Las sectas no existen
Las sectas no existen, sino en algunas mentes calenturientas. En su art¨ªculo del 23 de mayo se ignora el hecho de que la Iglesia de Cienciolog¨ªa ha sido oficialmente reconocida por el Gobierno de Estados Unidos en 1993 a la par que las religiones tradicionales (EL PA?S pose¨ªa esta informaci¨®n), as¨ª como lo hicieron el Gobierno portugu¨¦s, ruso, canadiense, etc¨¦tera. La obligatoriedad de contrastar las fuentes se ve en entredicho cuando transcribe mal el nombre de la Asociaci¨®n Civil de Dian¨¦tica, registrado en el Ministerio del Interior, por Dian¨¦tica Espa?ola (usado por un conocido grupo de fan¨¢ticos antirreligiosos condenados por secuestro en varios pa¨ªses). Nuevo yerro: no hemos inscrito ninguna iglesia universal de cienciolog¨ªa, sino la Iglesia Cienciol¨®gica de Espa?a.Errores l¨®gicos cuando las fuentes son dudosas: se cita el informe Canteras como "el primer estudio serio"; pues bien, ese informe (v¨¦ase p¨¢gina 81) est¨¢ fundamentado en una encuesta respondida en su 90% por rebotados del Opus De? y de los Testigos de Jehov¨¢ (algo como encuestar a iraqu¨ªes sobre jud¨ªos y decir que es la opini¨®n mundial). ?D¨®nde es-
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t¨¢n los estudios de Motilla, Iban, Delgado y las publicaciones de la Universidad de Tarragona, por citar autores cat¨®licos y ateos?
?Cuando el articulista encontr¨® que las cifras de sectarios iban de 5.000 a 700.000i seg¨²n la fuente, no sospech¨® que, necesariamente, o bien la mayor¨ªa est¨¢n equivocados o llevaban agua a su propio molino? Otro autor citado, Manuel Guerra, protesta en su libro de la dificultad de dialogar con los grupos que menciona, pero llevamos tres meses llam¨¢ndole para quedar con ¨¦l y solucionar sus dudas con documentos fehacientes; nunca hab¨ªa hablado con cienci¨®logos antes, muchos de los libros que cita est¨¢n escritos por gente que tampoco lo ha hecho, al igual que que el se?or Arias.
Los dem¨¢s, los demagogos para beneficio propio y los que escriben libros sobre sectas para esconder que ellos mismos est¨¢n en todas las listas, est¨¢n bien en un foro de contrastes, pero son inaceptables en un art¨ªculo expositivo. Por eso, cuando se dice que en Latinoamerica 40 cat¨®licos se convierten cada hora para ir a sectas, se olvida que all¨ª se trata, primero, de grupos protestantes (a los que precisamente pertenecen algunos autores citados por Arias como "antisectarios"), y, segundo, el auge de las religiones ind¨ªgenas por el que vuelven a sus ra¨ªces muchos cat¨®licos que, por ejemplo, rezaban a la Virgen identific¨¢ndola con una diosa maya.
Las prevenciones y salvedades que, esta vez s¨ª, se vierten en favor de la relatividad a lo largo del art¨ªculo quedan descompensadas y desvirtuadas por la identificaci¨®n sutil y falsa entre secta y fanatismo. ?No ser¨¢ que el verdadero fan¨¢tico y sectario, con etiqueta o sin ella, es el que excluye. al diferente?.- Presidenta de la Asociaci¨®n Civil de Dian¨¦tica Iglesia de Cienciolog¨ªa.
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