Juez
Hubo un tiempo en que los jueces eran, en gran porcentaje, bastante fascistas y colaboradores del franquismo. Luego, se produjo el asalto de los progres. De manera inmediata, lleg¨® la generaci¨®n de los jueces espect¨¢culo. Era a mediados de la d¨¦cada de los ochenta. Hombres y mujeres formados, capaces en apariencia de pelear con quien fuera por mantener el imperio de la ley, que no pon¨ªan en discusi¨®n, y m¨¢s gustosos de los papeles y las televisiones que los tontos de los l¨¢pices (luego, ahora, lleg¨® la generaci¨®n X de los jueces, pero ¨¦sos no tocan).La bronca de Belloch y Garz¨®n es una bronca representativa de las diferencias entre los progres y los espectaculares. El que se ha quedado en el Gobierno se ha distinguido, a lo largo de a?os, por pelearse con quien fuera por imponer un sentido de la justicia no neutral, progresista, y que sirviera para la resoluci¨®n de los problemas del pa¨ªs. Su paso por la Asociaci¨®n de Jueces para la Democracia, su paso por el Pa¨ªs Vasco, le han puesto medallas que no se han deslucido, sino todo lo contrario, por el roce con su actividad ministerial. Garz¨®n, un hombre brillante que admira al mariscal Montgomery cuando monta un operativo, ha perdido chicha, en cambio, al llegar a la Administraci¨®n, Daba demasiados saltos para salir en la foto. Y dej¨® el cargo como si ¨¦l no estuviera all¨ª m¨¢s que por. casualidad. Felipe Gonz¨¢lez no le hab¨ªa obedecido despu¨¦s de que ¨¦l se hab¨ªa jugado la credibilidad al estar en su Gobierno.
Garz¨®n no pudo soportar el abucheo de Valencia y quiso un aplauso generalizado al subirse al carro de las dimisiones. Pero le sali¨® mal algo, quiz¨¢ la fecha, quiz¨¢ los reflejos de Belloch. En todo caso, dejando fuera las cuestiones t¨¢cticas, el problema de fondo est¨¢ en que no se puede ser juez del Gobierno y parte del Gobierno a la vez.
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