Entre el temor y la nostalgia
?Qui¨¦n podr¨ªa suponer que despu¨¦s de la l¨¢nguida conmemoraci¨®n del 250 aniversario iba a resurgir con nuevos br¨ªos el m¨ªtico 68? Dec¨ªamos que ya era historia, que era un asunto viejo, que afectaba menos y de lejos. Sin embargo, siempre que os estudiantes se echaban a la calle volv¨ªa la sombra del 68. Y en estos d¨ªas el escenario es tan parecido, y sin embargo tan sustancialmente distinto, que muchos de los que hasta ahora ve¨ªan el 68 con temor empiezan a recordarlo con m¨¢s nostalgia de la que hubieran podido imaginar. El Mayo franc¨¦s es historia, no hay duda, pero no una historia caduca. Las manifestaciones de estudiantes de marzo del 94 han resucitado, como un viejo resorte, las im¨¢genes del m¨ªtico Mayo.Mitterrand, Chirac, Giscard, Rocard... contin¨²an ah¨ª, en la escena pol¨ªtica, como entonces, las mismas caras, aunque ahora con canas y arrugas y en sillones distintos. Falta Pompidou. El 20? aniversario de su muerte ha servido para devolverle un poco a la vida, con art¨ªculos, reportajes, editoriales y, sobre todo, con libros. Y lo tenemos tambi¨¦n en la figura de Balladur. ?Tan parecidos! Balladur vivi¨® el 68 a los pechos de Pompidou. Aprendi¨® con ¨¦l. El 68 le marc¨® tanto que escribi¨® un libro novelado sobre aquellos sucesos, que ¨¦l vivi¨® a trav¨¦s de las negociaciones de Grenelle: El ¨¢rbol de mayo.Qu¨¦ pensar¨¢ hoy Balladur de aquel libro suyo de juventud? Qu¨¦ pensar¨¢ hoy del 68?
El recuerdo est¨¢ justificado: es f¨¢cil, estudiantes en la calle, y la inercia nos lleva a mayo, directamente. Es una reacci¨®n inevitable, al menos para nuestra generaci¨®n. Pero, ?y la nostalgia? ?Por qu¨¦ la nostalgia? No la nostalgia de los que vivieron los sucesos con 20 a?os o con m¨¢s. ?Qui¨¦n no quiere volver a ser joven! Esa nostalgia vivir¨¢ mientras ellos vivan. Es otra cosa. Es la nostalgia de quienes ahora ven el m¨ªtico Mayo del 68 con cierta envidia retrospectiva. ?Qui¨¦n estuviera en aquel mayo y no en este que nos viene! As¨ª, las interpretaciones de los sucesos del 68 que se hacen en la actualidad son m¨¢s benevolentes, m¨¢s comprensivas y matizadas. No fue tan malo como nos pareci¨® entonces, vienen a decir hoy. En un editorial reciente de Le Nouvel Observateur se dice del 68 que fue "una revuelta espectacular, generosa y, en definitiva, pac¨ªfica. (...) El 68 estableci¨® el programa de los 20 a?os siguientes". Es exactamente lo que yo intent¨¦ decir en el t¨ªtulo de mi libro Mayo del 68 veinte a?os antes, que por querer decir demasiado fue incomprensible para la mayor¨ªa. Ahora las cosas son distintas y lo que entonces pod¨ªa parecer un galimat¨ªas tal vez ya no lo sea. Algunas veces el paso del tiempo es como un velo que va cayendo y deja ver las cosas con mayor claridad.
El caso es que hoy los franceses en general vuelven la mirada al 68 con envidia. En el 68 hab¨ªa confianza en la acci¨®n colectiva, hab¨ªa posibilidades de cambio, hab¨ªa salida. Los j¨®venes estudiantes rechazaban la sociedad industrial, pero ped¨ªan empleo al mismo tiempo. Si se salvaba esa contradicci¨®n, como dec¨ªa Aron, se despejaba el camino de la modernizaci¨®n de pa¨ªs. Y as¨ª sucedi¨®. Los estudiantes rechazaban el sistema porque no quer¨ªan desaparecer ¨¦l, quer¨ªan ser protagonistas quer¨ªan empleo. Hubo soluci¨®n. Hoy, la situaci¨®n es muy distinta. Los estudiantes salen a calle porque se sienten marginados del sistema, porque tienen miedo a no conseguir empleo. No hay futuro, dicen, y piden empleo. No ponen en cuesti¨®n al sistema, es el sistema el que les pone en entredicho a ellos. Tienen miedo a quedarse fuera, y protestan. En mayo del 68 hab¨ªa esperanza, en mayo el 94 no es f¨¢cil vislumbrar d¨®nde est¨¢ la soluci¨®n.
Por eso, existe el temor de que el 94 pueda llegar a ser peor que el 68. Porque es peor el punto de partida y porque son menos claras, m¨¢s sombr¨ªas, las expectativas. Alain Touraine dice que m¨¢s all¨¢ de las protestas de los j¨®venes lo que est¨¢ a punto de estallar es el modelo de desarrollo occidental. Y algo de eso hay en la situaci¨®n actual. La sociedad, francesa y espa?ola, tanto da, no parece estar en condiciones de ofrecer un proyecto en el que quepan todos sus miembros, en el que quepan los j¨®venes. Por eso los estudiantes han logrado una f¨¢cil victoria sobre el Gobierno de Balladur, pero, ?se van a resolver los problemas de fondo con la retirada del famoso CIP? Me temo que no. Porque no es un problema que se pueda resolver con un decreto o con otro; porque no estamos ante un problema pol¨ªtico a corto plazo, aunque los ¨¦xitos y los fracasos de los gobiernos se puedan utilizar siempre en el debate electoral. Tener 20 a?os con Balladur no es ciertamente prometedor, como se ha apresurado a se?alar la izquierda en Francia, tratando de sacar provecho de las dificultades actuales del Gobierno conservador. Pero es m¨¢s o menos lo mismo que tener 20 a?os con Gonz¨¢lez o con Major. Por eso se puede llegar a sentir nostalgia del 68. Porque entonces el problema estaba en otro sitio y no en el centro mismo del sistema.
Antonio S¨¢enz de Miera es presidente de la Fundaci¨®n Universidad Empresa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.