Con el coraz¨®n en un pu?o
El hijo de un tenor siciliano descubre en Almagro el ¨®rgano de su padre
"Ordeno que mi cuerpo (muerto) sea incinerado. Antes de la cremacion ser¨¢ extirpado de mi pecho mi coraz¨®n y llevado al Teatro Real de Madrid para que se conserve (tal y como he prometido) en una urna al lado del busto del gran tenor Juli¨¢n Gayarre". ?stas fueron las palabras que el tenor siciliano Giuseppe Anselmi, gran ¨ªdolo mundial durante las primeras d¨¦cadas de este siglo, dej¨® escritas en su testamento ol¨®grafo antes de morir en 1929. Ayer, su hijo, Mario Anselmi, un maestro jubilado de 72 a?os, hizo realidad su sue?o: postrarse ante el coraz¨®n de su padre, expuesto en el Museo Nacional de Teatro de Almagro (Ciudad Real). La v¨ªscera del cantante (una pequena masa seca y marron¨¢cea de unos ocho cent¨ªmetros c¨²bicos), que estuvo varios a?os en el Teatro Real, se muestra en el interior de un cofre de adornos barrocos. ?ste permanece entreabierto para que los visitantes puedan contemplar el ins¨®lito tesoro de su interior. Cofre y entra?a sobrevivieron a la guerra civil espa?ola. Los peri¨®dicos de entonces se hicieron eco de la noticia: "El coraz¨®n de Anselmi aparece entre los escombros".
Las numerosas cr¨®nicas de la ¨¦poca defin¨ªan a Anselmi -nacido en Catania (Italia) en 1876- como due?o de una voz preciosa, maestro en el fraseo, elegant¨ªsimo en su indumentaria, supersticioso y simp¨¢tico.
Prueba de que su gran fama estaba avalada por su profesionalidad es que mientras en aquella ¨¦poca los cantantes m¨¢s prestigiados cobraban unos 2.000 francos franceses por funci¨®n, Anselmi percib¨ªa por entonces 3.000. En la temporada 1906-1907 cobr¨® en el Teatro Real, por varias representaciones, 31.991,25 pesetas. Toda una fortuna para la ¨¦poca.
Fue el marqu¨¦s de Villaviciosa quien se encarg¨®, tras la muerte del tenor en la localidad italiana de Rampello, de poner en marcha su herencia. Traer la v¨ªscera a Espa?a no fue f¨¢cil. Hubo problemas en la frontera y s¨®lo se permiti¨® su entrada a condici¨®n de que fuera a parar al Museo de Antropolog¨ªa. All¨ª estuvo un a?o, periodo en el que el doctor Cortezo disec¨® lo m¨¢s preciado de Anselmi. Luego fue a parar al Teatro Real.
Cuando hace seis a?os el Ministerio de Cultura cre¨® el Museo Nacional de Teatro en Almagro,su director, Andr¨¦s Pel¨¢ez, no dud¨® en rescatar el tesoro c¨¢rnico para su museo. Fue el primero en cumplir el deseo del tenor, y 60 a?os despu¨¦s de su testamento, en 1989, expuso en Almagro el coraz¨®n de Anselmi al lado de la mascarilla mortuoria de Gayarre. En Almagro descansan tambi¨¦n las mascarillas de Mar¨ªa Guerrero y Jos¨¦ Mar¨ªa Rodero.
Mario Anselmi, hijo del gran tenor, ha tardado a¨²n m¨¢s que su padre en ver en directo su legado. Ayer, cuando lo hizo, no disimul¨® su emoci¨®n. Tampoco su mujer, que rompi¨® a llorar.
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