Interior sufre una aguda par¨¢lisis y precisa una gran reforma, seg¨²n altos cargos del departamento

Desorientaci¨®n, pasotismo, desorganizaci¨®n... Son las palabras m¨¢s repetidas por funcionarios del superministerio de Justicia e Interior para definir la situaci¨®n actual del departamento de Juan Alberto Belloch. El colectivo policial "est¨¢ desmoralizado y sin rumbo" afirma tajante la Uni¨®n Federal de Polic¨ªa, un sindicato vinculado a UGT. Margarita Robles lleva s¨®lo tres semanas al frente de la Secretar¨ªa de Estado de Interior, pero debe darse prisa para impulsar un plan de choque en su departamento, paralizado por las convulsiones de los ¨²ltimos ocho meses y por el esc¨¢ndalo del caso Rold¨¢n. 'La par¨¢lisis en un departamento como ¨¦ste, que siempre va cuesta arriba, es involuci¨®n, sentencia el diputado de IU Diego L¨®pez Garrido.

Los constantes cambios que se registran en Interior desde hace ocho meses han llevado al ministerio al caos. Primero fue la dimisi¨®n del ministro Jos¨¦ Luis Corcuera, tras la sentencia del Constitucional que anul¨® su pol¨¦mica patada en la puerta. Despu¨¦s fue la dimisi¨®n de Antoni Asunci¨®n tras la fuga del ex director de la Guardia Civil Luis Rold¨¢n. Por ¨²ltimo ha sido la llegada de Juan Alberto Belloch al refundido superministerio de Justicia e Intenor.Pero lo peor no han sido los constantes relevos en la c¨²spide, sino los cambios en el resto de la cadena de mando que les han acompa?ado. Todo ello ha desembocado en una situaci¨®n de gran confusi¨®n sobre las l¨ªneas a seguir y ha creado una sensaci¨®n de inestabilidad que afecta a miles de funcionarios, seg¨²n varios altos mandos que prefieren conservar el anonimato. Sin embargo, estos mismos y otros jefes policiales reconocen que "es necesaria una renovaci¨®n" de la anquilosada estructura org¨¢nica del ministerio. El diputado L¨®pez Garrido va incluso m¨¢s all¨¢: "Es un ministerio por el que a¨²n no ha pasado la transici¨®n pol¨ªtica",. se?ala, antes de agregar que "los comisarios de polic¨ªa siguen siendo franquistas".

Al margen del terrorismo, la radiograf¨ªa de la actual Secretar¨ªa de Estado de Interior revela que existe una fuerte descoordinaci¨®n entre las diversas fuerzas policiales, fundamentalmente entre la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa. "Los recelos entre uno y otro cuerpo hacen que no se pongan en com¨²n los bancos de datos. ?Y no digamos nada de la coordinaci¨®n con la Ertzaintza (polic¨ªa vasca) y otras polic¨ªas aut¨®nomas ... ! Va a Regar un momento en que las polic¨ªas estatales van a estar a oscuras sobre lo que ocurre en estas comunidades", diagnostica un destacado funcionario de Interior.

Entre amigos

Agentes operativos confirman que el intercambio de informaci¨®n entre la polic¨ªa y la Guardia Civil es nulo. Eso obliga, por ejemplo, a que en muchas ocasiones un polic¨ªa tenga que recurrir a un amigo en el instituto armado para saber si un sospechoso figura con antecedentes en el ordenador Duque de Ahumada, de la Guardia Civil. En correspondencia, el cuerpo nacional tampoco facilita que los guardias civiles tengan f¨¢cil acceso a los archivos del Documento Nacional de Identidad.

La secretaria de Estado de Interior, Margarita Robles, ha expresado p¨²blicamente su inquietud por la seguridad ciudadana. "La secretaria de Estado tiene motivos para preocuparse", dice un portavoz de la Uni¨®n Federal de Polic¨ªa, un sindicato con 9.000 afiliados. "Es indignante que ahora s¨®lo haya un coche patrulla para barrios de Madrid que tienen 200.000 o 300.000 vecinos" agrega.

Un comisario confirma que su distrito tiene asignados cinco coches patrulla, "pero dos o tres son viejos y siempre est¨¢n averiados". De los dos restantes, uno est¨¢ permanentemente en la comisar¨ªa para atender incidencias o trasladar a los detenidos al juzgado. Total, que s¨®lo queda un veh¨ªculo con dos agentes para velar por los vecinos. Los te¨®ricos efectivos de la Unidad de Seguridad Ciudadana suelen ser detra¨ªdos de esta masi¨®n para atender labores de orden p¨²blico en huelgas, manifestaciones o m¨ªtines electorales. "Yo no puedo contar la verdad a la gente", se queja el mismo jefe policial. Antonio Partido, secretario general de los 10.000 afiliados de la Asociaci¨®n Nacional de Polic¨ªa Uniformada (ANPU), sostiene que en Espa?a hacen falta 11.000 agentes m¨¢s, que los actuales est¨¢n mal pagados y que el Gobierno "no tiene claro qu¨¦ modelo de polic¨ªa quiere". Federico L¨®pez Ferrer, dirigente de la UFP, resalta tambi¨¦n el hecho de que un agente del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa cobre 135.000 pesetas al mes y un mosso Xesquadra (polic¨ªa aut¨®nomo catal¨¢n) 180.000.

Las desigualdades salariales y el malestar en la polic¨ªa se han traducido en apat¨ªa y desilusi¨®n, incluso en brigadas tan especializadas como las de Estupefacientes, Polic¨ªa Judicial e Informaci¨®n (antiterrorista). En Estupefacienties, por ejemplo, una unidad que ha obtenido grandes ¨¦xitos contra el narcotr¨¢fico, hab¨ªa planes para duplicar su personal, pero no s¨®lo no ha sido as¨ª, sino que se le ha retirado un grupo de agentes que hac¨ªa seguimientos a traficantes para dedicarlos a escoltar a personalidades.

El malestar se extiende tambi¨¦n a la Guardia Civil, donde el esc¨¢ndalo y fuga de Luis Rold¨¢n ha supuesto un dur¨ªsimo golpe moral para todo el colectivo. Altos cargos del instituto armado reconocen en privado que la situaci¨®n interna es "muy delicada".