O. J. Simpson se come el Mundial
La detenci¨®n de la antigua estrella del f¨²tbol americano relega al f¨²tbol a segundo plano
Los ?ngeles ?A qui¨¦n le importa el inicio del Mundial? ?Qui¨¦n celebra el triunfo de los Knicks en el quinto partido de la serie final de la NBA ante Houston? ?Ganar¨¢ Jack Nicklaus, el oso dorado, un nuevo Grand Slam de goIf? Qu¨¦ m¨¢s da. Lo ¨²nico que preocupa en este pa¨ªs en este momento es el caso O. J. Simpson, antigua estrella del f¨²tbol americano acusado del asesinato de su ex esposa y de un amigo de ¨¦sta. El viernes 17 de junio de 1994 pasar¨¢ a la historia por unos acontecimientos que acapararon toda la atenci¨®n y configuraron una jornada dram¨¢tica.O. J. Simpson, estrella rutilante del f¨²tbol americano y uno de los personajes m¨¢s admirados socialmente, est¨¢ ya en la c¨¢rcel a la espera de un juicio que a ciencia cierta superar¨¢ la expectaci¨®n provocada por otros casos como el de los hermanos Men¨¦ndez, acusados del asesinato de sus padres; el de Lorena Bobbitt, cusante de la amputaci¨®n del pene de su marido, o el de Mike Tyson, entre rejas por la violaci¨®n de una modelo. Un juicio que puede terminar con una sentencia de muerte.
La prevista orden de detenci¨®n de O. J. Simpson se produjo a las 8.30 hora local (3.30 hora espa?ola) del viernes. La polic¨ªa se puso en contacto con Robert Shapiro, abogado de Simpson, para comunicarle que su defendido se deb¨ªa presentar ante la justicia a las once de la ma?ana. Lo que sucedi¨® a partir de ese momento ha pasado ya a la memoria colectiva. A las tres de la tarde, Simpson no se hab¨ªa presentado, por lo que la polic¨ªa le declara fugitivo y advierte que cualquier persona que por simpat¨ªa hacia el ¨ªdolo le ayudase en su fuga se convertir¨ªa autom¨¢ticamente en c¨®mplice, con las consiguientes responsabilidades. Cuarenta y cinco minutos despu¨¦s, Robert Shapiro se presenta a los medios de comunicaci¨®n en una rueda de prensa emocionalmente insuperable.
Shapiro explica lo ocurrido en las ¨²ltimas horas. Simpson se encontraba con dos doctores que le atend¨ªan en su depresivo estado, Al Cowlens, ¨ªntimo amigo y compa?ero profesional en los Bills, y el propio Shapiro. Debido a su estado, retiran de la casa donde se hab¨ªan trasladado despu¨¦s del funeral de su ex esposa, situada en el valle de San Fernando, cualquier objeto con el que Simpson pudiese hacer o hacerse da?o, pues temen un suicidio. O. J. entrega tres cartas a Shapiro. Una para su madre, otra para sus hijos y un tercera para que fuese le¨ªda en p¨²blico. Mientras Shapiro y los dos doctores se encuentran en el piso de arriba esperando la llegada de la polic¨ªa, Simpson huye junto a su amigo.
En ese momento, otro de los amigos de Simpson, Robert Kardashian, lee la carta que hab¨ªa dejado O. L El impacto es brutal. Simpson se declara inocente, afirma que su ¨²nico problema que tuvo con su mujer era que le amaba por encima de todo y deja bien claro que su intenci¨®n no es otra que suicidarse, pues se despide de todo el mundo agradeciendo a sus amigos los buenos momentos y rogando a los medios de comunicaci¨®n que dejen en paz a sus hijos.
A partir de ese momento comienza una angustiosa caza, siempre con la certera posibilidad de que todo terminase con el suicidio de Simpson. Se buscan dos posibles coches, un Mercedes o una camioneta blanca. ?sta es localizada en una de las autopistas que rodean Los ?ngeles. En ella viajan Cowlins y Simpson, pero la detenci¨®n no se puede llevar a cabo, pues Simpson est¨¢ armado y apunta con la pistola a su propia cabeza. Si no se cumplen ciertas peticiones, entre ellas el poder ver a su madre, se pega un tiro. Dadas las circunstancias, permiten que la furgoneta prosiga su camino, seguida a corta distancia por una docena de coches de polic¨ªa. Todas las cadenas de televisi¨®n conectan en directo.
El pa¨ªs entra en estado de choque. A esa misma hora, otros ¨ªdolos deportivos disputan en el Madison Square Garden de Nueva York la final de la NBA. En la sala de prensa, los periodistas pasan del partido y se concentran alrededor de las televisiones. Incluso los jugadores notaban en la cancha que algo estaba pasando.
Simpson y su amigo prosiguen su camino hacia la casa de Brentwood, donde supuestamente se encuentra su madre. (Posteriormente se supo que la madre del perseguido hab¨ªa sido trasladada a un hospital debido a su delicado estado). Los coches que circulan por la autopista a esa hora se detienen para saludar, y algunos piden a gritos "Free O. J.", libertad para O. J.
La tensi¨®n es m¨¢xima cuando llegan al domicilio de O. J., rodeado por m¨¢s de 300 curiosos. El coche se detiene, Cowlins sale del veh¨ªculo y comienzan las negociaciones. Cuarenta y cinco minutos m¨¢s tarde, alrededor de las 21.00, hora local, 6.00 hora espa?ola, Simpson se entrega. Su compa?ero tambi¨¦n es detenido.
Simpson se enfrenta a una doble acusaci¨®n de asesinato, con circunstancias especiales y despu¨¦s de pasarse 10 horas como fugitivo de la justicia. Y lo ocurrido es real como la vida misma.
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