Confusi¨®n de g¨¦nero

No s¨¦ qu¨¦ hacer (buen signo, dir¨¢ ese otro dubitativo que soy). Leo en El Pa¨ªs Semanal del d¨ªa 1 de mayo, p¨¢gina 36, el anuncio de un libro "para romperse la cabeza" llamado El ¨²ltimo arca de No¨¦. Me rompo la cabeza y pienso: las arcas han dejado de ser femeninas. Protesto un poco y sigo viviendo, que m¨¢s se perdi¨® yo qu¨¦ s¨¦ d¨®nde. El jueves 5 de mayo, El Pa¨ªs Madrid, p¨¢gina 31, leo en gran titular que Jorge Amado declara: "El humor es el ¨²nico arma que tenemos los viejos". Las armas tambi¨¦n han dejado de ser femeninas (gramaticalmente, claro). He traducido muchas obras portuguesas de Brasil (y traduzco cuando se puede), y no me cabe duda de que no se trata de un error de traducci¨®n literal y que tampoco Jorge Amado se hubiera permitido ese falso masculino en portugu¨¦s. No s¨¦ qu¨¦ hacer: he comenzado a imaginar "un hermoso alma", "el laborioso ama de casa", "un filoso hacha", "el horrendo hambre". Leo en el Esbozo de una nueva gram¨¢tica de la Lengua Espa?ola: "La interposici¨®n de cualquier palabra entre el art¨ªculo y el sustantivo impide el uso de el: el habla, pero la dulce habla (2.6.4.b.). Me tranquilizo, pero no del todo, porque digo yo: ?d¨®nde est¨¢ la pasi¨®n del hablar bien? ?Habr¨¢ que investigar a los corruptores del idioma? S¨®lo pregunto por preguntar. Al fin y al cabo, qu¨¦ importa: la gente sigue leyendo y hablando tan poco.-