Los ocho d¨ªas que sacudieron los cimientos del PSOE
Solchaga, Corcuera y Asunci¨®n tomaron la iniciativa de dimitir ante la renuencia inicial de Gonz¨¢lez
El presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, decidido ahora a hacer frente como sea preciso a la corrupci¨®n, fue renuente a que dejaran sus cargos los ex ministros Jos¨¦ Luis Corcuera, Antoni Asunci¨®n y Carlos Solchaga. Fueron ellos quienes le convencieron de que no hab¨ªa otro remedio ante la gravedad de los hechos: la fuga de Luis Rold¨¢n y la orden de detenci¨®n de Mariano Rubio. "C¨®gelo, c¨®gelo", fue el estribillo de Gonz¨¢lez a Asunci¨®n sobre Rold¨¢n en tanto que ¨¦l le dec¨ªa que estaba procur¨¢ndolo, pero que iba a dimitir. "D¨¦jate ahora de eso y c¨®gelo", le repet¨ªa Gonz¨¢lez. En la semana de la crisis de mayo, el Gobierno no tuvo tiempo ni serenidad para controlar la situaci¨®n y se vio obligado a tomar medidas seg¨²n los acontecimientos. Siempre detr¨¢s de ellos. "A tientas", reconoce un testigo directo, y siempre con el temor de "nuevos esc¨¢ndalos". ?stos llegaron. La dimisi¨®n del ministro de Agricultura, Vicente Albero, fue el broche de una semana en que parec¨ªa que todo estallar¨ªa. La siguiente empez¨® con la dimisi¨®n de Baltasar Garz¨®n, pero ya les cogi¨® sin resuello.Gonz¨¢lez afront¨® desde La Moncloa los momentos m¨¢s graves. Cont¨® con sus colaboradores m¨¢s pr¨®ximos, con los que mantuvo un frecuente contacto telef¨®nico: el vicepresidente, Narc¨ªs Serra; ministro de la Presidencia, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba; el de Exteriores, Javier Solana, y el de Justicia, el independiente Juan Alberto Belloch, la revelaci¨®n de la nueva etapa por su "serenidad y sentido pol¨ªtico", seg¨²n personas del entorno. El partido juega un papel reducido, aunque Txiki Benegas es informado, de los pasos mas importantes. Los d¨ªas se vivieron as¨ª:
29 de abril, viernes.
Tras el Consejo de Ministros, almuerzo en La Moncloa. Asunci¨®n informa sobre la comisi¨®n Rold¨¢n a Serra, a P¨¦rez Rubalcaba, al presidente del Grupo Parlamentario Socialista, Carlos Solchaga, y a los dirigentes Benegas y Francisco Fern¨¢ndez Marug¨¢n. Asunci¨®n afirma que Rold¨¢n est¨¢ controlado. Unos minutos antes lo hab¨ªa asegurado tambi¨¦n P¨¦rez Rubalcaba en la rueda de prensa. Posteriormente, todos se trasladan a la sede del PSOE, en la calle de Ferraz, para asistir a la reuni¨®n del Comit¨¦ Federal. Prevista para aprobar las candidaturas en las elecciones europeas y las andaluzas, tom¨® otro cariz al plantearse el debate sobre las responsabilidades pol¨ªticas del ex ministro de Econom¨ªa, Solchaga, y el de Interior, Corcuera, por las irregularidades cometidas por el ex gobernador del Banco de Espa?a, Rubio, y el ex director de la Guardia Civil, Rold¨¢n. En esas circunstancias, Gonz¨¢lez ten¨ªa claro que no iba a aceptar la dimisi¨®n de Solchaga. Pero un nuevo acontecimiento lo precipita todo. A media tarde, Gonz¨¢lez es informado por Asunci¨®n de que Rold¨¢n ha desaparecido. Encarga inmediatamente a Serra que siga desde La Moncloa los acontecimientos. El vicepresidente abandona Ferraz. Belloch, desde Justicia, y Asunci¨®n, desde Interior, siguen la evoluci¨®n de los hechos. Rold¨¢n no aparece. Asunci¨®n informa a Gonz¨¢lez y Serra de que al d¨ªa siguiente va a presentar su dimisi¨®n irrevocable, medida que no ven clara los dos citados, obsesionados con que le coja. Asunci¨®n les convence de que debe dimitir para paliar la impresi¨®n de que ha habido connivencia en la fuga.
30 de abril, s¨¢bado.
Asunci¨®n anuncia en una rueda de prensa su dimisi¨®n irrevocable. Gonz¨¢lez se refugia en La Moncloa. Serra viaja a Barcelona a pasar un fin de semana familiar. Su madre cumpl¨ªa 80 a?os. P¨¦rez Rubalcaba se traslada a su despacho en La Moncloa. Gonz¨¢lez habla con Asunci¨®n. Mantiene contactos telef¨®nicos con Serra, P¨¦rez Rubalcaba, Solana y Belloch.
1 de mayo, domingo.
La fuga de Rold¨¢n reabre el problema de las responsabilidades pol¨ªticas ante el enorme descontento social. Solchaga y Corcuera convencen a Gonz¨¢lez de que debe aceptar sus dimisiones. El presidente del Gobierno madura esta posibilidad y la consulta telef¨®nicamente, desde La Moncloa con sus colaboradores: Serra, P¨¦rez Rubalcaba y Solana. Coinciden en que la decisi¨®n ¨²ltima corresponde a los ex ministros, pero la creen inevitable. Pero el problema que m¨¢s preocupa a Gonz¨¢lez en ese momento es hasta d¨®nde va a llegar la cadena de acontecimientos imprevisibles. Por el momento, no se plantea un cambio de Gobierno para afrontar la crisis pol¨ªtica, aunque s¨ª consulta sobre la posibilidad de presentar la cuesti¨®n de confianza ante el Parlamento. Pero esta decisi¨®n depende sobre todo de la actitud de sus socios, los nacionalistas catalanes de CiU.
2 de mayo, lunas.
Serra se entrevista a ¨²ltima hora de la ma?ana en Barcelona, donde permanece desde el s¨¢bado, con el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. La decisi¨®n de los nacionalistas catalanes de seguir apoyando al Gobierno siempre que Gonz¨¢lez contin¨²e a su frente y afronte decididamente la lucha contra la corrupci¨®n consolida el planteamiento de Gonz¨¢lez y sus colaboradores de limitarse a asumir responsabilidades pol¨ªticas por los esc¨¢ndalos, pero no dar un paso m¨¢s. Ni siquiera la presentaci¨®n de la cuesti¨®n de confianza. Lo que s¨ª le pide Pujol es que d¨¦ la cara porque, desde que han estallado los esc¨¢ndalos, han hablado sus colaboradores por ¨¦l. Por la tarde, Gonz¨¢lez y Pujol conversan por tel¨¦fono y ¨¦ste ratifica el planteamiento que le ha hecho a Serra al mediod¨ªa.
3 de mayo, martes.
Rold¨¢n reaparece en las p¨¢ginas del diario El Mundo. En sus declaraciones, lanza acusaciones veladas, de beneficiarse de los fondos reservados, contra los ex ministros del Interior, Corcuera y Jos¨¦ Barrionuevo. Corcuera, unas horas m¨¢s tarde, se entrevista con el presidente del Congreso, F¨¦lix Pons, al que entrega sus declaraciones de la renta de los a?os en que fue ministro y anuncia, en rueda de prensa y despu¨¦s de rechazar las acusaciones de Rold¨¢n, su intenci¨®n de dimitir. Al mediod¨ªa, PP e IU exigen, en la Junta de Portavoces, la comparecencia de Gonz¨¢lez ante el pleno del Congreso para que responda de la huida de Rold¨¢n. Los grupos parlamentarios nacionalistas catalanes y vascos se suman la iniciativa y los socialistas aceptan la decisi¨®n. Hasta tres horas antes insist¨ªan en que no era necesario porque hac¨ªa muy pocos d¨ªas que se hab¨ªa celebrado el debate del estado de la naci¨®n.
4 de mayo, mi¨¦rcoles.
Asunci¨®n comparece por la ma?ana ante la Comisi¨®n de Justicia e Interior del Congreso. No revela ning¨²n dato y se aferra al hecho de que tiene que dimitir porque ha fallado estrepitosamente por no haber impedido la fuga de Rold¨¢n. Entre tanto, Gonz¨¢lez recibe a Solchaga y Corcuera, por separado, en La Moncloa. El presidente del Gobierno acepta su dimisi¨®n y prepara el terreno para su comparecencia ante los medios de comunicaci¨®n el d¨ªa siguiente. Se conocer¨¢ avanzada la tarde, pero para ese momento los acontecimientos se han vuelto a disparar. Albero, el ministro de Agricultura, plantea su dimisi¨®n irrevocable en una rueda de prensa por fraude fiscal. Hab¨ªa puesto su cargo a disposici¨®n de Gonz¨¢lez la v¨ªspera en una conversaci¨®n telef¨®nica. Su nombre figuraba en la misma lista que el de Rubio. En este caso, Gonz¨¢lez no tuvo dudas. Por la tarde, recibe a Barrionuevo, que le expone el razonamiemto pol¨ªtico del porque no debe dimitir. A Gonz¨¢lez le parece bien. Queda para la Historia saber si, en verdad, Barrionuevo le record¨® que su ca¨ªda llevar¨ªa consigo la de Serra al haber nombrado ambos a Rold¨¢n. Despu¨¦s, Gonz¨¢lez y Serra se entrevistan con el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, en La Moncloa. Gonz¨¢lez se asegura el respaldo de los nacionalistas vascos. La jornada termina con una remodelaci¨®n del Gobierno. Gonz¨¢lez cuenta con Belloch como sustituto de Asunci¨®n al frente de Interior manteniendo su cartera de Justicia. Belloch es un independiente que ha ido ganando peso en el Gobierno. Luis Atienza, ex secretario general de Estructuras Agrarias y secretario general de Energ¨ªa, aparece avalado para Agricultura por los ministros de Econom¨ªa e Industria, Pedro Solbes y Juan Manuel Eguiagaray, con los que ha colaborado. Ambos nombramientos los consulta Serra con Benegas. ?ste s¨®lo ofrece algunas dudas sobre la fusi¨®n de Justicia e Interior, rechazada durante a?os por los socialistas, aunque aplaude las opciones de Belloch y Atienza.
5 de mayo, jueves.
La rueda de prensa anunciada en La Moncloa para que Gonz¨¢lez explique la crisis se atrasa hora y media. Pronto se sabr¨¢ que la raz¨®n es que est¨¢ reunido con Pujol. El presidente de la Generalitat ratifica su respaldo a Gonz¨¢lez y ¨¦ste le explica las medidas que va a anunciar poco despu¨¦s ante los medios de comunicaci¨®n. La comparecencia de Gonz¨¢lez no ofrece sorpresas. Ratifica las dimisiones de los dos ministros y de los dos ex ministros y anuncia los nombramientos de Belloch y Atienza. Tambi¨¦n resume sus conclusiones. No dimitir¨¢ ni habr¨¢ elecciones anticipadas ni cambio de Gobierno. Ni tan siquiera, cuesti¨®n de confianza, porque cuenta con el respaldo de los nacionalistas catalanes y vascos. Tras la rueda de prensa, Gonz¨¢lez se re¨²ne a almorzar en La Moncloa con la Comisi¨®n Permanente del PSOE. Encuentra un apoyo c¨¢lido en Alfonso Guerra y los principales dirigentes. En la reuni¨®n se empieza a hablar del futuro: la sustituci¨®n de Solchaga al frente del grupo parlamentario y la preparaci¨®n de las elecciones europeas y andaluzas, el reto inmediato. Guerra se inclina abiertamente por que la campa?a se centre en torno a Gonz¨¢lez. Los reunidos constatan que el partido est¨¢ con el pulso bajo por la sucesi¨®n de esc¨¢ndalos, su impacto social y las divisiones internas, pues son varios los congresos regionales que se han cerrado sin acuerdo de integraci¨®n.
9 de mayo, lunes.
La semana comenz¨® para los socialistas de forma tan estrepitosa como acabara la anterior. Garz¨®n anuncia en conferencia de prensa que se aparta de ellos, confiesa haberse sentido utilizado electoralmente por Gonz¨¢lez y deja una espesa estela de que el presidente no quiere acabar con la corrupci¨®n. Del otro lado, hablan de sus malas relaciones con Belloch.
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