Tristezas y alegr¨ªas
Tras una especie de oraci¨®n con aires did¨¢cticos que fueron los discursos del D¨ªa Internacional de la Danza (especialmente la lecci¨®n de "qui¨¦nes somos, hac¨ªa d¨®nde vamos, por qu¨¦ existimos", de Pastora Martos), en l¨ªneas generales blandos y sin alusi¨®n reivindicativa alguna (?oh, milagro, ya no hay nada de qu¨¦ lamentarse" comenzaron los bailes, en general hechos con entusiasmo y entrega, aunque de desigual fortuna esc¨¦nica, lo que es normal en estos casos en los que se elabora un programa m¨¢s conmemorativo que coherente.Interesante la segunda pieza en negro de Montse S¨¢nchez y Ram¨®n Baeza, donde est¨¢ bien calculada la fusi¨®n estil¨ªstica y la atm¨®sfera moderna. Tambi¨¦n fue un acierto gentil la danza personal que ofreci¨® Gloria Mandelik inspirada en la India: nos hace recordar que el mundo es ancho y ajeno, y la danza antigua, universal, variada por naturaleza: no somos el ombligo de nada, y en baile, menos.
Gala D¨ªa Internacional de la Danza
Participantes: Gloria Mandelik;Gloria Garc¨ªa; Emma L¨®pez y Goyo Montero; Mar¨ªa Jos¨¦ Ribot; Real Escuela Profesional de Danza; Montse S¨¢nchez y Ram¨®n Baeza; Ana Mart¨ªn, M¨®nica Fern¨¢ndez y Luz San Miguel; Paloma Tar¨ªn; Miguel ?ngel y Rosa Amor; Miguel ?ngel Berna; Ballet de Rafael Aguilar. Teatro Alb¨¦niz. Madrid. 28 de abril.
Fiebres
La fiebre de creerse core¨®grafo a toda costa hace estragos por doquier. Ser un bailar¨ªn solvente no establece a priori el talento coreogr¨¢fico -creativo-, que es otra cosa muy distinta y compleja. Se dileta con los pasos, con el canon, con la expresividad forzada y superficial: hay demasiados malos ejemplos en derredor que gozan de predicamento y ¨¦xito. Habr¨ªa que limpiar el g¨¦nero -los g¨¦neros- de esta mala orientaci¨®n que puede frustrar carreras honestas.El ballet cl¨¢sico en Espa?a est¨¢ hoy muerto y enterrado. ?sa es la dura, trist¨ªsima y cruda verdad. Los verdugos y sepultureros tienen nombres y apellidos, lamentablemente. Por mucho esfuerzo individual que hagan artistas, por mucho tes¨®n que inviertan maestros y ensayadores de nada vale.
El poder no quiere saber nada de los tut¨²s (los niega con sorda pasi¨®n), por absurdo que parezca, y en el discurso de apertura no hubo ni una sola alusi¨®n a ello. Da que pensar, y mucho. Como dice la venerable Mar¨ªa de ?vila, en el siglo XXI el ballet volver¨¢. ?Claro que volver¨¢!: lo ¨²nico realmente eterno es el arte verdadero.
En la ¨²ltima planta del Alb¨¦niz, un remanso de paz en los intermedios, con la breve pero sentida muestra de acuarelas de Dolores Balsalobre (Jumilla, 1948), que con su sencillez se inscriben en esa tradici¨®n de atrapar el movimiento (Clar¨¢, Lancelot, Molohom): es una figuraci¨®n inspirada, que casi baila: otra vez cisnes cl¨¢sicos. ?Sue?o o pesadilla?
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