La feria
Tradicionalmente, los meses de mayo y junio son en Madrid los meses de las ferias. En realidad, para los madrile?os, la primavera entera es una feria que empieza con San Isidro y termina, ya en puertas del verano, con los preparativos para las vacaciones y el fin de los ex¨¢menes, que no dejan de ser, al menos para los estudiantes, otra feria: cada uno los cuenta seg¨²n les va en ellos.Dos son, no obstante, las ferias por excelencia, seg¨²n los gustos de cada cual, de cada primavera madrile?a.
La primera, y la m¨¢s concurrida, es la feria de los toros, que re¨²ne cada tarde en el coso de Las Ventas a un mont¨®n de madrile?os y turistas, japoneses sobre todo, y que algunos llaman fiesta en vez de feria, como si fuera algo alegre ver a un toro ensangrentado dando vueltas y carreras por la arena.
La segunda es la de los libros, que se celebra todos los d¨ªas en el parque del Retiro y que tiene la virtud, entre otros m¨¦ritos, de ser la mejor rogativa que hacemos los madrile?os: en cuanto los libreros sacan sus libros, suele empezar a llover como si se rompiera el cielo. Seguramente, es que esto de los libros provoca en las alturas cierto estremecimiento.
Este a?o, sin embargo, a las dos ferias por excelencia -a las que habr¨ªa que a?adir alguna otra menor, como la de los artesanos o la de los libros viejos- se ha unido otra menos tradicional pero m¨¢s agria y pol¨¦mica: la feria de los pol¨ªticos, que recorren d¨ªa y noche la ciudad a la caza de esos votos que hoy m¨¢s que nunca valen su peso en oro, a juzgar por lo que dicen las encuestas.
Entre chicuelina y libro, entre novela y oreja, asomados a los palcos de la plaza o confundidos como uno m¨¢s entre los escritores del Retiro, firman aut¨®grafos, toman croquetas, fuman habanos, comentan las excelencias de un natural o las virtudes de la ¨²ltima novela, mientras hacen brindis al sol y gui?os a la concurrencia.
As¨ª las cosas, el que no vende libros compra adhesiones y el que no vende imagen compra cr¨ªticos y/u orejas. Los vendedores estamos por todas partes, como la peste, y ello hace que estos d¨ªas Madrid entera sea una feria.
Remedando la frase de Eugenio D'Ors -sobre la pr¨¢ctica de las conferencias-, se podr¨ªa decir que este a?o, en Madrid, o vendes algo o te venden.
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