En toda la l¨ªnea de flotaci¨®n
El esc¨¢ndalo Mariano Rubio supone un agujero en la l¨ªnea de flotaci¨®n del Gobierno que Felipe Gonz¨¢lez est¨¢ tratando de reparar con muchas dificultades en las ¨²ltimas horas. Adem¨¢s de la trascendencia del cargo que ocup¨® Mariano Rubio -"todos llevamos en el bolsillo billetes firmados por ¨¦l" dec¨ªa ayer expresivamente el portavoz de CiU en el Congreso, Miquel Roca-, el que fue gobernador del Banco de Espa?a, de 1984 a 1992, pertenec¨ªa al ¨¢mbito pol¨ªtico de Carlos Solchaga, que ha marcado la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno socialista. Tambi¨¦n se hab¨ªa llegado a convertir en un referente de modernidad para el jefe del Gobierno. De ah¨ª el fuerte impacto pol¨ªtico y personal que el esc¨¢ndalo ha causado en Gonz¨¢lez.Pero Solchaga se desmarc¨® ayer de manera clara de la beautiful people, del mundillo econ¨®mico y financiero que rodean a su antecesor como ministro de Econom¨ªa, Miguel Boyer, y a Rubio. Reconoci¨®, no obstante, su amistad con ambos, matizada ahora: "Mi decepci¨®n hace que mis sentimientos sean m¨¢s confusos". Pero ah¨ª termin¨® la cosa porque neg¨®, a regl¨®n seguido, haber pertenecido a "ese mundo de personas".
M¨¢s all¨¢ de las cuestiones personales, el desmarque de Solchaga tiene un claro significado pol¨ªtico en un momento en que la cultura del pelotazo ha saltado por los aires. Con ello, Solchaga facilita a Gonz¨¢lez su trabajo, sobre todo en el orden interno. Los guerristas siempre han recelado de la beautiful people, con la que han asociado a Solchaga.
Pero el principal reto de Gonz¨¢lez lo tiene en recuperar la credibilidad social, ahora afectada por la mezcla explosiva de paro y corrupci¨®n. La prueba de fuego es el caso Rubio y de su desenlace depende tambi¨¦n el futuro de Solchaga como presidente del grupo parlamentario. Si la culpabilidad de Rubio quedara confirmada, Solchaga tendr¨ªa que pasar por la prueba complicada de convencer que a ¨¦l no le afectan las responsabilidades pol¨ªticas y nadie puede garantizar que no se encuentre con un calvario no muy distinto del que padeci¨® Alfonso Guerra con el caso que implic¨® a su hermano.
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