La nueva Sur¨¢frica
EL PR?XIMO d¨ªa 10 habr¨¢ terminado la marcha de Sur¨¢frica hacia la democracia. Ese d¨ªa, Nelson Mandela ser¨¢ el primer presidente democr¨¢ticamente elegido en la historia del pa¨ªs. Tras las primeras elecciones libres, celebradas durante cuatro d¨ªas con m¨¢s tranquilidad y regularidad de la que nunca se pudo esperar, surge un sistema de convivencia interracial en esta tierra que hasta hace s¨®lo unos meses era la del apartheid, de la segregaci¨®n, de la discriminaci¨®n como forma de vida.Sobre las elecciones en s¨ª, los pron¨®sticos no han hecho sino cumplirse con ligeras matizaciones. El Congreso Nacional Africano (ANC) -la fuerza pol¨ªtica y militar que ha llevado el peso de la lucha por la democracia y la liberaci¨®n de la mayor¨ªa negra- ha obtenido una victoria no por prevista menos impresionante. Mandela, un hombre casi literalmente reci¨¦n salido de prisi¨®n tras 29 a?os de cautiverio, para alcanzar la presidencia, ha recibido un apoyo cercano al 60% de los electores, lo que significa que al menos tres cuartas partes de la poblaci¨®n negra ha respaldado al ANC.
Como en un reflejo de lo anterior, la segunda formaci¨®n m¨¢s votada ha sido el Partido Nacional, que dirige Frederik de Klerk, que, con un 25% del voto, tambi¨¦n ha recibido m¨¢s de un 75% de apoyo del electorado blanco, indio y mestizo. Es verdad que una minor¨ªa de blancos ha votado tambi¨¦n por el ANC y que la conversi¨®n a la democracia del Partido Nacional le ha dado un peque?o margen del voto negro m¨¢s conservador. Pero lo esencial es que los dos grupos pol¨ªticos que han pilotado la transici¨®n surafricana han triunfado ante su electorado natural.
La tercera gran conclusi¨®n de los comicios es la de que el partido zul¨² de Mangosuthu Buthelezi, Inkatha, ha vencido en las elecciones provinciales en su feudo nacional, Kwazulu, sobrepasando el 5% de sufragios, que le permitir¨¢ formar parte del nuevo Gobierno de unidad nacional.
La inteligencia de De Klerk y la moderaci¨®n de Mandela, a la hora de la gran victoria de este ¨²ltimo, han permitido establecer una especie de sistema constitucional transitorio, con una duraci¨®n de cinco anos, que garantiza la presencia de los grandes grupos nacionales en la gobernaci¨®n del pa¨ªs. Con la entrada en el nuevo Gabinete de los partidos que sobrepasen la cuota de? 5% se apaciguan los temores de la minor¨ªa blanca -menos de una quinta parte de los 32 millones de surafricanos-, y se da alguna satisfacci¨®n a los planteamientos de los l¨ªderes zul¨²es, la tribu mayoritaria de Sur¨¢frica, con algo m¨¢s de ocho millones de miembros.
Los l¨ªderes zul¨²es hab¨ªan amenazado hasta el ¨²ltimo momento con boicotear las elecciones, aduciendo que no hab¨ªa garant¨ªas de car¨¢cter federal para que su pueblo obtuviera alg¨²n grado de autogobierno en una Sur¨¢frica democr¨¢tica. El ANC y el Partido Nacional a¨²n se muestran evasivos al respecto. Pero el resultado cosechado por Inkatha le permitir¨¢ a Buthelezi negociar desde una posici¨®n de fuerza.
Concluye as¨ª el camino -el nuevo trek, en la lengua afrikaans- hacia la democracia, iniciado a finales de los a?os ochenta e impulsado por la desaparici¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que explicaba como factor de cohesi¨®n anticomunista el apoyo occidental m¨¢s o menos vergonzante al apartheid. La mayor¨ªa negra, que ahora ve reconocida su mayor¨ªa de edad pol¨ªtica, registra tantas divisiones internas como pueblos la integran, pero, al mismo tiempo, ha elegido sin paliativos a un gran l¨ªder nacional.
Lo esencial ahora es que esa mayor¨ªa sea capaz de obrar con generosidad e inteligencia a largo plazo, que el revanchismo no sea nota dominante. Mandela y su plana mayor entienden cu¨¢nto necesita el pa¨ªs. el concurso de la llamada tribu blanca. ?sta, con De Klerk, est¨¢ mayoritariamente convencida de que ha de jugar el juego democr¨¢tico. Est¨¢ claro que Mandela y De Klerk son los l¨ªderes mejor dotados para dirigir la nueva Sur¨¢frica, que, pese a toda la sangre derramada, es uno de los grandes ¨¦xitos pol¨ªticos en la historia del mundo contempor¨¢neo. S¨®lo el futuro dir¨¢ si la esperanza de hoy es desmedida.
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