Las pensiones que vienen
El se?or Garc¨ªa Solanes, catedr¨¢tico de Teor¨ªa Econ¨®mica en la Universidad de Murcia, se ha sentido en mala hora tentado de impartir su c¨¢tedra desde las p¨¢ginas de EL PA?S (20 de marzo de 1994, suplemento Negocios), sobre una tema en el que -en nuestra opini¨®n- evidencia un desconocimiento parcial de aspectos concretos, actuando con ligereza impropia de quien tan respetable cargo ejerce en la docencia. Quiz¨¢ esto debi¨¦ramos imputarlo a sus fuentes de informaci¨®n, pero ello no le exonera de responsabilidad por no contrastarlas.Nunca ha existido, se?or Garc¨ªa Solanes, d¨¦ficit en el gasto global en pensiones de la Seguridad Social, aunque alg¨²n r¨¦gimen lo haya presentado por mala previsi¨®n; siempre han sido suficientes las cotizaciones para pagar las pensiones contributivas, contra lo que afirma, y nunca resulta totalmente falso el gr¨¢fico que acompa?a a su art¨ªculo en tanto mantenga como cabecera la que ostenta (Transferencias del Estado para financiar las pensiones), aunque pudiera acercarse a la realidad si en ese gasto se incluye la asistencia sanitaria, que, por precepto constitucional, con su universalizaci¨®n, pas¨® a ser responsabilidad del Estado en 1989, con la apropiaci¨®n de todas las instalaciones hospitalarias del sistema sin contraprestaci¨®n, o bien, si se contabiliza complementos de- pensiones y pensiones no contributivas, cargadas sin raz¨®n alguna a las cotizaciones. Salvo que todos los presupuestos de la Seguridad Social hayan sido falsos desde 1982 hasta 1994, de lo que habr¨ªa que pedir responsabilidad, sorprende, en verdad, que cuando el clamor de los afectados es mayor, se nos imparta una lecci¨®n catastrofista por persona cualificada en la que, impl¨ªcitamente, se justifican restricciones, y "se ignora" de un lado, que Espa?a es el pa¨ªs de la UE, con Portugal, que menos dedica a gastos sociales; de otro lado, se silencia el hecho de que las cotizaciones (empresarios y trabajadores) para este fin nunca fueron una renta del Estado, por lo que cualquier prestaci¨®n similar o complemento no cabe cargarlo a las cotizaciones en nombre de la solidaridad exclusiva de los trabajadores, como se viene haciendo, sino que debe pagarse por el Estado exigiendo solidaridad a todas las rentas que constituyen sus ingresos, lo que elimina la existencia de transferencias por d¨¦ficit, y, finalmente, aunque existen m¨¢s razones para la sorpresa, que se ignore la filosof¨ªa del sistema, que no excluye cualquier otro, pero del que se viene abusando como si de hacerlo fracasar se tratase cre¨¢ndole prestaciones ajenas a su esencia, como las d¨¦ la antigua beneficencia, sin cobertura adecuada.
Cierto que otros extremos que se analizan, como las incidencias demogr¨¢fica, tecnol¨®gica y crisis, agravan la problem¨¢tica de las pensiones, junto con el fraude en prestaciones y la gesti¨®n equivocada, pero para unas, por coyunturales, y, para otras, por subsanables en el tiempo, ser¨¢ necesario dilatar las medidas restrictivas (congelaci¨®n) y legislar (flexibilidad en las jubilaciones, promoci¨®n de la natalidad, progresividad en las cotizaciones, etc¨¦tera) de forma que no sean necesarias medidas tan dr¨¢sticas como las que (fiscalidad y limitaciones) se quieren emplear para solucionar, en un presupuesto, d¨¦ficit provocados en m¨²ltiples a?os.-
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