Sopor¨ªfera
Cuidado con la familia Blue
Director: Herbert Ross. Int¨¦rpretes: Kathleen Turner, Dennis Quaid, Fiona Shaw, Stanley Tucci. EE UU. 1993. Estreno en Madrid: cines Real Cinema, Proyecciones, D¨²plex, Bogart, Parquesur.
"Le odio. ?Cu¨¢nto le odio!", exclama el poli negro que sigue, a lo largo y ancho del filme, a Jefferson Blue, de profesi¨®n padre de familia, ex agente del FBI y de la CIA y decididamente uno de los personajes m¨¢s insoportables de cuantos hayan pisado las ficciones americanas en los ¨²ltimos cincuenta o sesenta a?os, serio aspirante a suceder a Abbott o Costello, a Bob Hope, a Bing Crosby, a Shirley Temple, t¨¢chese lo que no proceda, y por citar s¨®lo a algunas de las habituales pesadillas de quien firma estas l¨ªneas.Le odio, cu¨¢nto le odio, debe reconocer el espectador m¨ªnimamente avisado ante el despliegue histri¨®nico de Dennis Quaid. Despliegue vacuo, adem¨¢s, puesto que est¨¢ en funci¨®n de nada: Cuidado con la familia Blue es, como tantas otras pel¨ªculas comerciales norteamericanas contempor¨¢neas, una peripecia construida con media idea, y encima mal desarrollada. El filme es u n claro signo de los tiempos.
La media idea de este filme es hacer que un matrimonio reciente -Quald + Turner- y al principio excedente del servicio secreto vaya a todas partes, misiones incluidas, con su beb¨¦ de pocos meses, con el fin de provocar situaciones jocosas y sorprendentes.
Intrascendente
Pero: a) el gui¨®n no da para otra cosa que para acumular sempiternamente los mismos gags.- la pareja de polis -uno bobo, el otro m¨¢s- que sigue, no se sabe bien por qu¨¦, a los Quaid y a la que deben dar esquinazo, mientras que Muerte, un hampon-hell Angel que intenta infructuosamente matar a Quaid sin que lo logre, para desesperaci¨®n del respetable, ser¨¢ el habitual objeto de las bromas macabras de los ya de por s¨ª macabros Quaid and wife.
b) nadie parece tomarse m¨ªninamente en serio una historia de espionaje y agentes secretos checoslovacos (?anda ya!) ex rojos, tan absolutamente vol¨¢til e intrascendente, de modo que el veterano Herbert Ross, que nunca fue gran cosa pero que al menos despuntaba en sus tiempos en musicales que resultaron ser hasta curiosos, no le queda otra tarea por cumplir que enganchar un plano con otro, cash y a otra cosa.
Parodia de grueso calibre que seguramente hizo palidecer de envidia a Mel Brooks, pongamos por caso -Brooks es mucho, mucho m¨¢s cuidadoso con las suyas-, Cuidado con la familia Blues ha resultado ser uno de los mayores fracasos de taquilla de la temporada en los Estados Unidos.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, hay que reconocer al sutil p¨²blico ultraoce¨¢nico su buen gusto. Aunque tambi¨¦n haya que convenir que se lo dejaron f¨¢cil, muy f¨¢cil.
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