Rominger mata la emoci¨®n
El ciclista suizo env¨ªa a sus rivales a m¨¢s de cuatro minutos tras la contrarreloj
Imag¨ªnense una general as¨ª: Zarrabeitia con 10 segundos sobre Z¨¹lle y 37 sobre Delgado. Qu¨¦ gran Vuelta, se dir¨ªa. Frot¨¢ndose las manos estar¨ªa la gente ante la perspectiva de grandes y ¨¦picas batallas en los Pirineos y en los Lagos de Covadonga. J¨®venes contra viejos y renovaci¨®n, se titular¨ªa. Pero la malvada c¨¢mara entonces abrir¨ªa plano unos cuantos cent¨ªmetros y se ver¨ªa la realidad: por delante de todos ellos estar¨ªa un tal Rominger, con m¨¢s de cuatro minutos sobre el segundo. Cruda realidad. La Vuelta, no lo quieran los dioses, parece condenada a una lucha de tuertos por la segunda plaza. Demasiado cient¨ªfico para el deporte m¨¢s imprevisible. Es como el Mundial de f¨®rmula 1 de otros a?os: tal era la superioridad de unos motores sobre otros que no se vislumbraba m¨¢s que aburrimiento. Cada carrera era simplemente la confirmaci¨®n de los entrenamientos. Rominger ha matado la emoci¨®n. La contrarreloj de Benidorm ha sido la de la confirmaci¨®n. "Es un hecho cierto", dec¨ªa un experto. "Rominger est¨¢ por en cima de los dem¨¢s. Su fuerza es cuantificable y sabemos que sacar¨¢ unos dos segundos por kil¨®metro a Z¨¹lle, si ¨¦ste est¨¢ su me jor nivel, y tres o cuatro a los de m¨¢s". Un par de excepcines: Mauri, espl¨¦ndido, disputando a fondo, se entrometi¨®, y Z¨¹lle no est¨¢ a su mejor nivel. "Tenemos esperanzas de que en Sierra Nevada Z¨¹lle haya pasado su d¨ªa malo", dec¨ªa su director, Manolo S¨¢iz. Otro m¨¢s que sumar. Las esperanzas pierden argumentos. El veterano sigue progresando y el joven que le puso el coraz¨®n en un pu?o el a?o pasado parece haber retrocedido. No todo es cient¨ªfico en ciclismo. Z¨¹lle quiere creer que el asunto es pasajero. "No puedo ganar siempre", dice. "Me encuentro peor que el a?o pasado. En ning¨²n momento he encontrado el ritmo. He perdido mucho tiempo y tendr¨¦ que luchar por la segunda plaza. Sobre todo me ha molestado mucho que haya estado mejor Zarrabeitia".
Una confirmaci¨®n casi inesperada. A Zarrabeitia parece gustarle la responsabilidad. La de ayer fue la segunda contrarreloj larga que disputaba para ganar. El a?o pasado, en Santiago, perdi¨® 4in 40s ante Rominger en 44,6 kil¨®metros. Ayer, justo la mitad. Curiosamente tuvo suerte al salir delante de Rominger, sabiendo qu¨¦ indefectiblemente el suizo le doblar¨ªa. Llevaba a M¨ªnguez dirigi¨¦ndole desde el coche. Cuando se sent¨ªa la llegada del meteoro Rominger, su director le dijo al de Abadi?o que se relajara, que recuperara fuerzas para cuando le doblaran. Cuando esto sucedi¨®, Zarra volvi¨® a apretar los dientes, pero con m¨¢s fuerzas y teniendo por delante una magn¨ªfica referencia: el ritmo machac¨®n, repetitivo e incansable de Rominger fue como un metr¨®nomo. En los ¨²ltimos cinco kil¨®metros su tiempo lleg¨® a ser mejor incluso que el de Mauri."Al nivel de lndur¨¢ln"
Pero inferior siempre al de Rominger. "Est¨¢ al nivel de Indur¨¢in", dijo M¨ªnguez del suizo. Y empez¨® a calentar el pr¨®ximo Tour, donde deber¨¢ verse las caras con rivales a los que no es f¨¢cil dejar dos minutos por detr¨¢s. Entonces el rival de Indur¨¢in ser¨¢ un suizo veterano. Un hombre que ayer, antes de una de las Contrarreloj clave -no se jugaba mucho el suizo, un mal tiempo no le apear¨ªa del tratamiento, pero ¨¦l deseaba sentenciar; la presi¨®n era ¨ªntima-, mat¨® el tiempo en su habitaci¨®n leyendo vi?etas de Lucky Lucke. Concentrado y relajado: ha encontrado el punto ideal de la existencia, o casi. Su lema: rendir lo que` tenga que rendir; si as¨ª, dando el m¨¢ximo, pierde, es que ha habido alguien mejor que ¨¦l, no hay por qu¨¦ hacerse mala sangre; si gana, pues qu¨¦ bien, pero sin clamar al cielo. Realismo llama ¨¦l a la figura.
Y es este Rominger el que domina la Vuelta por tercera vez, aunque con una autoridad que no se dio en los dos a?os anteriores. Rominger ha roto las aspiraciones de sus rivales en la primera semana de carrera y ¨¦stos no pueden hacer otra cosa que no sea reconocer su liderazgo. La Vuelta, as¨ª las cosas, poco tiene que a?adir.
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