"Deber¨ªamos haber sido m¨¢s implacables y m¨¢s r¨¢pidos"
No le importa que el incendio sirva para limpiar el bosque. Pero no quiere que se haga le?a del ¨¢rbol caldo. Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, de 42 a?os, asume una cierta autocr¨ªtica.
Ha sido una de sus semanas m¨¢s duras desde que lleg¨® al palacio de la Moncloa. Y sabe que las pr¨®ximas pueden no ser mejores.
Pregunta. El presidente de la Conferencia Episcopal, El¨ªas Yanes, dec¨ªa hace una semana que no les pon¨ªa a ustedes una penitencia porque antes tendr¨ªan que confesarse.
Respuesta. Me parece una respuesta h¨¢bil, pero en pol¨ªtica no es suficiente el dolor de los pecados. Adem¨¢s hay que resolver los problemas. Hablando no de confesi¨®n pero s¨ª de autocr¨ªtica, lo que hemos de reconocer es que en los ¨²ltimos a?os hemos subestimado la tentaci¨®n que la codicia supone para cualquier persona, y especialmente para quien ocupa un cargo de responsabilidad, y que hemos confiado demasiado en quien no merec¨ªa nuestra confianza ni la de la sociedad. Es verdad que ese error no lo cometimos solos, pero eso no nos consuela.
P. Y ?reconoce, adem¨¢s, que han empezado a reaccionar muy tarde?
R. Creo que en lo tocante a la reacci¨®n del Gobierno ante los casos de corrupci¨®n hay un antes y un despu¨¦s del 6 de junio de 1993. Por esas fechas se hab¨ªa producido una reflexi¨®n en el seno del PSOE sobre el riesgo de que se extendiese un clima de des¨¢nimo y sospecha generalizada. Concurrimos a las elecciones con un programa basado en dos puntos: la lucha contra la crisis y la revitalizaci¨®n de la pol¨ªtica, lo que implicaba, entre otras cosas, una actitud m¨¢s resuelta ante los casos de desviaci¨®n de poder. ?sa es la actitud que mantenemos y que extremaremos.
P. Y ?reconoce que ustedes han obstaculizado en algunos momentos la persecuci¨®n de la corrupci¨®n?
R. Si cualquiera repasa las hemerotecas de los ¨²ltimos diez a?os se encuentra con una cascada de denuncias de corrupci¨®n. M¨¢s de la mitad se han revelado carentes de fundamento. ?Qu¨¦ ha sucedido? Que quiz¨¢s en muchos de nosotros se haya desarrollado una mentalidad defensiva, y eso lo han aprovechado unos pocos culpables para escudarse en muchos inocentes. Se nos puede achacar que en el pasado deber¨ªamos haber sido m¨¢s implacables y m¨¢s r¨¢pidos. Y es posible que sea cierto.
P. ?Y en virtud de qu¨¦ los ciudadanos pueden creer ahora, cuando ustedes reaccionan obligados por las circunstancias, que van a tener la voluntad y libertad de maniobra que no hab¨ªan mostrado hasta esta semana?
R. ?ste no es un asunto de fe. Va a ser, es ya, una cuesti¨®n de realidades. Tanto en el caso Rubio como en el caso Rold¨¢n el Ejecutivo est¨¢ actuando con presteza y con todos. los instrumentos que tiene a su alcance un Gobierno democr¨¢tico. Pero eso no basta. Los ciudadanos necesitan comprobar pronto que la justicia no tiene un doble rasero. Y que, si me apura, la severidad debe ser mayor con quienes se amparan en la confianza p¨²blica para defraudar a la sociedad y adem¨¢s da?an a las instituciones democr¨¢ticas con su comportamiento. Los ciudadanos comprobar¨¢n que para los corruptos no hay impunidad. Las responsabilidades se tienen que depurar con toda la serenidad, pero tambi¨¦n con toda la celeridad y toda la firmeza.
P. ?Qu¨¦ es para usted la responsabilidad pol¨ªtica? ?Reconocer los errores y adquirir el compromiso de tomar medidas eficaces para evitarlos? ?Responsabilidad pol¨ªtica es dimitir?
R. La responsabilidad pol¨ªtica es siempre hacer lo mejor para las instituciones democr¨¢ticas. Desde luego, reconocer los errores; por supuesto, tomar las medidas precisas para que no se repitan. Y en algunos casos, dimitir.
P. ?Y cu¨¢l es ese momento? ?Cuando hay procesamiento, cuando hay sentencia judicial...?
R. No veo por qu¨¦ esperar a que exista una sentencia judicial. Es evidente que se pueden conocer los hechos antes de que sean certificados por el pronunciamiento de un juez. Cuando existe certeza plena de una irregularidad ha llegado el momento de sacar las conclusiones pol¨ªticas.
P. Hay dirigentes del PP que no se han sentido concernidos por las irregularidades de personas de su entorno. Pero ?es comparable el fraude pol¨ªtico y la indignaci¨®n que produce las irregularidades de varios consejeros auton¨®micos y las cometidas por un gobernador del Banco de Espa?a y un director de la Guardia Civil?
R. Las responsabilidades pol¨ªticas se pueden exigir a todo cargo p¨²blico. Ciertamente, la alarma social no es comparable en unos casos y en otros. Tampoco es comparable la repercusi¨®n de la dimisi¨®n de un presidente de Castilla y Le¨®n con la del presidente del Gobierno de Espa?a. Lo que el PP no ha explicado a¨²n es cu¨¢l es la responsabilidad pol¨ªtica de un presidente auton¨®mico cuando uno de sus consejeros, que es el equivalente a un ministro en el Gobierno de la naci¨®n, es procesado por irregularidades econ¨®micas cometidas en el ejercicio de su cargo. ?Por qu¨¦ aplican dos pesos y dos medidas? ?Por qu¨¦ siempre tienen a mano una doble moral?
P. ?No cree que en el plazo de dos meses se pueden ver ustedes pagando colectivamente, electoralmente, las responsabilidades que ahora tratan individualmente de dilucidar?
R. Saldremos de dudas dentro de dos meses y creo que lo que suceda entonces depender¨¢ en buena medida de que los ciudadanos comprueben que hay algo m¨¢s que palabras. Y le aseguro que contra la corrupci¨®n los ciudadanos van a ver en el Gobierno m¨¢s que palabras.
P. Si quien hace la limpieza son los jueces, ?d¨®nde est¨¢ su m¨¦rito como socialistas? ?No se supone que ustedes deber¨ªan hacer lo obvio y algo m¨¢s?
R. Un Estado democr¨¢tico se apoya sobre tres poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Hablando de corrupci¨®n, todos ellos tienen el mismo fin, pero desempe?an papeles distintos. Lo malo es cuando dos poderes se inhiben, est¨¢n bajo sospecha y toda la iniciativa recae en el poder judicial. Es algo que ha sucedido en alg¨²n pa¨ªs cercano. Aqu¨ª, en Espa?a, cada cual debe estar a la altura de su papel. Y nosotros vamos a estarlo.
P. Pero eso es lo obvio. Es el funcionamiento propio de las instituciones democr¨¢ticas.
R. Lo que el Gobierno no puede ni debe hacer es suplantar a los jueces.
P. Si un juez procesa a Mariano Rubio, ?entender¨ªan que de eso se puede derivar una responsabilidad pol¨ªtica?
R. Ese momento no ha llegado todav¨ªa.
P. Hablando de jueces. ?C¨®mo se sienten ustedes cuando los adalides de la lucha contra la corrupci¨®n, Baltasar Garz¨®n y P¨¦rez Mari?o, anuncian que est¨¢n dispuestos a votar con el PP para esclarecer las responsabilidades pol¨ªticas en el caso Filesa?
R. La resoluci¨®n que fue aprobada refleja la postura de todo el Grupo Parlamentario Socialista, y a su redacci¨®n contribuyeron Baltasar Garz¨®n, P¨¦rez Mari?o y otros muchos diputados socialistas.
P. ?Felipe Gonz¨¢lez no se ha planteado dimitir por que no encuentra motivos o por miedo a las consecuencias de su dimisi¨®n?
R. Justamente su actitud de la de asumir la principal responsabilidad pol¨ªtica: hacer frente a la situaci¨®n, encarar sus compromisos del 6 de junio. Todo lo contrario de la irresponsabilidad pol¨ªtica que supondr¨ªa quitarse de en medio. Por otra parte, esta idea de responsabilidad pol¨ªtica que ha expuesto Felipe Gonz¨¢lez la comparte una mayor¨ªa de ciudadanos, seg¨²n se deduce de las encuestas que ustedes mismos han publicado.
P. Seg¨²n esa encuesta, la mayor¨ªa no conf¨ªa en que ustedes pasen de los compromisos a los hechos.
R. Efectivamente, ¨¦se es el problema. Y la soluci¨®n es pasar a los hechos. Y los hechos son: prevenir, aumentar los controles; investigar al primer indicio y sin l¨ªmites; sancionar con severidad. Y eso es lo que los ciudadanos van a ver.
P. Con la filtraci¨®n de las irregularidades de Mariano Rubio, ?alg¨²n personaje que ha sido poderoso y que hoy se ve en un calvario les est¨¢ avisando de que est¨¢ dispuesto a morir matando?
R. Aqu¨ª lo que interesa es saber si ha habido o no irregularidades en la conducta del ex gobernador del Banco de Espa?a. El resto son especulaciones.
P. Ustedes parecen confiar en una cierta recuperaci¨®n de la econom¨ªa. Pero el Fondo Monetario Internacional acaba de indicar que esa recuperaci¨®n probablemente no vaya acompa?a de una significativa reducci¨®n del paro.
R. El FMI coincide con el Gobierno y con la mayor¨ªa de los analistas econ¨®micos en que se est¨¢ iniciando la recuperaci¨®n. Con quienes no coincide es con quienes le escriben los discursos y las r¨¦plicas a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Nuestro pa¨ªs, seg¨²n el FMI, ha tenido tradicionalmente dificultad en traducir el crecimiento econ¨®mico en creaci¨®n de empleo, en gran medida por la rigidez del mercado de trabajo. Justamente para eliminar ese obst¨¢culo hemos puesto en marcha la reforma laboral, que est¨¢ dando sus primeros frutos en lo que se refiere a las nuevas modalidades de contrataci¨®n. Esto es algo que no figura a¨²n en las previsiones del FMI en materia de empleo. Por ello creemos que los resultados econ¨®micos se acercar¨¢n a los que predice el FMI, y los resultados de empleo ser¨¢n mejores que los vaticinados.
P. ?El debate sobre el estado de la naci¨®n ha aumentado el valor del apoyo de CiU, pero tambi¨¦n la dependencia del Gobierno?
R. El debate ha reflejado bien que la mayor¨ªa parlamentaria tiene solidez. Lo han demostrado las votaciones, y si me permite decirlo, la irritaci¨®n del Partido Popular. Pero en esto creo que el PP juega con fuego. No tienen reparos en fomentar el agravio comparativo entre comunidades aut¨®nomas si creen que eso pone en apuros al Gobierno.
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