Jalabert se aprovecha del miedo

Dec¨ªa Manolo Saiz: "No, no trabajaremos para que Jalabert gane ninguna etapa. De qu¨¦ nos iba a valer. No se va a poner de l¨ªder". Desde entonces, el martes por la ma?ana, hasta ayer, el franc¨¦s del ONCE ha logrado tres triunfos parciales. No se ha puesto de l¨ªder, pero que le quiten lo bailado. Seguridad en sus fuerzas, confianza y ambici¨®n mostr¨® Jalabert. Salt¨® de lejos, cuando a¨²n pod¨ªa ser remontado, pero aguant¨®. Su victoria fue el fin de una semana inglesa en la que la Vuelta se ha dedicado a entrar en calor. El tomate empieza hoy.Las teor¨ªas de Juan Fern¨¢ndez son eso, teor¨ªas, hasta que no se demuestre lo contrario. Tira el director del Mapei y de Rominger de que la diferencia de desarrollos entre llano y monta?a y la irrupci¨®n s¨²bita de Sierra Nevada en la sexta etapa pueden hacer mucho da?o. Es como aquello de no corras que es peor, o poner la venda antes de la herida. El t¨¦cnico granadino se desenvuelve a la mil maravilla en los terrenos de hablar y no decir nada. Mientras no me cueste una pedalada de m¨¢s mantener el liderato, no veo por qu¨¦ hab¨ªa de quejarme por llevarlo", dice. Y los dem¨¢s pensando que quer¨ªa regalarlo. Eso era antes. Que con Sierra Nevada la Vuelta entra en harina. Y Tony Rominger "?Jop¨¦! c¨®mo va", dice M¨ªnguez. "Parece que est¨¢ subido en una moto, que aprieta el pu?o, mete gas y pone a todos en fila de a uno cuando quiere". Se ver¨¢ obligado a decir que lo que ha hecho hasta ahora no eran fuegos artificiales; que va en serio; que va a ganar la Vuelta, su tercera Vuelta consecutiva, sin dar opci¨®n. ?"Qu¨¦ quieres, que nos retiremos?", vuelve a decir M¨ªnguez. Y se calla. Y piensa en unas cuantas trampas. Y estrategias dial¨¦cticas. Siembra las dudas, dice el dicho.

Es el primer final en alto -un puerto largo, como el Sestriere por el lado italiano, 30 kil¨®metros, con unos cuantos fuertes al principio, relajaci¨®n en el centro y m¨¢s verticalidad al final- y los deseos se hacen p¨²blicos: Oliverio Rinc¨®n ganar¨¢. Y no deja de tener miga la historia. Se trata de crear disensiones. Son los deseos.

Resulta que Oliverio Rinc¨®n corre en el ONCE, el equipo de Alex Z¨¹lle. Y que este joven suizo es el l¨ªder declarado de Manolo Saiz. Y dice Z¨¹lle: "Es una gran ventaja contar con Oliverio en mi equipo. "?l me subir¨¢, trabajara para m¨ª, no me dejar¨¢ tirado, y cuando al final mire a los ojos de los que me acompa?an en el grupo selecto y lea que est¨¢n cansados y que no pueden m¨¢s, y cuando sienta a Rominger, que ir¨¢ delante, marcando el ritmo, y cuando vea a Rominger cansado, entonces cambiar¨¦ de marcha, dar¨¦ m¨¢s velocidad a mi pedaleo y me largar¨¦. Y pies para qu¨¦ os quiero. Y espero que sea as¨ª. Y, si no, llegar con todos". Y dice el escalador colombiano, antiguo empleado de M¨ªnguez: "Yo har¨¦ trabajo de equipo, pero si veo que tengo opci¨®n de victoria intentar¨¦ ganar. Porque me han dado carta blanca y me han dicho que si me veo fuerte que tire para adelante. Pero trabajar¨¦ en equipo". Y esas contradicciones son los deseos de los rivales. En el fondo se trata de lograr que el trabajo de uno sea negativo para los que le pagan y pueda ser aprovechado por los rivales. Que el ciclismo es un deporte individual, pero trabajado en equipo y decidido tanto por las piernas que mueven los pedales como por los cerebros que manejan el volante.

Pero llega Manolo S¨¢iz y te dice mira c¨®mo tiemblo; que soy perro viejo; que aunque gane Oliverio y se quede mi l¨ªder por detr¨¢s; que aunque Z¨¹lle no aguante, no pasa nada; que yo ya he ganado una Vuelta saliendo con Marino Lejarreta como l¨ªder y sac¨¢ndome a otro de la manga; que yo ya he ganado con Melcior Mauri.

"Por un lado est¨¢ bien, que Oliverio siembre la duda, que no sepan a qu¨¦ carta quedarse; pero por otro est¨¢ peor, que el ONCE cuente con dos bazas para la victoria", dice, m¨¢s sereno Ech¨¢varri. Y eso sin contar con Rominger, que parece que al suizo veterano hay que echarle de comer aparte. Aunque no desde?a Ech¨¢varri lo que la Vuelta supone de trabajo previo. Lo que supone de lograr desgastar al suizo inoxidable, de conseguir que sude para ganar su tercera Vuelta, y de obtener un gran bot¨ªn, que Rominger empiece a perder el Tour en las carreteras espa?olas. Hoy ser¨¢, en cualquier caso, una primera piedra de toque m¨¢s cercana. Sin comparaci¨®n con lo que all¨ª suceder¨¢, claro. Sin Indur¨¢in.

Idealismos aparte, en el Banesto, el equipo de Delgado, Montoya y Mauri, hay precauci¨®n. "Claro que tenemos muchas piezas para intercambiar", dicen en su cuartel. "Tenemos cuatro o cinco alfiles que podemos cambiar por unas cuantas torres, pero lo malo ser¨ªa cambiarlos por peones, o que al final uno de nuestros alfiles sea rey".