Jornaleros perplejos y subsidiados
A diferencia de otros municipios de Andaluc¨ªa, Humilladero, en la provincia de M¨¢laga -a 20 kil¨®metros de Antequera-, ha sido siempre un municipio sin tierra. Aunque tradicionalmente agr¨ªcola, los jornaleros han tenido que trabajar en los pueblos cercanos, en Fuente Piedra o en La Vega, que han sido las zonas ricas. Algod¨®n, remolacha, ma¨ªz, cuando ha habido. En estaci¨®n, la aceituna, y la emigraci¨®n, m¨¢s de lo que se puede contar. En la comarca barcelonesa del Vall¨¦s Oriental, sobre todo en Mollet, hay m¨¢s naturales de Humilladero que. aqu¨ª mismo: 3.000, contra los 2.400 habitantes de aqu¨ª. Todav¨ªa ahora, cuando es ¨¦poca, la gente se va a L¨¦rida a recoger la fruta.Aunque la escasez no les toma por sorpresa son esencialmente pobres, y fundamentalmente de izquierdas, llamados todav¨ªa rojos a modo de desprecio, aunque ellos reivindican toda la gama del arco iris-, s¨ª les tiene, esta locura agraria del subsidio y la tierra improductiva, vueltos por el, forro. Humilladero, gracias a los fondos del Plan de Empleo Rural (PER) y colaterales, se ha convertido en un pueblo precioso. Dice el alcalde por Izquierda Unida, Juan Francisco Guti¨¦rrez, alias El Lolo, que las casas y los cementerios cuentan lo qu¨¦ un pueblo ha sido. Si es eso, cierto, la arquitectura pre y post m¨®rtem "hablan de la extrema carest¨ªa: "Este pueblo llevamos 15 a?os apa?¨¢ndolo, pero en el cementerio hab¨ªa fosas y hoyos por todas partes: Y las casas, sencillas, a excepci¨®n de una, cerca de Fuente Piedra, la de los ricos".
Sitio de jornaleros campesinos y, sobre todo, de peque?os ganaderos, curtidos en la cultura de la emigraci¨®n, de estar juntos trabajando de temporeros en los, cortijos, de pasarlas canutas todos a la vez. Ahora se mueven en torno a la ¨®rbita del subsidio, la combinaci¨®n del PER y los trabajos espor¨¢dicos que salen en el campo: recolecci¨®n de la aceituna, la cebolla y la fruta en Catalu?a. Tambi¨¦n trabajan, cuando pueden, en la hosteler¨ªa en la Costa del Sol, contratados por temporada. Y en la construcci¨®n, que est¨¢ muy magra.
Antonio Segura es un veterano que recuerda, como el alcalde, que el subsidio no es una novedad. Ya en los tiempos del sindicato vertical llegaban fondos para paliar lo que ellos llaman "la sanmiguel¨¢", el periodo entre el final de la recolecci¨®n de la aceituna y el comienzo de la siega, "¨¦poca en que pod¨ªas colgar la quijada de un clavo en la pared porque no la ten¨ªas que usar para masticar: no hab¨ªa qu¨¦ comer". "Es tradicional de Andaluc¨ªa", comenta el alcalde, "y su gran problema, que los cultivos que se han hecho han sido los m¨¢s c¨®modos y conservadores: el olivo y el cereal, y en algunas zonas, lav i?a, que en absoluto se dan la mano. Termina una cosa, y hay un gran periodo, de escasez". En esas ¨¦pocas aprendieron la argucia de afrontar el hambre buscando el pic¨®n, la le?a medio quemada que se usaba para braseros; los esp¨¢rragos silvestres, que luego vend¨ªan en los caminos, y la famosa rebusca de las pocas aceitunas que quedaban en los olivos tras la recogida: cuestiones marginales que les permit¨ªan no morirse del todo.
Las ayudas que mandaba el franquismo para trabajos comunitarios -llamados as¨ª porque los jornaleros pon¨ªan las manos, y los propietarios, los tractores con que transportaban las piedras- son el precedente de los subsidios actuales, pero entonces casi todo se reduc¨ªa a arreglar camino! a la entrada de los pueblos. Humilladero, como otros municipios de Andaluc¨ªa, ha sacado el m¨¢ximo partido de los dineros que se le mandan: "Con el PER hemos hecho una parte de las viviendas sociales, e incluso el mercado, y ahora estamos en un pol¨ªgono, porque se trata de dar respuesta a la carencia, de infraestructuras, mezcl¨¢ndolo con el intento de crear las condiciones para desarrollar la econom¨ªa y dar puestos de trabajo. Combinando el PER con los planes provinciales de Obras y Servicios, en 14 a?os hemos cambiado la fisonom¨ªa del pueblo". En el pol¨ªgono est¨¢n puestas muchas esperanzas: "Est¨¢ muy bien situado, conectado con arterias que nos unen tanto al puerto de M¨¢laga como al aeropuerto, a Sevilla, a C¨®rdoba, a Madrid. Son 80.000 metros cuadrados en los que se est¨¢n estableciendo ya peque?as empresas, y hay gente del pueblo adquiriendo parcelas y haci¨¦ndose naves, gente que volvi¨® de la emigraci¨®n con sus ahorros".
Para muchos vecinos y para El Lolo, alcalde imaginativo que hace unos a?os se hizo popular porque, horrorizado por la cantidad de escopetas de aire que ten¨ªan los chiquillos, consigui¨® cambi¨¢rselas por bonos para la piscina, los perjuicios del PER -en el 93, 18 millones de pesetas para jornales y Seguridad Social, y 9 para materiales, de 1.207 millones destinados a la provincia de M¨¢laga; 19.000 millones para todo el territorio subsidiado- corren parejos a sus beneficios. "No se puede estar, por un lado, financiando una mano de obra inactiva, a la vez que los recursos naturales que esa mano de obra podr¨ªa trabajar son subsidiados, precisamente, para que no produzcan". La perplejidad de los vecinos se refleja en estas palabras de El Lolo, que Antonio Segura apoya: "El campo ya no es el campo, sino un medio casi hostil a la persona del campo".
Aqu¨ª, en Humilladero, el Gobierno de UCD expropi¨® una finca de las llamadas manifiestamente mejorables para repartirla entre casi unan treintena de parceleros. Esa gente, ahora, tiene los pies m¨¢s en el suelo: "No ha cambiado su situaci¨®n econ¨®mica, pero piensan en clave de utilidad, de que lo que trabajan les genera comida. Cuando eso se compara con fincas de las que en aquel momento se dijo lo mismo, que est¨¢n sin labrar y, encima, el Estado paga para que se mantengan as¨ª, por los controles de la Comisi¨®n Europea, se nos caen los palos del sombrajo. Si, al menos, dijeran que esto no puede, ser as¨ª pero crearan peque?os invernaderos, talleres o f¨¢bricas...".
Y luego est¨¢n los modestos ganaderos de toda la vida: "Cuando ves al de las vacas, que le han pagado para que no las tenga y, adem¨¢s, como ya no necesita licencia fiscal, puede entrar en el paro..., ?sa es la historia de esta gente, de esa par te de la econom¨ªa local, que se " cae porque no somos pa¨ªs productor de leche. Y as¨ª todos entramos en lo f¨¢cil". Es lo que lla man la minusval¨ªa de la gente del campo, que antes, aunque estuvieran: en la miseria, sal¨ªan y se las arreglaban para hacer al ¨ªnenos una comida antes de la noche, de sarrollando el ingenio y sac¨¢ndole al me dio lo que pod¨ªan.
Se ha creado una contracultura, y eso hace que la gente viva sin est¨ªmulo, en permanente precariedad y en permanente dependencia de quien gobierna. El propio alcalde de IU no tiene dudas de que la mayor parte de sus vecinos votar¨¢n al PSOE en las auton¨®micas: "La gente vive a corto plazo, en un como me quiten esto, me muero ". La desactivaci¨®n del tejido productivo tradicional siembra el des¨¢nimo, hasta el punto de que la recogida de la aceituna se celebra como una gozosa excepci¨®n:
- En esos d¨ªas volvemos a la normalidad -cuenta un vecino-, nos levantamos temprano, las mujeres preparan la comida. Estamos alegres, hablamos del campo, comentamos las cosas de las que todav¨ªa nos acordamos. Porque, con el subsidio, los hombres s¨®lo conversan de deportes. Si hasta nos cambia la cara. El resto del tiempo lo pasamos aburridos, irritados, todo nos parece mal.
Como hay que espabilar con lo que se tiene -y la nostalgia por el campo perdido es un buen tema de conversaci¨®n, pero no llena de contenido los l¨ªmites del futuro-, varios ayuntamientos de esta zona se han concertado para encargar a la Facultad de Econ¨®micas de la Universidad de M¨¢laga un estudio -a pagar con los fondos- sobre su potencialidad y el material humano en el mundo de hoy. "Para conocer cient¨ªficamente cu¨¢l es nuestra capacidad real y en qu¨¦ sentido debemos dirigirla".
Las blancas casas de Humilladero, sus' calles asfaltadas, el mismo Ayuntamiento, el local de actos, el mercado, el pol¨ªgono: retrato de la nueva Andaluc¨ªa, en donde el campo, que est¨¢ a las mismas puertas, parece quedar muy lejos.
MANANA
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