Desarrollo y destrucci¨®n

Como es sabido, las organizaciones no gubernamentales (ONG) est¨¢n luchando junto con otros colectivos para que el Gobierno cumpla la resoluci¨®n adoptada en 1972 por la ONU mediante la cual los pa¨ªses desarrollados (entre ellos Espa?a) se compromet¨ªan a destinar el 0,7% de su producto interior bruto (PIB) para el desarrollo de los pa¨ªses. m¨¢s pobres. Actualmente estamos enel pelot¨®n de cola, con un raqu¨ªtico 0,26%.Pues bien, EL PA?S del 24 de abril de 1994 informa que una buena parte de nuestra ayuda a los. m¨¢s necesitados se emplea en la venta de material militar y armamento a trav¨¦s de los cr¨¦ditos preferenciales del Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD), lo que est¨¢ prohibido por normas internacionales. As¨ª, de 1980 a 1990, toda la ayuda espa?ola a pa¨ªses como Somalia, Egipto y Tailandia consisti¨® en la venta de material militar mediante cr¨¦ditos FAD.

En 1992, estos cr¨¦ditos (no siempre usados para fines militares) alcanzaron el 49% de toda la ayuda oficial al desarrollo, siendo China el principal beneficiario, seguido de M¨¦xico y Argentina. Es triste constatar que mientras las ONG y otros colectivos presionan para que el Gobierno contribuya con el 0,7% del PIB a las muchas necesidades del Tercer Mundo, una parte importante de la poca ayuda prestada se desv¨ªa hacia la venta de artefactos de muerte y destrucci¨®n.

Pese al actual clima de corrupci¨®n, sorprende la hipocres¨ªa y la doble moral que ello supone en un asunto tan sagrado como es ¨¦l de aliviar, aunque sea en una peque?a parte, el hambre y el subdesarrollo de unos 1.200 millones de personas. Debe de ser m¨¢s interesante enviar armas en vez de pan, pues as¨ª contribuimos a reducir el exceso de poblaci¨®n-

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