La d¨¦cima parte del belio
Algunas cosas se cuantifican mejor que otras. El dinero, por ejemplo, est¨¢ dividido en unidades que entiende hasta un ni?o. De manera que cuando te dan un cr¨¦dito hipotecario es muy f¨¢cil saber por cuantos a?os te ahorcas y qu¨¦ intereses tienes que pagar para que el banco se haga grande y produzca, al juntarse con otro, m¨¢s ruido que dos dinosaurios haciendo el amor en un colch¨®n de muelles. Quiero decir que todo el mundo sabe lo que es una peseta, pero la mayor¨ªa ignora lo que es un decibelio. Por eso, cuando te preguntan cu¨¢nto dinero debes, contestas en seguida: -Ocho millones, al 16%.
Pero si te preguntan cu¨¢nto ruido tienes en casa, has de juntar los dedos y decir "as¨ª", como hac¨ªa Rold¨¢n cuando trataba de cuantificar la basura que ten¨ªa en la suya. La basura, como el ruido, es muy dif¨ªcil de medir; de hecho, carece de unidad de medida. Por eso el ex director del Cuerpo tuvo que recurrir al gesto para explicar que se ahogaba en basura. A veces, la basura se expresa en toneladas, pero no arroja datos significativos. En un tal¨®n bancario o en un simple documento de transferencia, que pesan menos que un gramo de hero¨ªna, puede haber m¨¢s mierda, con perd¨®n, que en FOCSA.
El ruido, sin embargo, s¨ª tiene una unidad de medida que usamos mucho, aunque no conocemos sus secretos. Me refiero al decibelio, claro, que, como su nombre indica, es la d¨¦cima parte del belio. Ahora ha salido, o est¨¢ a punto de salir, una ordenanza municipal que limita el n¨²mero de decibelios que puede escupir una alarma por s¨ª sola: 85, o sea, ocho belios y medio, m¨¢s o menos. Ocho belios los aguanta cualquiera. Adem¨¢s, no podr¨¢n esparcir toda esa basura ac¨²stica seguida, sino en intervalos de un minuto, con par¨¦ntesis silenciosos de entre 30 y 60 segundos. Todo esto nos lo explicaba el martes pasado, en estas mismas p¨¢ginas, Federico Sim¨®n, de manera que la noticia est¨¢ al alcance de cualquiera.
A m¨ª lo que me interesa es explicarles en qu¨¦ consiste un belio, para que sepan los que tienen y no les pase lo que a Rold¨¢n con la basura, que lo ¨²nico que sabe, ya digo, es que le llega al cuello. Un belio es, justamente, la m¨ªnima diferencia perceptible por el o¨ªdo entre dos sonidos de distinta intensidad. Entre el suspiro de su amante de usted y el de su marido, por poner un ejemplo r¨¢pido, puede que haya f¨¢cilmente un belio, lo que es mucho si lo divide por 10. O sea, que, seg¨²n eso, para saber el n¨²mero de belios que circulan por su casa no tiene usted m¨¢s que contar las diferencias m¨ªnimas perceptibles entre el sonido de la nevera y el de la lavadora, o el del autob¨²s y el cami¨®n de la basura y sumarlas. Qu¨¦ f¨¢cil, ?no?
Pues no, no es f¨¢cil, porque la definici¨®n de belio habla del o¨ªdo humano, pero no dice a qu¨¦ o¨ªdo en concreto se refiere. Por ejemplo, para el de Jos¨¦ Mar¨ªa RavetIlat, directivo de Fichet, ocho belios y medio son insuficientes para denunciar un robo. Para ¨¦l, todo lo que baje de los 11 belios es una especie de susurro. O sea, que el belio tiene un componente subjetivo muy dif¨ªcil de cuantificar. De hecho, no se mide con el o¨ªdo, sino con un aparatito, lo que no deja de ser una contradicci¨®n, porque si el belio es la diferencia m¨ªnima capaz de ser captada por el o¨ªdo entre dos ruidos, deber¨ªa ser el o¨ªdo el que la midiera. O sea, que la ac¨²stica, que es esa parte de la f¨ªsica que se ocupa de los sonidos, est¨¢ en mantillas. Y, si no, que se pongan varios usuarios de un banco a escuchar la alarma que se dispara por la noche, a ver si se ponen de acuerdo en el n¨²mero de belios como en el n¨²mero de pesetas que le deben a ese banco. Seguro que no.
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