La teolog¨ªa neoliberal
En tiempos de hegemon¨ªa universal casi absoluta, la derecha ultraliberal saborea el manjar de un sectarismo dif¨ªcil de contestar, porque parte del potencial de la derecha realmente existente se debe a que monopoliza el cupo de gurus homologados en la n¨®mina de Las Sagradas Escrituras, SL; supervivientes a la muerte de los profetas, avalados por un respaldo de medios de comunicaci¨®n a veces sonrojante, como cuando parece necesario dedicarle p¨¢ginas y p¨¢ginas a Octavio Paz en acto de desagravio por haber sido ?cuestionado! Dos hechos distintos y distantes, el atentado de Tijuana contra el tapado del PRI y la victoria electoral de Berlusconi, el tapado de Craxi, han puesto en movimiento el circo dogm¨¢tico neoliberal. El atentado de Tijuana, dicen, es consecuencia de la mitificaci¨®n de la violencia justiciera experimentada con la revuelta zapatista de Chiapas. Se empieza exaltando la raz¨®n de una protesta armada y se termina perpetrando magnicidios, como si la cultura de la violencia presente en la vida pol¨ªtica y social mexicana hubiera necesitado de la revuelta zapatista para salir de la nada o del limbo. La violencia armada caciquil, el juego sucio represivo de la polic¨ªa p¨²blica, el juego truculento a cargo de los fondos reservados a la mexicana, las polic¨ªas paralelas, son vicios presentes en M¨¦xico como raz¨®n sine qua non del equilibrio pol¨ªtico posrevolucionario conducido por el PRI. La memoria de los te¨®logos del neoliberalismo suele ser corta, ahora empieza en Chiapas y termina en Tijuana, l¨®gica consecuencia de un ejercicio de automutilizaci¨®n de toda memoria que no explica el presente necesario... ?El presente innecesario a qui¨¦n sirve sino a los desestabilizadores que en referencia a la memoria o a un futuro diferente cuestionan la fatalidad del presente?La verbalidad prepotente de los gurus alcanza bajuras de logomaquia, encerrados en el c¨ªrculo de que la democracia formal lo arregla todo. Conviene aclarar que la democracia formal no lo arregla todo, pero no estropea nada y en cambio las situaciones totalitarias no arreglan nada y se limitan a aplazar el estallido de los problemas convertidos en metralla, en a?icos de problemas m¨¢s dif¨ªciles de solucionar que los problemas originales. No hablo pues desde la nostalgia de un desorden universal metabolizado, sino desde la necesidad de desvelar las claves del nuevo desorden, que no pasan por los residuos de la perversidad hist¨®rica revolucionaria, sino por las intocadas impotencias contrarrevolucionarias para acabar con la rabia una vez muertos los perros. Ya testimoniado mi auto de fe en la democracia formal, quiero resaltar esta nueva irracionalidad que en nombre de la raz¨®n pragm¨¢tica trata de fijar una verdad universal ¨²nica, construida a la medida de la conciencia y los intereses de las minor¨ªas sociales establecidas y de sus portavoces intelectuales, sensibles al desorden de unos revolucionarios que ponen en evidencia los abusos caciquiles y no ante los abusos caciquiles que han provocado el desorden revolucionario. La nueva derecha se parece como una gota de agua a la derecha de siempre cuando le sale del alma que el desorden es peor que la injusticia.
En el otro extremo de esta cada vez m¨¢s desvertebrada pero obvia aldea global, la victoria de la derecha italiana encabezada por Berlusconi ha provocado tomas de posici¨®n sumamente reveladoras. Desde los que la celebran como una prueba de la salud democr¨¢tica italiana, sin tener en cuenta el inventario de cat¨¢strofes totalitarias que han nacido de la buena salud democr¨¢tica de algunos pueblos, hasta los que valoran la aportaci¨®n de la democracia de haber frenado el peligro no ya poscomunista, sino neoestatalista. La posici¨®n m¨¢s sorprendentemente cerebrada, puesto que la ha elucubrado con el cerebro, ante la victoria del polo de la libertad la ha aportado el presidente de la Generalitat de Catalu?a, el muy honorable Jordi Pujol, sostenedor del principio de que Berlusconi es tan dem¨®crata como Occhetto. Al margen de las intenciones y trastiendas del Gran Tel¨¦crata, objetivamente, el honorable Pujol est¨¢ en condiciones de darse cuenta de que en el polo de la libertad figuran neofascistas que en m¨¢s de una ocasi¨®n, y muy recientemente, han revelado sus aut¨¦nticas intenciones de llegar a la conquista del Estado italiano para hacerle la cirug¨ªa total. El se?or Pujol ha convivido con el fascismo a la espa?ola toda una vida, y deber¨ªa saber que cuando se empieza a saludar con el brazo en alto en Roma hay m¨¢s posibilidades de que ¨¦l alg¨²n d¨ªa se vea obligado a saludar con el brazo en alto en- la plaza de San Jaime mientras arr¨ªan, al atardecer, la bandera espa?ola, que no la catalana. El honorable Pujol y yo hemos presenciado estas escenas muchos a?os, avaladas por la ideolog¨ªa de una fuerza pol¨ªtica que se present¨® a elecciones democr¨¢ticas hasta la guerra civil y que luego las erradic¨® mientras estuvo en condiciones de ser la principal clientela pol¨ªtica y social del franquismo totalitario.
Pero en el fondo est¨¢n tan inseguros con su receta neoliberal, a la vista no ya de c¨®mo el mundo se rompe en nortes y sures absolutos, sino de c¨®mo la propia Europa se desorienta cardinalmente y teme la incapacidad de sus estructuras para garantizar su orden interior y la relaci¨®n de ese orden con el canibalismo del sistema universal, que han perdido la imaginaci¨®n liberal, esa Imaginaci¨®n liberal que dio t¨ªtulo a uno de los mejores libros de cr¨ªtica literaria y cultural de nuestro tiempo, de Lionel Trilling, recordado recientemente por Vargas Llosa en estas p¨¢ginas en un ejercicio de apropiaci¨®n, un tanto indebida, por parte de una nueva imaginaci¨®n liberal carente de imaginaci¨®n cr¨ªtica. De imaginaci¨®n cr¨ªtica y de experiencias comprobables, por lo que se razona y se habla desde la verdad revelada, desde la teolog¨ªa neoliberal. Porque si bien es cierto que las utop¨ªas maltrechas fraguadas en los ¨²ltimos cien a?os no tienen qu¨¦ realidades ense?ar, ni siquiera d¨®nde caerse muertas, ?d¨®nde est¨¢ el bravo mundo feliz creado por el liberalismo econ¨®mico y las democracias trucadas, m¨¢s all¨¢ de las cada d¨ªa m¨¢s amuralladas ciudades libres, donde moran las sociedades abiertas y sus profetas?
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