de que alguien hab¨ªa robado su cuerpo".
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