Vicente Barrera, por la puerta del Pr¨ªncipe

Torrealta / Conde, Rivera, Barrera

Novillos de Torrealta, desiguales de presentaci¨®n, blandos y muy nobles; 1? y 4?, impresentables; ¨¦ste, adem¨¢s, inv¨¢lido; destacaron 3? y 6?.

Javier Conde: estocada (vuelta); bajonazo (silencio). Francisco Rivera Ord¨®?ez: media (ovaci¨®n); media perpendicular y descabello (ovaci¨®n). Vicente Barrera: estocada (oreja); estocada tendida (dos orejas); sali¨® a hombros por la puerta del Pr¨ªncipe. Plaza de la Maestranza, 2 de mayo. Dos tercios de entrada.

El novillero valenciano Vicente Barrera debut¨® en la Maestranza y sali¨® por la puerta del Pr¨ªncipe. Sevilla se entreg¨® a. su personalidad, a su quietud, y a su sentido del toreo. Cansada de toreros vulgares, la afici¨®n vibr¨® con este valenciano, ya mayorcito, recio y serio, que aprovech¨® la oportunidad hist¨®rica que le brind¨® un extraordinario novillo de Torrealta. A¨²n debe estar embistiendo ese animal, de nombre Corsario, cuya calidad no fue suficientemente reconocida.Barrera lo recibi¨® con la muleta con pases por alto, inm¨®vil, con las zapatillas atornilladas en el albero; prosigui¨® con derechazos en los que sobresali¨® la boyant¨ªa del animal, y se cambi¨® la muleta de mano. Por naturales puso en pie a los tendidos. Despaciosamente, con excelsa torer¨ªa, sin aspavientos, pero, tambi¨¦n, sin frialdad, embarc¨® la embestida en una serie larga, sentida y templada que cerr¨® con un obligado de pecho, cuando la plaza entera rompi¨® en una ovaci¨®n atronadora. Baj¨® de tono la faena con la derecha, y la cerr¨® con un cambio de mano prodigioso. Cuando el toro cay¨® de una estocada tendida, le concedieron las dos orejas, lo subieron a hombros, lo sacaron as¨ª por la deseada puerta del Pr¨ªncipe, y el propio torero, fuera ya de la plaza, volv¨ªa la mirada para convencerse de que no estaba viviendo un sue?o.

Hab¨ªa cortado una oreja a su primero, que tambi¨¦n era de dos. Anunci¨®, entonces, su personal toreo, pero no dio el paso necesario. Lo hizo bonito, pero no encandil¨® a nadie. Mat¨® bien y consigui¨® un trofeo en tono menor. Con el capote, no sabe, no contesta. Y, en su defecto, dio la impresi¨®n de que manda poco a los toros; acompa?a muy bien y el cuadro resultante es de una est¨¦tica impresionante. Sin duda, es un torero diferente; pero tan est¨¦tico como est¨¢tico. Cuando el toro no le acompa?e, puede resultar extremadamente fr¨ªo. Pero, con defecto incluido, Vicente Barrera impact¨® a la Maestranza y ¨¦sta le concedi¨® su galard¨®n m¨¢s preciado.

A Francisco Rivera Ord¨®?ez, que tambi¨¦n debutaba en Sevilla, se le fueron de vac¨ªo dos novillos de triunfo, pero el chaval evidenci¨® que quiere ser torero, lo cual no es poco en los tiempos que corren. Muy decidido toda la tarde, embebi¨® en la muleta a su primero en derechazos largos y templados, aunque el animal se apag¨® y el novillero se desanim¨®. No se entendi¨® con el quinto, el ¨²nico que plante¨® algunas dificultades. Se entreg¨® el novillero a la hora de matar y result¨® prendido sin consecuencias.

Javier Conde tuvo un primer novillo para triunfar y un inv¨¢lido para confirmar. No consigui¨® ni lo uno ni lo otro. Realiz¨® un toreo de filigrana, pinturero y superficial. Tambi¨¦n acompa?¨® mucho y mand¨® poco. Se pone bien y se coloca mal. Su actuaci¨®n en conjunto fue anodina.