La multinacional de la pobreza
'Clochards' franceses lanzan una revista como medio de facilitar ingresos a mendigos espa?oles
Todav¨ªa conserva su aspecto de clochard, la imagen del t¨ªpico mendigo franc¨¦s. Tiene 61 a?os y hace ocho empez¨® su descenso a los infiernos. Conductor de camiones, despu¨¦s taxista por cuenta ajena, poco pod¨ªa imaginar que acabar¨ªa en la m¨¢s absoluta. miseria y mendigando por las calles de Par¨ªs. La estaci¨®n de Lyon, las barcazas del Sena, fueron durante un largo ano y medio su morada. Su familia -esposa, hijos, nietos- qued¨® atr¨¢s, cubierta por un insondable silencio.Pero Georges Mathis, nacido en 1933 en Angers (Francia), decidi¨® un buen d¨ªa levantarse de su postraci¨®n y reclamar, para ¨¦l y para sus compa?eros de infortunio, un espacio en este mundo. La forma: editar una revista por y para los mendigos. Le R¨¦verb¨¨re apareci¨® el verano pasado en Francia y hoy, s¨®lo un a?o despu¨¦s, un millar de indigentes tienen un medio de ganarse la vida, una nueva existencia.
C¨®mo consigui¨® Mathis poner en marcha su proyecto editorial es un misterio. "S¨®lo hace falta la ayuda de alguien que tenga un ordenador y la de alguien dispuesto a arriesgarse para imprimir la revista", asegura por toda explicaci¨®n. El caso es que encontr¨® alg¨²n alma caritativa y la idea -copiada de otras iniciativas semejantes en Estados Unidos e Inglaterra- empez¨® a caminar.
El ¨¦xito ha sido tal -Le R¨¦verb¨¨re vende actualmente en Francia unos 100.000 ejemplares- que Georges Mathis y el grupo de mendigos que se embarc¨® con ¨¦l en la aventura decidieron exportar el modelo a otros pa¨ªses. En enero se implantaron en Alemania (Berl¨ªn), y ahora le ha tocado el turno a Espa?a. Luego vendr¨¢n Italia, Canad¨¢, Portugal... ?Una multinacional de mendigos? "La miseria es mundial", responde Mathis escondi¨¦ndose en una p¨ªcara sonrisa.
Multinacional o no, el caso es que el negocio va viento en popa, porque sus editores no reciben -ni quieren- ning¨²n tipo de ayuda oficial. "No queremos subvenciones", afirma rotundo Mathis, "queremos ser libres". El dinero recaudado hasta ahora les ha permitido expandirse y permitirse, tambi¨¦n, algun peque?o capricho. Mathis, que actualmente vive en una pensi¨®n parisina, compr¨® recientemente una de las barcazas del Sena e instal¨® all¨ª servicios comunitarios (aseos, duchas, lavadora, consigna ... ) para los pobres de Par¨ªs.
En los pr¨®ximos d¨ªas, la versi¨®n espa?ola de Le R¨¦verb¨¨re, rebautizada aqu¨ª con el nombre biling¨¹e de La Farola / El Fanal, llegar¨¢ a Madrid y Barcelona. La publicaci¨®n, elaborada fundamentalmente a partir de colaboradores espont¨¢neos, tirar¨¢ 50.000 ejemplares (25.000 en cada ciudad) y ser¨¢ quincenal.
El objetivo no ha cambiado se trata de que los mendigos, reclutados en las calles, dejen de mendigar y se dediquen a vocear y vender la revista. De las 200 pesetas que costar¨¢ el ejemplar, 50 ir¨¢n a parar a la organizaci¨®n y 150 al propio indigente, que de esta forma podr¨¢ pagarse un techo. "Yo no doy caridad, s¨®lo la posibilidad de trabajar", subraya Mathis.
Los futuros vendedores de La Farola / El Fanal -subtitulada como El peri¨®dico de la precariedad- deber¨¢n seguir un estricto y curioso c¨®digo de comportamiento: no molestar ni injuriar a los transe¨²ntes, no dificultar la circulaci¨®n, no vender la revista en estado de embriaguez o bajo los efectos de las drogas, ir limpios, adoptar una actitud correcta, devolver el cambio...
El contenido de la publicaci¨®n, inclasificable, es un espejo del oscuro mundo de la marginaci¨®n. Pero ni sus art¨ªculos, ni su calidad, importan mucho. La revista es, por encima de todo, "un trampol¨ªn para regularizar la existencia", se?ala Mathis. Un salvavidas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.