Tanteo agotador
Los favoritos se dedicaron al an¨¢lisis durante casi ocho horas
Casi ocho horas agotadoras sobre la bicicleta y 235 kil¨®metros y cinco puertos despu¨¦s, todos juntos. S¨®lo dos v¨ªctimas: Giovannetti y Ugrumov. Los grandes se dedicaron a sudar un poco y a mirarse en la cara y en las piernas; calcular el ritmo de pedalada de los rivales y contarles los dientes de los pi?ones; a observar debilidades y fortalezas; miedos y valent¨ªas.Todo, bajo el cielo imperturbable de los Dolomitas y con la cabeza puesta en el d¨ªa siguiente. ?Indur¨¢in?, tranquilo, a la expectativa, confiando en sus fuerzas. Al final, todos hablando de todos y del Mortirolo. Entre medias, un descarado juego de equipos. Los m¨¢s fuertes -Polti, Gewiss-, d¨¢ndose la mano y pactando. Otros, de mercenarios.
Y queda un d¨ªa menos, de Giro y Berzin sigue l¨ªder, sin haberse sometido hasta hoy a ninguna prueba propuesta por sus rivales; controlando la partitura sin esfuerzo aparente. Bugno -el deportista italiano m¨¢s sexy seg¨²n una cadena de televisi¨®n norteamericana que est¨¢ rodando un reportaje sobre su actividad-, asustando a todos por su poder y el de su equipo. De las Cuevas, comenzando a dar s¨ªntomas de debilidad en la alta monta?a. Y los j¨®venes, los que no tienen nada que perder porque nada tienen a¨²n, sino expectativas, ense?ando los dientes y haciendo pensar a los veteranos.
En Merano, despu¨¦s de un descenso escalofriante, venci¨® otro de los del 70, Marco Pantani, un joven medio calvo, todo huesos afilados, que ha aprendido el oficio al lado de Chiappucci. Pantani, el joven m¨¢s cortejado, se llev¨® el gato al agua frustrando dos esfuerzos hacia la heroicidad, el de Pascal Richard y el de su capo Chiappucci. Pantani no es flor de un d¨ªa: si no hubiera habido etapas contrarreloj ser¨ªa el l¨ªder con 55 segundos de ventaja sobre Berzin.
Y el Kelme, metiendo dedos en los ojos, molestando, todo el d¨ªa atacando, con su tr¨ªo colombiano -Triana, Mu?oz y Buenahora- y con el inconmensurable Cubino. Trabajaron para la etapa, pero fallaron en el momento decisivo, cuando Pantani dijo hasta luego.
"Yo, c¨®modo, a rueda del Gewiss", dice Indur¨¢in. El equipo de Argentin y el l¨ªder sigue empe?ado en no soltar la batuta bajo ninguna circunstancia. Ah¨ª entran en juego los piques con otros equipos.
Con el GB-MG, por ejemplo. El zorro Ferretti lanz¨® a dos de los suyos para que fueran abri¨¦ndose la carrera. Sorensen y Richard cogieron un par de minutos, acompa?ados de otros cinco, y el Gewiss, los ocho, menos Berzin, no estaban dispuestos a consentir que se largaran. A tiro, marc¨¢ndoles el ritmo los de delante, los tuvieron toda la etapa. Hasta que la relaci¨®n energ¨ªas-esfuerzo empez¨® a ser negativa. Y los dem¨¢s, tranquilos viendo como se desgastaba el equipo del l¨ªder.
Y, cuando agotado por su trabajo, el Gewiss dej¨® de existir -s¨®lo el maestro Argentin aguant¨® y tir¨®, tir¨® y aguant¨® junto a Berzin, dirigi¨® el tr¨¢fico sin silbato- salt¨® el Lampre a echar una mano. Conti marc¨® un ritmo endemoniado subiendo el Giovo y dej¨® la selecci¨®n justa, los m¨¢s fuertes. Le vino bien a Indur¨¢in. Otro equipo -Conti trabajaba para sus compa?eros Tonkov y Belli- cuyos objetivos coinciden con los del Banesto. Indur¨¢in tranquilo, a rueda. "Ha sido un d¨ªa de estudio antes del examen dominical", dice Ech¨¢varri.
Todos sacaron sus propias conclusiones de la lecci¨®n dolom¨ªtica. Berzin: "Veo mucho m¨¢s peligroso a Bugno que a Indur¨¢in. Yo le tuve que pedir a Bugno que no bajara tan deprisa el Giovo". Bugno: "Indur¨¢in y Berzin, muy bien; De las Cuevas, no tanto". Chiappucci: "Indur¨¢in tiene un equipo de tercera divisi¨®n". Indur¨¢in: "?En el Mortirolo? Estar arriba y ver la cara de los rivales".
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