Los grandes del jazz actual celebran los 50 a?os del sello Verve
Un concierto en el Carnegie Hall reuni¨® en Nueva York a medio centenar de m¨²sicos
No resultaba f¨¢cil resumir 50 a?os en tres horas de concierto, pero los responsables del sello discogr¨¢fico Verve procuraron que ninguno de sus artistas representativos quedara fuera de la magna celebraci¨®n. Si bien Billie Holiday, Dizzy Gillespie, Count Basie, Charlie Parker, Stan Getz, Bill Evans, Art Tatum y Bud Powell s¨®lo acudieron en el recuerdo, hubo presencias f¨ªsicas emocionantes. Actuaron m¨¢s de 50 m¨²sicos para ofrecer un panorama variado y atractivo.
La historia de Verve arranca en Los ?ngeles a principio de los a?os cuarenta. Su fundador, Norman Granz, comenz¨® organizando jam sessions con m¨²sicos locales y algunos solistas de las orquestas de paso por la ciudad. Poco despu¨¦s, Granz decidi¨® contratar a m¨²sicos para grabar tambi¨¦n en estudio. Al principio fueron Bud Powell, Anita O'Day y Johnny Hodges; despu¨¦s, nombres de la talla de Charlie Parker, Lester Young, Oscar Peterson, Count Basie, Gene Krupa, Billie Holiday, Ben Webster, Lionel Hampton y muchos m¨¢s. En diciembre de 1960, Granz se estableci¨® en Europa y, m¨¢s tarde, contribuy¨® decisivamente a la expansi¨®n de la bossa nova con discos emblem¨¢ticos de Joao y Astrud Gilberto, Laurindo Almeida y Stan Getz. Desde 1987, Verve ha diversificado su campo de acci¨®n. Los m¨²sicos j¨®venes m¨¢s prometedores figuran en su cat¨¢logos y muchos de los veteranos editan soberbios discos cada a?o con su carism¨¢tico anagrama.
Para celebrar esta historia, la cantante Abbey Lincoln, musa del jazz neoyorquino; John McLaughlin y Pat Metheny, dos de los guitarristas m¨¢s influyentes de los ¨²ltimos 20 a?os; Antonio Carlos Jobim, rom¨¢ntico cronista del universo brasile?o, y Joe Henderson, seguramente el mejor saxofonista vivo, fueron algunos de los artistas que desfilaron la pasada semana por el Carnegie Hall, de Nueva York.
La elecci¨®n no pudo ser m¨¢s acertada. El jazz hizo su puesta de largo en esta sala, en 1938. Ahora, el clarinete de Benny Goodman y las partituras de Duke Ellington descansan en su museo particular junto a la batuta de Arturo Toscanini y las fotograf¨ªas dedicadas de Mar¨ªa Callas. La tradici¨®n contin¨²a.
El pianista Herbie Hanconck, incorporado recientemente al sello, y la cantante y actriz Vannesa Williams fueron haciendo breves semblanzas de los m¨²sicos homenajeados. En la mente de todos, Ella Fitzgerald, a la que recientemente han amputado las dos piernas a consecuencia de una larga enfermedad.
Una excelente gran orquesta, dirigida por Don Sickler, arrop¨® a la mayor¨ªa de los solistas principales, pero el exquisito pianista Hank Jones se bast¨® y se sobr¨® para hacer plena justicia a la memoria de Art Tatum. El trompetista Roy Hargrove, uno de los ¨²ltimos fichajes de Verve, y Steve Turre, incansable soplador de conchas marinas, atacaron a tumba abierta el Manteca de Dizzy Gillespie. Jones y MacLaughlin ofrecieron su faceta ac¨²stica en un delicado recuerdo al gran Bill Evans. Tras el descanso, Jobim cant¨® con genuina dejadez brasile?a The girl from Ipanema, How insensitive (a d¨²o con Metheny) y Desafinado.
Abbey Lincoln demostr¨® que es la cantante m¨¢s original del momento, Betty Carter que todav¨ªa es due?a del swing m¨¢s poderoso, y Dee Dee Bridgewater que es todo coraz¨®n. La veteran¨ªa de Joe Henderson, J. J. Johnson, Kenny Burrell y Jackie McLean no necesit¨® est¨ªmulos externos para imponerse con pasmosa facilidad. Un fenomenal d¨²o de los contrabajistas Ray Brown y Khristian McBride, ra¨ªz y fruto de un mismo ¨¢rbol musical, condujeron hacia un espectacular fin de fiesta.
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