Llovieron ranas sobre el Nobel
La lluvia obliga a aplazar la septima corrida en la Maestranza de Sevilla
La tormenta que hubo ayer en Sevilla, con gran aparato el¨¦ctrico y lluvia copiosa, oblig¨® a aplazar la s¨¦ptima corrida del abono, en la que estaban anunciados Jos¨¦ Mari Manzanares, C¨¦sar Rinc¨®n y Enrique Ponce, con toros de Joaqu¨ªn N¨²?ez del Cuvillo. A falta de diestros, el protagonista de la tarde fue Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, premio Nobel de Literatura, que, acompa?ado por su mujer, acudi¨® a ver a C¨¦sar Rinc¨®n. El festejo se celebrar¨¢, con el mismo cartel, el pr¨®ximo d¨ªa 22, viernes de feria, a las doce de la ma?ana. La suspensi¨®n se comunic¨® al p¨²blico, que llenaba la plaza, pasadas las siete de la tarde; media hora larga despu¨¦s de la hora se?alada para el comienzo del festejo.
A El coronel no tiene quien le escriba le llov¨ªan ranas del cielo. En Sevilla cay¨® hasta granizo, y un aguacero como nadie recordaba desde la anterior Feria de Abril. "S¨®lo vengo a ver a mi amigo C¨¦sar Rinc¨®n", manifest¨® el escritor Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez ante la Puerta del Pr¨ªncipe de la Maestranza. "Mi estancia aqu¨ª s¨®lo tiene ese motivo. He venido a los toros".El Nobel colombiano acompa?ado por su mujer lleg¨® bien pertrechado a la plaza de toros. Ella, gabardina blanca; ¨¦l, parag¨¹as de mano y sus cl¨¢sicos blazer y pa?uelo al cuello. No necesit¨® comprar un "impermeable de emergencia" que ayer se vendieron tanto o m¨¢s que almohadillas.
Levemente despistados, entraron por una puerta equivocada. Tras varias vacilaciones y ajenos a la nube de periodistas que les segu¨ªan, enfilaron hacia la barrera del tendido 7. En esos momentos no llov¨ªa aunque el albero ya estaba inundado. Justo a las 18.30 empez¨® de nuevo a llover. El matrimonio Garc¨ªa M¨¢rquez se acurrucaba bajo el min¨²sculo parag¨¹as y, aguantaba, con paciencia y buen humor la labor de los fot¨®grafos. "Ya s¨¦ cu¨¢l va a ser la foto de nia?ana", coment¨® con sorna mientras facilitaba la labor de los periodistas incorpor¨¢ndose un poco de su asiento.
Desde Par¨ªs
El escritor hab¨ªa llegado el jueves desde Par¨ªs con ropa de alivio que tuvo que cambiar sobre la marcha en unos almacenes. Todav¨ªa recordaba de su viaje anterior el calor de esta ciudad que suele vivir la misma temperatura sofocante de Cartagena de Indias, uno de sus domicilios colombianos y escenario de El amor en tiempos del c¨®lera.
Ayer por la ma?ana paseaba solo por la ciudad y a una hora todav¨ªa temprana para el aperitivo ya descansaba en el hotel con ¨®rdenes de que no le molestaran. "?Cree que se suspender¨¢ la corrida de esta tarde? coment¨® su mujer en una brev¨ªsima conversaci¨®n telef¨®nica, porque "si es cuesti¨®n de mojarse, nos mojaremos".
Garc¨ªa M¨¢rquez tendr¨¢ que decidir si se queda hasta la ma?ana del pr¨®ximo viernes para ver a su amigo Rinc¨®n.
Babelia
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