La generaci¨®n X busca la inspiraci¨®n en los veteranos de la contracultura
Ginsberg, Corso y Ferlinghetti se re¨²nen 50 a?os despu¨¦s de la revoluci¨®n 'beat'
La gabardina de Jack Kerouac pertenece, ahora al actor Johnny Depp, que pag¨® por ella casi siete millones de pesetas. Durante los seis ¨²ltimos d¨ªas, los supervivientes del movimiento beat, encorbatados, profesorales y con el pelo gris, volvieron al Greenwich Village -a las calles y caf¨¦s del m¨ªtico barrio y a las aulas de la Universidad de Nueva York- para repetir su mensaje contracultural. Y se encontraron con un p¨²blico, no de hippies trasnochados, sino de j¨®venes que agotaron las localidades. Rastreaban las conexiones entre la desorientada e inmadura generaci¨®n X y aquel esp¨ªritu espont¨¢neo, libre y rebelde que Allen Ginsberg sigue representando.
Rodeado de los poetas Gregory Corso, Lawrence Ferlinghetti y Michael McCIure, el m¨²sico David Amram y simpatizantes del movimiento beat como Anne Waldman o Ed Sanders, entre otros muchos, Allen Ginsberg presidi¨® unas abarrotadas sesiones que celebraban otro encuentro en Nueva York, de tres personas, hace 50 a?os: Ginsberg (Aullido), Jack Kerotiac (En la carretera) y William Burroughs (El almuerzo desnudo), en 1944.Al reencuentro falt¨® Kerouac, que muri¨® solo y borracho en 1969 a los 47 a?os, aunque se leyeron en el parque de Washington Square textos de su libro. Burroughs, de 80 a?os, llam¨® por tel¨¦fono, excus¨® su asistencia diciendo que sus gatos lo necesitaban, y ofreci¨® pintorescos consejos del estilo de: "Desconf¨ªa de las putas que digan que no quieren dinero. Lo que quieren es m¨¢s dinero".
Maestro de ceremonias
Allen Ginsberg se mantuvo m¨¢s cercano a la realidad y sostuvo que el esp¨ªritu beat puede iluminar a la generaci¨®n X para comprender el humor, la ecolog¨ªa, la franqueza sexual, el pensamiento oriental o el candor pol¨ªtico. Record¨® el significado. de la palabra beat: "Exhausto, en el culo del mundo, mirando hacia arriba y hacia afuera, insomne, con una visi¨®n amplia, perceptivo, rechazado por la sociedad, a tu aire, sabio de la calle".El poeta de Aullido hizo de respetable maestro de ceremonias, y firmaba sus libros con dibujos de girasoles a j¨®venes lectores. "Allen Ginsberg sigue vivo y pataleando", dijo uno de ellos. "Mucho de lo que pas¨® en los sesenta est¨¢ volviendo a ponerse de moda". Y precisamente la moda ha sido la ¨²nica concesi¨®n de Ginsberg al permitir que su fotograf¨ªa vistiendo pantalones caquis aparezca en una inteligente campa?a de anuncios de las tiendas GAP (el dinero cobrado ha ido directamente a la Escuela Jack Kerouac).
Ginsberg, profesor en el Brooklyn College, ya no necesita fotografiarse desnudo toc¨¢ndose la entrepierna para provocar a sus censores. Ahora que recibe homenajes en todo el mundo (su ¨²ltimo premio lo recibi¨® en Francia: Caballero de las Artes), sigue viviendo. en un apartamento alquilado, sin ascensor y con muebles sencillos. Ya no est¨¢ con su amante de muchos a?os, el tambi¨¦n poeta Peter Orlovsky, aunque son amigos, y escribe poemas sobre su cuerpo arrugado, pero todav¨ªa ¨¢vido ante los chicos de 18 a?os.
El profesor de arte de la Universidad de Nueva York Ed Adler, organizador de los actos (que incluyen una reposici¨®n abierta hasta el 10 de junio), estaba encantado por la calidez y la euforia de la audiencia, que le recordaba a los anos sesenta. "Se vio en todas las conferencias que hay una insatisfacci¨®n general con el status quo ", dice, "con una ecoponom¨ªa inflada por los yuppies, y una generaci¨®n que no tiene f¨¢cil acceso al trabajo y a la vivienda. La conexi¨®n entre estos j¨®venes y la beat generation es interesante, porque fueron los beat los que despu¨¦s de la lI Guerra Mundial, cuando todo entr¨® en un plano materialista, dijeron: ?d¨®nde queda la espiritualidad?".
Seg¨²n Adler, gente como Ginsberg no ha perdido la frescura, sino al contrario, sigue produciendo ahora algunos de sus mejores trabajos. Eso se junta a la vivacidad de sus cr¨ªticas. En su recital, Ginsberg, haciendo gala de su talento tambi¨¦n para la puesta en escena, clam¨®: "Venid, cerdos de la civilizaci¨®n occidental, comed m¨¢s grasa".
Temor a los conservadores
El poeta que alcanz¨® el reconocimiento mundial con su obra po¨¦tica Howl (Aullido), les teme m¨¢s a los conservadores de hoy que a los de los a?os cincuenta: "Entonces, la derecha era inconsciente, pero hoy tienen muy claras las cosas que no aprueban, como el arte o los homosexuales, por ejemplo. Empujan su visi¨®n de un mundo extremista monote¨ªsta, pero son unos grand¨ªsimos hip¨®critas".En las entrevistas, a Allen Ginsberg le quedan br¨ªos para denunciar a los telepredicadores estadounidenses, los pol¨ªticos c¨ªnicos, los polic¨ªas corruptos, la CIA, la cobard¨ªa de los medios de comunicaci¨®n y la pol¨ªtica con respecto a las drogas. Considera que en terrenos como la lucha por la legalizaci¨®n de la marihuana y el ecologismo, la generaci¨®n X y la beat coinciden plenamente. "Estoy a favor del pacifismo en la pol¨ªtica, de la meditaci¨®n, del candor en la vida personal".
Frente a la confianza que inspira la figura de Allen Ginsberg, los j¨®venes de la generaci¨®n X que abarrotaron la conferencia dedicada al legado de los beat, atra¨ªdos por la presencia del periodista Hunter S. Thompson, recibieron un ir¨®nico diagn¨®stico de ¨¦ste sobre su fragilidad en una ¨¦poca devorada por las modas: "Sois lo que los beatnicks en los a?os sesenta, pero pronto ser¨¦is la generaci¨®n Z. Sois el modelo de la ¨²ltima temporada".
Babelia
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