Calvo Serraller dimite como director del Prado
Deja el cargo por considerar que ha sido "entregado a las fieras" por quienes le nombraron
Francisco Calvo Serraller ha decidido dejar la direcci¨®n del Museo del Prado s¨®lo 200 d¨ªas despu¨¦s de ocupar este cargo.Madrile?o, de 46 a?os, dimite por considerar que ha sido abandonado y "entregado a las fieras" por quienes le hab¨ªan nombrado. La publicaci¨®n en la revistaNuevo Estilo -de la que su mujer es consejera editorial- de un reportaje de sillas de dise?o realizado en la sala de Las meninas ha sido el desencadenante de esta crisis, en la que Calvo, lejos de sentirse respaldado, ha quedado desautorizado por la ministra Carmen Alborch. Calvo es el tercer director consecutivo que dimite.
Calvo Serraller, catedr¨¢tico de Historia del Arte y, hasta su designaci¨®n, cr¨ªtico de arte de EL PA?S, fue nombrado director del Prado en el Consejo de Ministros del pasado 22 de octubre. Desde un primer momento, Calvo se enfrent¨® a la hostilidad de una parte de la burocracia de la pinacoteca y a las cr¨ªticas sistem¨¢ticas de algunos medios de comunicaci¨®n.El hasta ayer director del Prado ha puesto en marcha durante su mandato un programa de ocho exposiciones para conmemorar el 1750 aniversario del museo y, entre otras cosas, se ha empe?ado en dar una ubicaci¨®n digna a las pinturas negras de Goya y la escultura del museo a trav¨¦s de muestras como la dedicada a los Leoni, que se inaugurar¨¢ la pr¨®xima semana y en la que Calvo segu¨ªa ayer trabajando. El propio Calvo admite que, mientras pon¨ªa en marcha estos y otros proyectos, el des¨¢nimo se iba adue?ando de ¨¦l por la pasividad e inmovilidad reinante en el museo. Una circunstancia a la que no ve ning¨²n atisbo de pol¨ªtica correctora desde el Gobierno ni desde el Estado.
En medio de este des¨¢nimo, Calvo vivi¨® la semana pasada lo que ¨¦l considera la gota que ha colmado el vaso de su paciencia. Un diario madrile?o denunci¨® la utilizaci¨®n de las salas del museo para la realizaci¨®n de un reportaje de dise?o de sillas. El reportaje lo realiz¨® la revista Nuevo Estilo en la que la mujer de Calvo Serraller, Cristina Rodr¨ªguez Salmones, es consejera editorial. El Prado cobr¨® 75.900 pesetas por el uso de las salas. Y mientras Calvo explicaba a la opini¨®n p¨²blica que el reglamento interno del museo permite el uso comercial de los espacios muse¨ªsticos, siempre que el contenido del reportaje no atente con su entorno, desde el Ministerio de Cultura, y concretamente desde la ministra que le hab¨ªa nombrado, no encontr¨® el apoyo que esperaba.
Bien al contrario, a comienzos de esta semana, Cultura difundi¨® una nota en la que anunciaba que el Ministerio ultimaba una orden con la que regular las tasas y uso de las salas de los museos. Dos d¨ªas despu¨¦s, Carmen Alborch en conversaci¨®n con periodistas en el Congreso, se volvi¨® a desmarcar de Calvo Serraller y dijo que no compart¨ªa los mismos criterios que el director del Prado en la utilizaci¨®n de los espacios muse¨ªsticos.
El comunicado del ministerio y las palabras de quien lo encabeza fueron entendidas por Calvo Seraller como una cr¨ªtica a su actuaci¨®n. El pasado jueves, Calvo comunic¨® a la ministra de Cultura su decisi¨®n de dimitir; una decisi¨®n irrevocable para Calvo, quien a partir del lunes no volver¨¢ a su despacho del Prado.
Permanente borrasca
En los ¨²ltimos tiempos, en las alturas de la gran pinacoteca espa?ola parece haber una permanente borrasca. Calvo es el tercer director consecutivo cuya salida se produce en un clima enrarecido. Su predecesor, Felipe Gar¨ªn, tambi¨¦n present¨® su dimisi¨®n, en octubre de 1993, que le fue aceptada inmediatamante, despu¨¦s de la aparici¨®n de unas peligrosas goteras que amenazaban la integridad de Las meninas, un incidente al que el m¨¢ximo responsable del museo no hab¨ªa dado importancia.
El antecesor de Gar¨ªn, Alfonso P¨¦rez S¨¢nchez, dej¨® su cargo en abril de 1991 por razones casi estrictamente pol¨ªticas. Dimit¨®, ante las presiones del Gobierno, tras firmar un manifiesto, junto con otros intelectuales y artistas, en contra de la intervenci¨®n espa?ola en la guerra del Golfo.
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