El ojo que escucha
Alberto Iglesias y Bingen Mendiz¨¢bal encabezan una generacion de musicos que pone al d¨ªa la m¨²sica para cine
Desde los tiempos en los que un pianista acompa?aba unas im¨¢genes desde el foso, el cine no s¨®lo se ve con los ojos. La aparici¨®n de la comedia musical signific¨® el despegue de la m¨²sica compuesta exclusivamente para el cine y, a veces, hoy resulta dificil explicar si el ¨¦xito de un filme se debe al guionista, al director, a los actores o al m¨²sico. Alberto Iglesias y Bingen Mendiz¨¢bal pertenecen a una nueva generaci¨®n de compositores espa?oles que unen una formaci¨®n cl¨¢sica con la est¨¦tica contempor¨¢nea. Sus trabajos con los cineastas Julio Medem y Juanma Bajo Ulloa los han situado como renovadores del. lenguaje musical cinematogr¨¢fico.Alberto Iglesias, donostiarra de 38 a?os, estudi¨® piano y armon¨ªa en San Sebasti¨¢n, antes de ampliar estudios de composici¨®n, m¨²sica electroac¨²stica y piano en Par¨ªs. La muerte de Mikel, de Imanol Uribe, fue su prueba de fuego hasta que lleg¨® Julio Medem con Vacas. Al segundo intento, La ardilla roja, Iglesias consigui¨® el premio Goya a la mejor banda sonora. Despu¨¦s Carlos Saura le eligi¨® para Dispara y Nacho Duato bail¨® su disco Cautiva antes de encargarle en exclusiva una nueva obra: Tabulae. En la carpeta, un segundo disco en solitario y una nueva cita con Medem.
Siete a?os m¨¢s joven, Bingen Mendiz¨¢bal estudi¨® viol¨ªn en el conservatorio de Vitoria, su ciudad. M¨¢s tarde, armon¨ªa, contrapunto y composici¨®n con Carmelo Bernaola antes de integrarse en el grupo de rock Herzairtak. Juanma Bajo Ulloa le di¨® la primera oportunidad en un cortometraje. Despu¨¦s continu¨® con Bajo Ulloa en Alas de mariposa y La madre muerta. Mariano Barroso (Mi hermano del alma) y Enrique Urbizu (C¨®mo ser infeliz y disfrutarlo) tambi¨¦n se fijaron en este vitoriano de 31 a?os, que afirma que todo le ha llegado muy deprisa.
Iglesias con Medem y Mendiz¨¢bal con Bajo Ulloa pueden dar las claves de una cinematograf¨ªa vasca en alza. "Si hay alguna caracter¨ªstica com¨²n en el cine vasco es la intensidad, dice Iglesias. "No s¨¦ si se deriva de alg¨²n rasgo peculiar, pero creo que puede darse en cualquier lugar. Se intenta llegar a lo general desde lo particular, algo que antes no se daba en este cine, demasiado preocupado por la localizaci¨®n. La apertura sin desvirtuar es el ¨²nico camino para integrar la cultura vasca en una corriente universal. De lo contrario, te asfixias", dice.Seg¨²n Bingen Mendiz¨¢bal, existe un c¨®digo casual, motivado por el conocimiento mutuo, por aprender a la vez. Tambi¨¦n esta ilusi¨®n en la trabajo". Para Iglesias, la m¨²sca juega un papel imporante en este c¨®digo. "En el cine joven espa?ol hay ahora m¨¢s necesidad de la m¨²sica. La relaci¨®n director y m¨²sico es muy estrecha y permite consederar la m¨²sica de cine como algo tuyo, no como aquello que se hace s¨®lo con oficio", dice. "Hoy, el cine da margen para que el m¨²sico sea creativo, lleve su sonoridad a una pel¨ªcula y amplifique emociones, aunque tampoco puedes hacer de una pel¨ªcula un banco de pruebas. Lo que interesa es el filme, no tu caligrafia".Mendiz¨¢bal e Iglesias mantienen un di¨¢logo fluido, con frecuentes puntos comunes y alguna diferencia. Como la que se produce cuando se refieren a la metodolog¨ªa en el trabajo. "La necesidad de hablar un lenguaje com¨²n es un fen¨®meno reciente", responde Iglesias. "Prefiero que esta relaci¨®n comience en el montaje del filme, cuando la aportaci¨®n del m¨²sico significa una opci¨®n nueva". Mendiz¨¢bal trabaja de otra manera. "Comienzo a componer durante el rodaje, incluso antes de rodar. Dispones de m¨¢s tiempo, el director ya puede escuchar algo de m¨²sica, aunque no sea definitiva. Con Juanma Bajo Ulloa funciona bien".En lo que s¨ª coinciden es en denunciar la escasa atenci¨®n que, hasta ahora, prestan la mayor¨ªa de los cineastas a sus m¨²sicos. "Si hay algo que me jode de trabajar con Bingen Mendiz¨¢bal es que al final, despu¨¦s de escuchar su m¨²sica, siempre tengo la horrible sensaci¨®n de haberle pagado miserablemente", escribe Juanma Bajo Ulloa en la carpeta del disco que contiene la m¨²sica de La madre muerta. "El presupuesto para la m¨²sica en una pel¨ªcula espa?ola ronda el 2%. Una miseria", dice Alberto Iglesias. "Desde los mismos directores deber¨ªa llegar la propuesta de exigir una cantidad digna para la m¨²sica. El tiempo entre las mezclas y el montaje -que es cuando se concreta la m¨²sica- tambi¨¦n se queda corto. Son los dos grandes problemas". "Hay quien hace la m¨²sica para una pel¨ªcula en 15 d¨ªas. Es muy fuerte", a?ade Mendiz¨¢bal.Reconocidos como autores de bandas sonoras, no consideran frustrante que les encajonen en este g¨¦nero. "Es m¨²sica aplicada y est¨¢s sujeto a eso, aunque en modo alguno es un subg¨¦nero", dice Mendiz¨¢bal. "Lo malo es quedarte insatisfecho por tocar lugares comunes", afirma Iglesias. "La m¨²sica en el cine funciona como una memoria: toca cosas que ya han sonado y reconoces. La sustancia musical en la que se mov¨ªan los primeros cineastas era Sibelius, Prokofiev, Bruckner, el posromanticismo... Esto ha creado de antiguo la impresi¨®n de utilizar material de segunda mano, que hoy es un rasgo de modernidad. Los compositores puros no est¨¢n tan comprometidos con la investigaci¨®n sonora como hace 15 a?os, cuando sus trabajos personales eran totalmente diferentes de sus obras para cine".
Bingen Mendiz¨¢bal remata la cuesti¨®n refiri¨¦ndose a los lazos que unen, cada vez de manera m¨¢s estrecha, los lenguajes contempor¨¢neos del cine y la m¨²sica: "Antes era impensable una m¨²sica de Carmelo Bernaola en una pel¨ªcula de Alfredo Landa. Hoy el cine tiene m¨¢s que ver con la m¨²sica actual. Los compositores son mucho m¨¢s abiertos, sin militar en un solo estilo. Ahora se bebe de todas las m¨²sicas. Hay que comprenderlas para adquirir la versatilidad que requiere el limitado mercado espa?ol, con tan pocas pel¨ªculas y tan diferentes".
Alberto Iglesias parece de acuerdo: "Hace 20 a?os, el camin¨® del compositor de vanguardia estaba cerrado al rock. Ahora es imposible, porque es una cultura que se vive con naturalidad. El cine puede llevarte a regiones que no hab¨ªas pensado; vivimos de una manera Poliestil¨ªstica y un cuarteto de cuerda puede tener influencias. del rhythm and blues sin disfrazarse de rockero".
La conversaci¨®n termina haciendo hincapi¨¦ en el respeto mutuo entre cineasta y m¨²sico y en la necesidad de no limitarse. "Puede que te etiqueten como m¨²sico de cine, pero intento compaginarlo con la m¨²sica pura, que no venga de unas im¨¢genes", dice Iglesias. "El cine te da estados emocionales -p¨®ngase triste: 52 segundos- y no quiero limitarme a eso".El reciente oscar de Belle ¨¦poque -"Trueba siempre cuida sus bandas sonoras", dice Iglesias quiz¨¢ pueda contribuir a centrar este respeto y a pensar en una m¨²sica cinematogr¨¢fica espa?ola sin fronteras. "El oscar viene bien a todo el mundo, aunque la m¨²sica de Belle ¨¦poque sea de un franc¨¦s, dice Mendiz¨¢bal. Iglesias no lo tiene tan claro: "Es dificil. Quiz¨¢ cuando las pel¨ªculas espa?olas salgan fuera, alg¨²n chalado se fije en la m¨²sica".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.