"No os pasar¨¢ nada, porque el Mes¨ªas est¨¢ con vosotros"
Y una naci¨®n no levantar¨¢ su espada contra otra naci¨®n ni ense?ar¨¢ a hacer la guerra a otra...". Labradas en piedra, las palabras del profeta Isa¨ªas ofrec¨ªan poco consuelo a los civiles israel¨ªes y libaneses que depart¨ªan amigablemente en el observatorio de este puesto fronterizo, donde ayer se escuchaba el estruendo de ca?onazos y el pregonar de una atractiva cuarentona llamada Mary Shedrah. La mujer vend¨ªa guindas en primorosas cajitas de pl¨¢stico transparente.Mientras la gente escudri?aba el horizonte en un vano intento de localizar las bater¨ªas israel¨ªes en plena faena contra posiciones guerrilleras libanesas, la mujer se lamentaba: "Los cohetes son muy malos para el negocio. Desde ayer no pasa un solo turista", dijo. En su puesto de venta, Mary Shedrah exhib¨ªa una colecci¨®n de camisetas con variados motivos militares y una colecci¨®n de recuerdos israel¨ªes. Indiferente a la tensi¨®n que se ha impuesto en la zona desde el jueves, la mujer comenz¨® a echar loas al Ej¨¦rcito israel¨ª. "Soy libanesa, pero si me dan a escoger entre L¨ªbano con los sirios o Israel con sus soldados, me quedo con Israel", dijo.
En esa elecci¨®n habr¨ªa estado de acuerdo, hasta cierto punto, con un joven jud¨ªo de Ginebra llamado Yehuda Frankel, quien unos kil¨®metros al sur, en el pintoresco pueblo de Kiryat Shemona, ofrec¨ªa apoyo moral a un grupo de israel¨ªes.
Una barba roja camuflaba bien sus 23 a?os de edad. Sus j¨®venes facciones estaban cobijadas bajo el ancho alero de un sombrero negro. El mensaje que llev¨® a los israel¨ªes asustados era cuando menos, enigm¨¢tico: "No os pasar¨¢ nada porque el Mes¨ªas est¨¢ con vosotros", dec¨ªa este iluminado a todo aquel que quer¨ªa o¨ªrle. El joven Yehuda se sent¨ªa un hombre con una misi¨®n espec¨ªfica: proclamar el advenimiento de Dios en la Tierra para proteger y guiar al pueblo de Israel hacia una generosa recompensa divina.
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