Un partido de verdad
La sencilla Irlanda deshace las complicaciones de Italia
Corri¨® el alcohol en la cocina del infierno, en los callejones neoyorquinos que cobijan a los duros irlandeses. Enmudecieron las calles de Little Italy, donde estaba preparada la fiesta para celebrar la victoria de sus h¨¦roes. Irlanda, el equipo sencillo, de juego directo y desgarrado, bati¨® a Italia. Es decir, bati¨® al f¨²tbol sofisticado, al dinero, a los r¨ªos de tinta que corren para cantar las excelencias de las estrellas del calcio. Con material de esta clase se construye la leyenda de la Copa del Mundo.Fue un encuentro apasionante, tan bueno o defectuoso como cualquiera lo quiera ver. Pero el verdadero nervio del f¨²tbol presidi¨® el duelo entre dos selecciones opuestas. A un lado estaba Italia, un equipo que por fin ha renegado a una historia sostenida por los ¨¦xitos y un juego sospechoso. La elecci¨®n de Arrigo Sacchi como entrenador significaba una fractura con el pasado, con el f¨²tbol receloso y oportunista, con los rigores del catenaccio y de la destrucci¨®n del juego en favor del resultado. Sali¨® Italia con el dise?o de un entrenador soberbio. All¨ª estaba los cuatro defensas en l¨ªnea, los marcajes zonales, el juego generoso y los nombres que han marcado una ¨¦poca en el f¨²tbol mundial: Baresi, Maldini, Donadoni. El Milan que cre¨® Sacchi ante la admiraci¨®n de los aficionados al juego.
Enfrente, Irlanda. 120 a?os de historia, de juego aguerrido e invariable, magnificado todav¨ªa m¨¢s por un t¨¦cnico de la vieja guardia brit¨¢nica: el f¨²tbol directo, f¨ªsico, sin concesiones al enemigo. Nada m¨¢s alejado de los sofisticados italianos que la muchachada irlandesa. Donde unos celebran los detalles, el arte y la clase, los otros saludan el triunfo del vigor, del empuje continuo, de la solidaridad en el esfuerzo. Dos mundos, como los que estaban reunidos en el grader¨ªo del estadio.
Desde el gol de Houghton, el partido tuvo ¨¦pica. Italia sinti¨® la herida del gol. Quiso jugar, combinar y buscar soluciones a la sofocante presi¨®n de sus rivales. Las dificultades fueron numerosas. Dino Baggio y Albertini, dos buenos jugadores, se vieron superados por los acontecimientos. Les falt¨® ingenio para trazar el f¨²tbol que conven¨ªa a su equipo, quiz¨¢ porque son dos centrocampistas m¨¢s capacitados para tapar que para alimentar. En las bandas, Donadoni y Evani tuvieron una actuaci¨®n irrelevante. Algo de eso debi¨® interpretar Roberto Baggio cuando decidi¨® retrasarse 20 metros para tomar la vara de mando. Italia sufri¨®.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.