Jalabert se lleva el gato al agua
El franc¨¦s del ONCE rompi¨® la tiran¨ªa italiana en las llegadas masivas
Baffi, no se agobi¨® y entr¨® con todas sus fuerzas. "Hay que ser paciente", dijo Jalabert y le gan¨®. Una etapa calurosa con un buen nivel t¨¢ctico termin¨® en un elogio del trabajo en equipo y de la inteligencia. La tiran¨ªa italiana en las llegadas masivas se vio rota. por la irrupci¨®n del franc¨¦s mimado. Y sin accidentes.El nivel t¨¢ctico lo puso el TVM con un impresionante despliegue de fuerzas en los ¨²ltimos kil¨®metros. Historia de cansar a los dem¨¢s y de que cuando su joya r¨¢pida, el dan¨¦s Skibby, saliera como una flecha en el ¨²ltimo kil¨®metro nadie pudiera seguirle. No contaban con el miedo.
.Rominger hab¨ªa sufrido el d¨ªa anterior un pinchazo en el ¨²ltimo kil¨®metro y las pas¨® canutas hasta que estuvo seguro de que no ser¨ªa penalizado aunque llegara descolgado. Ayer tem¨ªa a los pinchazos y al callejeo cacere?o. As¨ª que ni corto ni perezoso se puso el primero. Y todo el pelot¨®n en fila india. Nerviosos, los ONCE para arriba se lanzaron -comandados por su l¨ªder, Z¨¹lle-, nerviosos, adelante se fueron los Banesto, con Marino intentando escaparse. Todo el trabajo de los equipos de sprinters, al garete. Y el ONCE que aprovech¨® y lanz¨® a Jalabert.
Inteligencia la de Jalabert. Se sab¨ªa muy bien la llegada, la cuesta enga?osa que llevaba a meta. La cuesta que enga?¨® a Edo, que sali¨® demasiado pronto, salida que hizo picar a Baffi; la cuesta que le hizo ganar a Jalabert, que se puso a rueda del italiano para superarle en su desfondamiento. "Hay que tener paciencia", repiti¨® Jalabert.
Rominger ha cambiado. Anta?o hura?o y recluido -no sal¨ªa de su roulotte en la hora previa a la partida-, ahora parece una estrella de cine. Le encanta que le vean sonriente, firmando aut¨®grafos y haci¨¦ndose fotos. Se le ve muy seguro de s¨ª mismo.
"Puede que est¨¦ un poco autosuficiente y eso que le funciona perfectamente la cabeza", dice Javier M¨ªnguez, director del Banesto. "Pero es porque puede, es normal. Pero que tenga cuidado. El sentirse crecido es tan malo como tener dudas. Cuando se tiene exceso de confianza, ¨¦sta se convierte en uno de sus enemigos. Eso es, por lo menos, una de nuestras esperanzas. ?Las otras?, las otras son inconfesables".
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