Una caricatura

La corrida fue una caricatura, por no decir una verg¨¹enza. Una caricatura de toros, de toreros, de presidente, de p¨²blico... y una verg¨¹enza para los aficionados jerezanos -algunos quedar¨¢n-, que asistieron sonrojados a un espect¨¢culo sopor¨ªfero e indecente que nada tiene que ver con la fiesta de los toros. Para colmo, ni sol ni moscas, sino nubes, lluvia y un fr¨ªo que calaba hasta los huesos.

Los tres toreros se llaman Litri, Aparicio y Chamaco, lo cual es una suerte, porque si respondieran a, por ejemplo, Garc¨ªa, L¨®pez y P¨¦rez, no vuelven a pisar en su vida una plaza de toros. No se puede estar peor que estuvieron estos tres toreros j¨®venes. Entre los tres escribieron toda una loa a la vulgaridad m¨¢s sopor¨ªfera, la comodidad desmedida y el enga?o al p¨²blico. Los tres provocaron a los tendidos para que se pidieran las orejas, pero ninguno se entretuvo en torear.

El presidente colabor¨® al desastre con una sorprendente inhibici¨®n al servicio de los toreros; concedi¨® orejas como el que reparte cartas y no devolvi¨® al inv¨¢lido sexto. El p¨²blico, jaranero en el sol y silencioso en la sombra, s¨®lo quer¨ªa m¨²sica y trofeos. Ambos deseos se cumplieron.

Litri en su primero, no interes¨®. El cuarto fue el de m¨¢s larga embestida, y lo tore¨® por naturales sin ligaz¨®n ni convicci¨®n. Tuvo que recurrir a mantazos mirando al p¨²blico y al desplante de rodillas.

Aparicio sigue medroso, encogido, sin facultades, sin t¨¦cnica y a muchos a?os luz de aquel torero est¨¦tico que deslumbr¨® en sus inicios. Lo suyo s¨ª que fue una aut¨¦ntica caricatura de torero.

Chamaco fue el mejor y no dijo nada. Muchos capotazos y derechazos sin el m¨¢s m¨ªnino inter¨¦s. En el ¨²ltimo se empe?¨® en torear a un toro muerto, y se puso pesado.

Triunfo de Jesul¨ªn

Jesul¨ªn de Ubrique, que cort¨® cuatro orejas y sali¨® a hombros, fue el triunfador, de la corrida de la festividad de San Pedro Regalado, celebrada ayer en Valladolid con un tercio de entrada, en tarde fr¨ªa.Tore¨® Jesul¨ªn ligado y encimista, sacando pases de donde no hab¨ªa, informa Benigno Polo. Jorge Manrique tuvo ovaci¨®n y oreja, y El Cordob¨¦s, silencio y aplausos. Los toros, nobles, fueron de Los Millares.