Esper¨® 35 a?os una condecoraci¨®n por negarse a afiliarse a Falange
Celso Garc¨ªa Canga, minero asturiano jubilado, ha esperado 35 a?os para que se le entregara la Medalla del Trabajo en su categor¨ªa de bronce que el franquismo le concedi¨® en 1959 como reconocimiento a su hero¨ªsmo en el salvamento de un compa?ero que hab¨ªa quedado atrapado por un desprendimiento de carb¨®n. La negativa del que hoy cuenta con 65 a?os a afiliarse a Falange, como se le exigi¨®, aplaz¨® hasta ayer la imposici¨®n de una condecoraci¨®n que pretend¨ªa reconocer su "hero¨ªsmo y esp¨ªritu de abnegaci¨®n".Celso Garc¨ªa Canga, natural de Tuilla, en el municipio de Langreo, se jubil¨® hace 12 a?os. En la mina trabaj¨® 40 a?os. Durante esa dilatada trayectoria particip¨® en el rescate de muchos compa?eros atrapados por las quiebras, las explosiones de gris¨² o los derrabes de carb¨®n. "Cuando est¨¢s all¨ª abajo no preguntas qui¨¦n qued¨® atrapado. Vas a sacarlo como sea". Del minero al que salv¨® la vida el 22 de junio de 1956 no recuerda su nombre. El expediente de concesi¨®n de la medalla, fechado tres a?os m¨¢s tarde, lo identifica como Jos¨¦ Luis Garc¨ªa. El suceso se produjo en el pozo de Ll¨¢scaras, entonces perteneciente a la empresa privada Minas de Langreo y Siero, luego integrada en la empresa estatal Hunosa, en la que Celso Garc¨ªa prest¨® servicios hasta su jubilaci¨®n, en 1982.
"Se fundi¨® la mina y s¨®lo quedaron intactas dos series. Mi compa?ero qued¨® atrapado por toneladas de carb¨®n. Tuve que jug¨¢rmela y abrir un coladero, empleando el hacha y el pico, hasta llegar hasta ¨¦l. Apenas hab¨ªa sitio para que entraran dos personas. Algunos compa?eros me apoyaban desde m¨¢s abajo. Llegu¨¦ a ¨¦l, despu¨¦s de hora y media de trabajo, y tir¨¦ de sus brazos. Nada m¨¢s sacarlo, se acab¨® de venir todo abajo. Nos salvamos por d¨¦cimas de segundo", recuerda 38 a?os m¨¢s tarde.
Hijo de un minero que muri5 en un accidente similar, Celso Garc¨ªa comenz¨® a trabajar en la mina a los 13 a?os. Para ello tuvo que falsear su identidad y hacerse pasar por uno de sus seis hermanos, que ya hab¨ªa fallecido. En 1942 la legislaci¨®n permit¨ªa trabajar en las explotaciones de carb¨®n a partir de los 15 a?os. "Hab¨ªa que comer y mi padre y mi madre estaban encarcelados por haber guardado en casa a un fugado".
El restablecimiento de un derecho usurpado durante m¨¢s de tres d¨¦cadas fue posible a ra¨ªz de que, en la Navidad pasada, uno de sus hijos encontr¨® por casualidad la carta en la que se le comunicaba la concesi5n de la medalla. La direcci¨®n de Hunosa y el director provincial de Trabajo de Asturias se encargaron de las gestiones. "En el Sindicato Vertical me dijeron que ten¨ªa que hacerme de Falange para recibir la medalla. Yo no acept¨¦ porque nunca quise saber nada. de pol¨ªtica. Durante a?os esper¨¦: la medalla y un dinero que me prometieron, pero nunca les reclam¨¦. Tampoco nunca le di. importancia a la medalla, hasta que he visto que mis hijos s¨ª se la conceden".Celso fue guaje, picador y vigilante. De sus 40 a?os en las profundidades de la tierra le queda una pensi¨®n, la satisfacci¨®n de haber salvado a muchos compa?eros, una enfermedad cr¨®nica (silicosis en tercer grado) y una medalla que durante 35 a?os le fue escamoteada.-
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