"El Centro de Nuevas Tendencias Esc¨¦nicas muere sin consolidarse"
En Madrid es un actor catal¨¢n. En Barcelona le dicen el madrile?o. Pepe Mart¨ªn naci¨® en el Mediterr¨¢neo hace 59 a?os. En 1970, del cielo televisivo le cay¨® un condado que le pint¨® el rostro en blanco y negro para siempre. Hoy, el conde de Montecristo se hospeda en Lavapi¨¦s, integrado en el reparto de Caricias, la obra de Sergi Bobel que dirige Guillerm Heras. Es el ¨²ltimo montaje del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Esc¨¦nicas y precisamente en uno de los primeros proyectos, Los abrazos del pulpo, de Vicente Molina Foix, trabaj¨® Pepe Mart¨ªn hace una d¨¦cada. Si, como dice el tango, 20 a?os no es nada, dif¨ªcil resulta consolidar en 10 un proyecto teatral que hoy se diluye entre asuntos administrativos y ministeriales. Por eso, todo el equipo de la sala Olimpia, desde el personal t¨¦cnico hasta el director, y por su puesto los actores, afronta el estreno de Caricias con el gusto agridulce que resulta al mezclar el hola y el adi¨®s, aunque siempre entusiasmados, en el fondo felices. Caricias, en la mejor l¨ªnea del realismo sucio, son historias cortadas, desastres a pares, cr¨®nicas de parejas y bofetadas de ciudad. Pepe Mart¨ªn, licenciado en Derecho, aboga hoy por el teatro m¨¢s moderno.
Pregunta. Con su papel en Caricias, ?vuelve al gal¨¢n?
Respuesta. Como dec¨ªa Cary Grant, hay que morir con las botas puestas. Yo morir¨¦ gal¨¢n, con la ojera, pero gal¨¢n. En Caricias soy un aut¨¦ntico narciso, el t¨ªpico maduro interesante, ¨¦sos son los papeles que me suelen ofrecer.
P. ?Con qu¨¦ talante se afronta un estreno sabiendo que ser¨¢ el ¨²ltimo del proyecto que naci¨® como Centro de Nuevas Tendencias Esc¨¦nicas?
R. Encantado, por un lado; muy triste, por el otro. Trabaj¨¦ con Guillermo en los inicios del centro. Todos estamos muy entusiasmados, aunque, a m¨ª, la v¨ªspera de cada estreno lo que m¨¢s me apetece es irme a Barajas, tomar el primer avi¨®n y desaparecer. Es como una fantas¨ªa rebelde, que me asalta cada vez que se levanta el tel¨®n.
P. Igual que escap¨® rumbo a las Am¨¦ricas, agobiado por tanto tiempo de conde de Montecristo.
R. Exactamente. Me march¨¦ a Chile y Argentina y gracias al cine me pude quitar de encima al conde. Entonces estaba al l¨ªmite, pero el balance ha sido positivo ?C¨®mo nos divertimos! Nadie, ni siquiera los directivos de televisi¨®n, esperaban un ¨¦xito semejante. Me hace mucha gracia que todav¨ªa me llamen Edmundo Dant¨¦s.
P. Dice que estas Caricias son casi bofetadas, concretamente de ciudad.
R. Es curioso, porque yo hice la versi¨®n en catal¨¢n, para un p¨²blico, digamos que burgu¨¦s, y ahora venimos al barrio de Madrid que m¨¢s me gusta.
P. De las dos, ?cu¨¢l suelta m¨¢s bofetadas?
R. Mis estancias en Barcelona son espor¨¢dicas. Debe de ser a causa de los efectos que produce el mar, pero Barcelona es m¨¢s sedante. Madrid se ha convertido en un lugar competitivo, una ciudad antip¨¢tica. Por suerte, uno tiene su barrio, sus rincones y los amigos de toda la vida. Lo que m¨¢s me gustar¨ªa es que el mar desembocara en el Manzanares.
P. Esperemos que antes del estreno de Caricias Pepe Mart¨ªn no se fugue con un falso pasaporte.
R. Imposible; ?qui¨¦n me va a falsificar un documento, con esta cara de conde de Montecristo?
Caricias se estrena hoy, a las 20.30, en la sala Olimpia. Plaza de Lavapi¨¦s s/n. 527 46 22.
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