P¨®cimas fraudulentas
EL MERCADO de la diet¨¦tica en Espa?a engorda deprisa y con escaso control. El cat¨¢logo de productos que prometen grandes alegr¨ªas en la b¨¢scula crece en una selva de etiquetas donde se encuentran desde esot¨¦ricas f¨®rmulas orientales hasta p¨®cimas industriales de herborister¨ªa. Productos que no se venden en tiendas milagreras, sino que figuran en las estanter¨ªas de las farmacias, donde se despachan sin receta. El comercio farmac¨¦utico deber¨ªa evitar estas confusiones. El usuario puede pensar que por el mero hecho de adquirirlos en uno de estos establecimientos ya tiene la misma garant¨ªa que otro producto diet¨¦tico registrado como medicamento y vendido como tal. Es ejemplar, en este sentido, que algunas denuncias a Sanidad hayan procedido de los propios farmac¨¦uticos, lo que no exime a otros colegas con conductas menos responsables.Pero la obligaci¨®n principal en la vigilancia de este comercio recae en la propia Administraci¨®n sanitaria, que debe controlar la venta de productos no registrados o, en caso de estarlo, enga?osos sobre sus virtudes. En algunos casos, al fraude administrativo se a?ade un verdadero riesgo a la salud p¨²blica al tratarse no ya de inocuos placebos, sino de f¨¢rmacos que pueden acarrear trastornos graves. Los propios y honestos fabricantes de productos diet¨¦ticos deben estar interesados en suprimir de la circulaci¨®n a quienes son capaces, por ejemplo, de. promocionar como suplemento nutritivo un brebaje con indicaciones terap¨¦uticas.
Las emisoras de radio nos bombardean a diario con milagrosos productos que erradican obesidades o solucionan todo gracias a unas caracter¨ªsticas, explicadas en lenguaje seudocient¨ªfico que har¨ªan gracia si no hubiera tantos ciudadanos que gastaran salud y dinero en probarlos.
Estos sospechosos productos nada tienen que ver con el dif¨ªcil tratamiento de la obesidad m¨®rbida, una enfermedad grave con complicaciones cardiovasculares y ¨®seas. Su promoci¨®n se dirige a barrigudos acomplejados -tambi¨¦n los hay campechanos y que conllevan felices su gordura- o a mujeres preocupadas por la l¨ªnea. Una preocupaci¨®n que no s¨®lo tiene fr¨ªvolos or¨ªgenes est¨¦ticos, sino que muchas veces se deriva de una injusta y poco evidente marginaci¨®n hacia los gordos. Astucias promocionales que recurren a un verdadero chantaje social y comercializaci¨®n enga?osa dibujan este mercado de la delgadez que debe erradicarse en beneficio de la salud general.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.