Los refuerzos militares israel¨ªes cruzan la frontera libanesa y penetran dentro de la 'zona de seguridad'
Mientras los libaneses enterraban ayer a las v¨ªctimas de la m¨¢s reciente agresi¨®n de Israel, tropas de este pa¨ªs reforzaban sustancialmente sus posiciones al norte de la frontera entre ambos Estados, en la llamada zona de seguridad, para dar ¨¦nfasis a las advertencias contra la guerrilla musulmana. Las fuerzas del poderoso movimiento fundamentalista Hezbol¨¢ (Partido de Dios), en pie de guerra contra Israel, amenazaron con una ola de ataques suicidas contra territorio israel¨ª. Y sus juramentos de venganza resonaban entre las monta?as del sur de L¨ªbano con la misma nitidez que los disparos de la artiller¨ªa israel¨ª.
La seriedad con la que Israel est¨¢ sopesando la situaci¨®n queda ilustrada con el impresionante despliegue de carros de combate y piezas de artiller¨ªa, primero hacia la frontera internacional y luego hacia la franja que ocupa el Estado israel¨ª en el sur de L¨ªbano. Columnas de blindados comenzaron a movilizarse el jueves por la noche y los refuerzos segu¨ªan cruzando la frontera ayer. Por los caminos del norte de Israel se ve¨ªan camiones de transporte de blindados y autobuses vac¨ªos, que supuestamente hab¨ªan llevado material y tropas hacia la denominada zona de seguridad.Los israel¨ªes se acostaron anoche con la sensaci¨®n de que, a pesar de los esfuerzos de paz, en Oriente Pr¨®ximo la historia se repite inexorablemente. Israel est¨¢ nuevamente al borde de un conflicto con L¨ªbano. La novedad es que esta vez un enfrentamiento abierto puede tener consecuencias funestas para el proceso de paz en la regi¨®n.
La mayor¨ªa, sin embargo, prefer¨ªa apoyar la tesis de que la abrupta escalada de violencia aflojar¨¢ para dejar paso a la maniobra pol¨ªtica. "Es una tormenta pasajera", dijo un comerciante del pueblo israel¨ª de Kiryat Shemona, a menudo alcanzado por la coheter¨ªa libanesa y palestina. "Ya estamos acostumbrados a dormir en los refugios. No recuerdo cu¨¢ntas veces nos hemos visto frente a la posibilidad de una nueva guerra. Pero esta vez no ocurrir¨¢ nada. El riesgo pol¨ªtico es sencillamente demasiado elevado. La cosa no pasar¨¢ a mayores", subray¨®.
Este c¨¢lculo tranquilizador no era ciertamente compatible con la alarma, la indignaci¨®n y el luto que sobrecog¨ªan a los libaneses tras el devastador ataque de la aviaci¨®n israel¨ª contra una base de Hezbol¨¢ situada cerca de Baalbek la madrugada del jueves. Por lo menos 45 guerrilleros -muchos de ellos adolescentes que no hab¨ªan cumplido los 19 a?os- perecieron despedazados por los proyectiles de helic¨®pteros y cazabombarderos que se adentraron en territorio liban¨¦s controlado por el Ej¨¦rcito sirio para asestar el m¨¢s duro golpe a la guerrilla musulmana en casi una d¨¦cada.Ataque sin provocaci¨®n
Lo que m¨¢s contribu¨ªa a inflamar la furia ¨¢rabe era un hecho simple: el ataque del jueves no fue una represalia. Fue una operaci¨®n que no respond¨ªa a una provocaci¨®n espec¨ªfica. Los guerrilleros de Hezbol¨¢ murieron en sus camas y ni los libaneses ni los sirios pudieron impedirlo.
Israel se ufan¨® de la precisi¨®n de la operaci¨®n, pero obviamente est¨¢ tomando las amenazas en serio, especialmente despu¨¦s de que Hezbol¨¢ lanzara seis andanadas de cohetes Katyusha, muchos de los cuales se estrellaron en el norte de Israel sin causar bajas ni grandes da?os.
El Gobierno de Isaac Rabin, se enfrentaba anoche a la posibilidad de verse forzado a utilizar una dureza similar a la que caracteriz¨® la llamada Operaci¨®n rendici¨®n de cuentas, en julio del a?o pasado. En esa ocasi¨®n, Israel bombarde¨® sistem¨¢ticamente el sur de L¨ªbano durante una semana y caus¨® centenares de muertos y heridos, en su mayor¨ªa civiles, como castigo a una ofensiva guerrillera con los rudimentarios cohetes Katyusha. La devastadora campa?a israel¨ª ces¨® en virtud de un acuerdo no escrito, patrocinado por Estados Unidos, y seg¨²n el cual Siria se comprometi¨® a impedir que Hezbol¨¢ volviera a atacar el territorio israel¨ª.
El primer ministro Rabin, preocupado por las consecuencias del ataque del jueves y temeroso de que las represalias guerrilleras terminen por arrastrar a Israel a una nueva aventura en L¨ªbano, pidi¨® nuevamente la intervenci¨®n diplom¨¢tica de Washington para que Siria se encargue de frenar a Hezbol¨¢.
Ese mensaje no parec¨ªa haber sido recibido en Beirut. Durante una multitudinaria manifestaci¨®n de repudio a las acciones israel¨ªes, el l¨ªder de Hezbol¨¢, Hassan Nasrala, jur¨® vengar la sangre de los nuevos m¨¢rtires con una ola de ataques suicidas. "Los muyahidin [guerreros sagrados] seguimos aqu¨ª. Si ayer ten¨ªamos decenas de combatientes suicidas, hoy no tenemos centenares sino miles", dijo, mientras los manifestantes coreaban: "Esperad, sionistas, esperad... que ya viene Hezbol¨¢".
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