La reputaci¨®n es planta delicada
?Qu¨¦ sucede cuando un peri¨®dico publica que alguien ha comprado y vendido acciones y que ha hecho un determinado negocio y resulta que esa persona ni ha comprado ni ha vendido ni ha hecho negocio?Sucede que esa persona tiene derecho a que el peri¨®dico rectifique y que los lectores tienen derecho a que se les explique por qu¨¦ o c¨®mo se ha cometido el error. Esto es aplicable a EL PA?S y a cualquier diario no sensacionalista del mundo. Este peri¨®dico encomienda la tarea a la Defensora del Lector, pero si no existiera, el compromiso ¨¦tico seguir¨ªa siendo el mismo. Vayamos a dos casos concretos.
EL PA?S public¨® el d¨ªa 23 en la p¨¢gina 50 (secci¨®n de Econom¨ªa) una amplia informaci¨®n titulada Directivos y empleados de Agrom¨¢n ganaron 5.000 millones con la compraventa de acciones de la empresa. Entre los directivos que se beneficiaron con esa operaci¨®n se enumeraba "a todos los miembros del consejo", incluido Juli¨¢n Coca.
El mismo d¨ªa en que se public¨® la noticia, Juli¨¢n Coca envi¨® una carta a la Defensora del Lector asegurando que ning¨²n redactor de este peri¨®dico se hab¨ªa puesto en contacto con ¨¦l para corroborar la informaci¨®n y que ¨¦sta era falsa en lo que le concern¨ªa.
Coca explicaba: "Fu¨ª nombrado consejero de dicha sociedad el d¨ªa 28 de junio de 1989, sin haber tenido previamente la menor vinculaci¨®n con la misma; y soy propietario de 57 acciones de Agrom¨¢n, con un valor actual de 46.626 pesetas, que fueron compradas directamente en Bolsa, siendo el de 50 el n¨²mero m¨ªnimo requerido por los estatutos sociales para ser consejero, y nunca he vendido una sola acci¨®n de dicha empresa".
Este departamento comprob¨® que nadie se hab¨ªa puesto en contacto con el interesado y pidi¨® al redactor que elabor¨® dicha informaci¨®n, Sebasti¨¢n Tobarra, que les explicara a ustedes lo que hab¨ªa sucedido.
He aqu¨ª su respuesta: "Fue la, direcci¨®n de Agrom¨¢n quien me indic¨® que el consejo en pleno compr¨® acciones, porque (son las palabras de la fuente), 'los incluimos como directivos en esta operaci¨®n".
"El problema", explica el redactor, "es que, en la memoria correspondiente al ejercicio de 1989, don Juli¨¢n Coca figura como consejero, sin que se especifique que su entrada en el consejo se produjo a mitad del ejercicio, por lo que di por supuesto que era consejero en el momento de realizarse la compraventa de acciones".
"Dando por buena la informaci¨®n de la direcci¨®n", prosigue Tobarra, "s¨®lo me pareci¨® necesario contactar con el consejero Marcelino Oreja, para evitar que se pudiera relacionar mi informaci¨®n con su reciente nombramiento como comisario ante la Comisi¨®n Europea". (Oreja explic¨® al redactor que compr¨® acciones, pero que no las vendi¨® hasta 1993, cuando su valor ya hab¨ªa ca¨ªdo en picado. As¨ª se reflejaba en la informaci¨®n publicada).
Queda claro, pues, cu¨¢les fueron los pasos que dio el redactor y por qu¨¦ no consider¨® necesario corroborar la informaci¨®n con todos y cada uno de los interesados. Queda tambi¨¦n claro que los datos que recibi¨® y public¨® proced¨ªan de una fuente solvente, pero que eran incorrectos en lo que al se?or Coca se refieren.
Segundo caso. En el suplemento El Pa¨ªs Domingo del 8, de mayo, p¨¢gina 3, se dec¨ªa que "De la Concha lleg¨® a gestionar el patrimonio de tres directores generales [del Banco de Espa?a]" y se menciona entre ellos a Raimundo Ortega.
El interesado envi¨® dos cartas de rectificaci¨®n, que fueron publicadas, explicando que su ¨²nica relaci¨®n con el despacho de De la Concha "se remonta a junio de 1971 y consisti¨® en. la compra de cinco acciones de Alianza Editorial por un importe de 50.750 pesetas".
Ortega adjunt¨® fotocopia de la p¨®liza correspondiente y coment¨®: "Me parece evidente que en modo alguno esa operaci¨®n puede calificarse como gesti¨®n de patrimonio".
Javier Ayuso, autor del reportaje y redactor jefe de la edici¨®n del domingo de EL PA?S, env¨ªa a la Defensora del Lector una nota en la que reconoce que no se expres¨® bien a la hora de explicar las cuentas de Raimundo Ortega y ?ngel Madro?ero, ambos directores generales del Banco de Espa?a.
"Aunque el reportaje se refer¨ªa a distintos tipos de clientes en el despacho de Manuel de la Concha y a la utilizaci¨®n que hizo el agente de estos personajes p¨²blicos", se?ala Ayuso, "dec¨ªa que De la Concha gestionaba el patrimonio de ambos, cuando en realidad tan s¨®lo hab¨ªa actuado de agente de una operaci¨®n burs¨¢til de cada uno. Realmente no fui lo suficientemente preciso en la aclaraci¨®n, como expliqu¨¦ personalmente a ambos a los pocos d¨ªas de publicarse el reportaje".
Como la reputaci¨®n de las personas (es decir, el juicio que tienen los dem¨¢s sobre su moralidad) es planta delicada que no conviene zarandear sin motivo, procede pedir disculpas a los interesados y a los lectores del peri¨®dico en general.
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