M¨¢s libros que nunca en una fiesta de San Jordi favorecida por el sol
Empez¨® mal el d¨ªa, con el cielo algo encapotado y hasta con lluvia. Fueron tan solo unas gotas, suficiente para que los libreros dirigieran al cielo miradas de preocupaci¨®n. No en vano los 200.000 libros que suelen vender cada a?o por esta fecha suponen un elevado tanto por ciento del total anual. A media ma?ana, sin embargo, los libreros suspiraron con alivio: luci¨® por fin un sol esplendoroso y una multitud abigarrada empez¨® a dirigirse hacia el centro de la ciudad, a cumplir con el ritual de la compra del libro y la rosa. Hab¨ªa este a?o una convocatoria adicional, la de lucir un lazo azul en repulsa del terrorismo, en contra del reciente atentado de ETA contra el Gobierno Militar de Barcelona, pero lo cierto es que no se vieron demasiados lazos.A medida que uno avanzaba hacia las Ramblas se daba cuenta de que la multitud se espesaba, y aumentaba de modo considerable el n¨²mero de puestos de libros y de rosas, mezclados con tenderetes de grupos pol¨ªticos y con bandas de m¨²sica. Enfrente del Liceo, destruido por las llamas el pasado mes de enero, la Coordinadora de Entidades pro Liceo organiz¨® una serie de actuaciones de cantantes de ¨®pera. Ellos y la banda municipal, cuyos penachos de gala se ve¨ªan emerger entre la multitud, pusieron la m¨²sica a la fiesta.
Ante los puestos principales, los lectores hac¨ªan cola para que los autores, h¨¦roes por un d¨ªa, les firmaran los libros. Terenci Moix, como casi siempre, era el que originaba las colas m¨¢s largas. En esta ocasi¨®n firmaba ejemplares del segundo volumen de sus memorias, El beso de Peter Pan, del que ya lleva vendidos cerca de 150.000 ejemplares. Entre los autores en castellano, Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, Javier Mar¨ªas, Rosa Reg¨¢s, Ana Mar¨ªa Moix y Francisco Rabal tambi¨¦n se a?adieron a la fiesta de las firmas y las colas. En catal¨¢n, Quim Monz¨®, favorecido por la publicidad de la censura en TVE, e Isabel-Clara Sim¨®, ganadora del premio San Jordi de novela con La salvatge, estaban entre los m¨¢s solicitados.
Familiar
El pistoletazo de salida de la fiesta lo marc¨®, de hecho, el tradicional desayuno que el presidente Jordi Pujol convoca en el Palau de la Generalitat, que durante esta festividad mantiene una pol¨ªtica de puertas abiertas al p¨²blico. Tras el chocolate con churros oficial viene la conquista de la ciudad. El descenso hacia las Ramblas, la compra de la rosa y el libro; un paseo que este a?o, por el hecho de caer San Jordi en s¨¢bado, ha sido m¨¢s familiar que nunca. Las visitas escolares o las escapadas desde el trabajo cedieron el paso a los grupos de padres con hijos o a parejas enlazadas.Ayer, por cierto, los cerca de cuatro millones de rosas que se han regalado en toda Catalu?a se ofrec¨ªan de las m¨¢s variadas maneras, con pin, con poemas incorporados, con caramelo, con pegatina, con puntos para libro... Los precios, entre las 200 pesetas de las m¨¢s pachuchas hasta las 1.500 de las de lujo.
En cuanto a la fiesta eminentemente literaria, fue en el jard¨ªn secreto del rancio Ateneo Barcelon¨¦s, a un paso de las Ramblas, donde el escritor V¨ªctor Mora pronunci¨® el preg¨®n oficial, un preg¨®n que proclam¨® la fe en el libro en esos tiempos de videojuegos y de ordenadores. En libros, las estrellas del d¨ªa fueron las esperadas: la nueva obra de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Del amor y otros demonios, Azul de Rosa Reg¨¢s, El perqu¨¨ de totplegat de Quim Monz¨®, La salvatge de Isabel-Clara Sim¨®, El pu?o de Dios, de Frederick Forsythe, Acoso de Michael Cricliton, y, en el plano pol¨ªtico, El virrey, de Jos¨¦ Antich.
Fueron 365 puestos de libros, tantos como d¨ªas tiene el a?o, los que salieron a la calle en Barcelona en busca del lector. Algunas librer¨ªas, por miedo a la hu¨ªda masiva del fin de semana, empezaron a aplicar el descuento especial del 10% el mismo viernes, para tentar a los ciudadanos a que se marcharan por lo menos con el libro puesto. Y es que a San Jordi, patr¨®n no reconocido de los libreros del pa¨ªs, hay que cuidarlo mucho y hasta darle facilidades si es necesario.
Babelia
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