Ni militares, ni islamistas
EL VETERANO dirigente socialista argelino Ait Ahmed ha pedido para su pa¨ªs una soluci¨®n pol¨ªtica "sin militares ni islamistas". ?sa ser¨ªa la situaci¨®n ideal para Argelia, y la que cuenta con el apoyo de todos los dem¨®cratas europeos amigos del Magreb, pero tal deseo queda lejos de la realidad. Argelia sigue debati¨¦ndose entre dos alternativas inquietantes: el cuartel y la mezquita. Tan radicalizada es la lucha entre ambas opciones totalitarias y tan elevado el precio en sangre que provoca que el reparto del poder entre ellas parece ser la ¨²nica salida viable.Argelia, en esa f¨®rmula llamada sudanesa, ser¨ªa, pues, un cuartel y una mezquita. Los uniformados controlar¨ªan los principales resortes de la acci¨®n gubernamental: el Ej¨¦rcito, la polic¨ªa, los asuntos exteriores y las finanzas. Los barbudos se quedar¨ªan con lo esencial de la sociedad civil: la sanidad, la educaci¨®n, la cultura, la familia y, por supuesto, la religi¨®n. Es evidente que los dem¨®cratas, los intelectuales y las mujeres ser¨ªan las v¨ªctimas de esta f¨®rmula sudanesa propuesta -con la intenci¨®n de terminar con el cotidiano ba?o de sangre- por algunos de los colaboradores del general y presidente Liamin Zerual.
Zerual se ha inclinado desde el primer momento de su llegada a la presidencia por el di¨¢logo con los islamistas, algo que debe ser aplaudido desde pa¨ªses como Espa?a y Francia, tan directamente interesados, por razones pol¨ªticas, econ¨®micas y geogr¨¢ficas, en el fin de la guerra civil argelina. Su deseo es separar a los sectores pol¨ªticos del FIS -los llamados moderados- de los grupos armados radicales que protagonizan los atentados contra argelinos y extranjeros y los combates con las tropas. Hasta ahora, el presidente ha encontrado un eco escaso a sus ofertas de di¨¢logo. Los islamistas le exigen el gesto previo de la liberaci¨®n de sus principales dirigentes: Abasi Madani y Ali Belhach.
Ello no ha impedido que Zerual acabe de dar un paso importante en la v¨ªa del di¨¢logo. El presidente se ha desembarazado del primer ministro Reda Malek, un partidario de la pol¨ªtica represiva hasta las ¨²ltimas consecuencias, y le ha sustituido al frente del Gobierno por Mokdad Sifi, un tecn¨®crata que comparte la idea de que sin neutralizar con gestos pol¨ªticos al sector moderado del islamismo no puede pacificarse Argelia y, mucho menos, aplicar las sever¨ªsimas medidas de saneamiento econ¨®mico que exige el reci¨¦n negociado acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Zerual ha inclinado as¨ª el fiel de la balanza -al menos provisionalmente- en el sentido de una salida negociada del conflicto.
Los acuerdos con el FMI posibilitan tambi¨¦n una soluci¨®n a otro de los c¨¢nceres de Argelia: la terrible ineficacia generada por tres d¨¦cadas de dirigismo econ¨®mico. La liberalizaci¨®n est¨¢ en marcha desde la devaluaci¨®n, hace apenas unos d¨ªas, del dinar. Argelia sigue despidi¨¦ndose del r¨¦gimen encarnado desde su independencia por el Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN), que con su pol¨ªtica de partido ¨²nico, violaci¨®n de los derechos humanos, primac¨ªa de los militares, destrucci¨®n de la agricuItura e industrializaci¨®n a la sovi¨¦tica, engendr¨® el lodo del que proceden los actuales barrizales.
Espa?a y sus aliados europeos no son enteramente impotentes ante la crisis argelina. Estimular al general Zerual en su voluntad de di¨¢logo constituye una primera obligaci¨®n. Mientras queden dem¨®cratas en Argelia, los Gobiernos europeos deben apoyarles. Como pide Ait Ahmed, los militares tienen que estar en los cuarteles y los islamistas en las mezquitas. Y en el Gobierno, hombres y mujeres elegidos en las urnas y dispuestos a abandonar el poder si pierden.
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