A Martin Luther King hoy lo llamar¨ªamos ¡®woke¡¯
Ni Trump ni nada de lo que dice ha cambiado. Lo que ha cambiado es el mundo, con los ultras crecidos en Europa, las grandes tecnol¨®gicas instaladas en la pragm¨¢tica pleites¨ªa y las mentiras campando a sus anchas
En la primera inauguraci¨®n de Donald Trump, la de 2017, llovi¨®, llovi¨® en pleno discurso del presidente. Y lo s¨¦ bien, porque en el momento en el que comenz¨® a hablar y ya no hab¨ªa ocasi¨®n de hacer entrevistas en vivo a sus seguidores, saqu¨¦ la libreta y empec¨¦ a tomar notas de sus palabras. Las gotas empezaron a caer sobre mis manos y sobre el papel, emborronando la tinta de lo que escrib¨ªa. Por la tarde, justo antes del baile protocolario con el que termina la majestuosa jornada, dijo sin despeinarse: ¡°La lluvia no lleg¨®, terminamos el discurso, nos fuimos dentro, entonces cay¨® un poco y luego volvimos a salir¡±.
Hab¨ªa llovido, palabra de honor. La gente se hab¨ªa puesto los chubasqueros, yo ten¨ªa aquellas p¨¢ginas m¨ªas con las letras desdibujadas por el agua, todos los que est¨¢bamos all¨ª lo hab¨ªamos visto y medio planeta hab¨ªa podido percibirlo por televisi¨®n. Hab¨ªa llovido y ¨¦l lo neg¨® sin sonrojo. Acababa de empezar la era de los ¡°hechos alternativos¡±.
Los recuerdos de ese d¨ªa ¡ªy de tantos d¨ªas posteriores¡ª se agolpan este lunes, 20 de enero de 2025, mientras Trump jura el cargo por segunda vez (bajo techo, dentro del Capitolio, en esta ocasi¨®n). En un momento dice que va a terminar con ¡°el mandato de los coches el¨¦ctricos¡±, que a partir de ahora cada estadounidense podr¨¢ ¡°comprarse el coche que quiera¡±. No existe orden alguna que obligue a comprar ning¨²n autom¨®vil el¨¦ctrico, mucho menos uno que no deje a los ciudadanos comprarse el veh¨ªculo que les d¨¦ la real gana. ?Era tan importante que el presidente mintiese de forma absurda y descarada sobre la lluvia que medio planeta hab¨ªa contemplado? ?Es tan grave que este lunes haya soltado el embuste de los coches el¨¦ctricos?
Todo parece una broma, una travesura. En otro momento dice que va a rebautizar el golfo de M¨¦xico como el ¡°golfo de Am¨¦rica¡±, Hillary Clinton agacha la cabeza y es incapaz de aguantar la risa. Qu¨¦ estar¨¢ pasando por la cabeza de esa mujer, que perdi¨® ante Trump las elecciones de 2016, pese a superarlo en tres millones de votos y asiste ahora a su segunda inauguraci¨®n. Cerca de ella, Elon Musk parece radiante, no debe ir muy en serio lo de los coches el¨¦ctricos si el fundador de Tesla parece en una nube. Cuando Trump asegura que la bandera de EE UU ondear¨¢ m¨¢s pronto que tarde en Marte, ¨¦l es quien r¨ªe. Tambi¨¦n ha hablado de recuperar el Canal de Panam¨¢.
Cambian los ejemplos, los s¨ªmbolos, pero no el discurso, ese que pinta a EE UU como pa¨ªs no respetado y d¨¦bil que volver¨¢ a ser grande, a donde regresar¨¢ la ley y el orden, del que ya nadie m¨¢s sacar¨¢ provecho. Un pa¨ªs en el que se dejar¨¢ de ense?ar a los ni?os a odiar a su naci¨®n, como parece que ocurre ahora.
Ni Trump ni nada de lo que dice ha cambiado en esencia, lo que ha cambiado es el mundo. Los movimientos ultra se han extendido en Europa, las grandes compa?¨ªas tecnol¨®gicas han pasado de la resistencia a la pragm¨¢tica pleites¨ªa, Musk se ha convertido en el due?o de X, la antigua Twitter que expuls¨® al ahora presidente. Y del viejo Partido Republicano de Abraham Lincoln queda poca cosa o nada. La mal llamada guerra cultural la est¨¢ ganando por goleada. Y Wall Street est¨¢ a sus n¨²meros: con la desregulaci¨®n, la rebaja de impuestos y los acuerdos de paz que se le presumen, la econom¨ªa ir¨¢ como un tiro.
Si el segundo mandato de Trump infunde m¨¢s temor es por todo lo que ahora le rodea. No es sano normalizar que un presidente mienta a la cara del mundo, tampoco es sensato que vuelva al Gobierno despu¨¦s de haber incitado una rebeli¨®n civil contra la victoria del rival. Ha habido un momento en el que menciona a Martin Luther King, pero todos sabemos que a Martin Luther King hoy lo llamar¨ªamos woke y adem¨¢s no muri¨® de una gripe.
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