El triunfo de la voluntad
Irlanda es un ejemplo de lo que puede la necesidad de supervivencia. Consciente de sus limitaciones futbol¨ªsticas se aferra con desesperaci¨®n a su voluntad combativa. Cada bal¨®n y cada lugar del campo es defendido hasta la ¨²ltima consecuencia. Le gan¨® a Italia y aunque cueste admitirlo, hasta merecidamente.Con el bal¨®n. Italia lo manej¨® con criterio. Lo puso contra el piso y trat¨® por todos los medios posibles de llegar al gol elaborando. Por todos menos uno: la imaginaci¨®n. No apareci¨® casi nunca el talento de Roberto Baggio y contra el tremendo pressing irland¨¦s, no basta lo correcto. Es insuficiente el toque la circulaci¨®n. Italia lleg¨® como pudo hasta tres cuartos de campo y ah¨ª se estrell¨® una y otra vez con la disciplina inconmovible de los irlandeses. Para Irlanda el f¨²tbol se hace a balonazo limpio, se le agrega una cuota casi inconcebible de de y convierte lo que cualquiera de nosotros llamar¨ªa groser¨ªa en una suerte de carambolas estramb¨®ticas que inclusive suelen favorecerla.
Sin el bal¨®n. Fue el duelo del achique y el pressing. Si Italia lo hace muy bien y admiramos inclusive su gran esfuerzo, Irlanda vive precisamente del pressing. Y lo sabe mejor que nadie. La primera l¨ªnea de combate de Eire es mucho m¨¢s combativa que cualquier defensor de los de antes, aqu¨¦llos de pelo en el pecho. Claro que mucho no se preocupan por la recuperaci¨®n de la pelota, si entendemos eso como quit¨¢rsela al adversario y d¨¢rsela a un compa?ero. Lo suyo es interrupci¨®n permanente y tremendamente insistente. Es dif¨ªcil contra Irlanda hacer dos pases seguidos con intenci¨®n de avanzar. A Italia le era dif¨ªcil presionar, porque se presiona al que intenta jugar.
Detalles. El gol de Eire puede servir para definir el partido. Un rebote y Houghton que lanza un bombazo impresionante. El portero la esperaba fuerte y recta. Sali¨® justo por arriba y se meti¨® con violencia. Fue al principio y nada mejor para un equipo que poco o nada se interesa por jugar.
Conclusi¨®n. Una vez m¨¢s aquella famosa frase del doctor Oliva (m¨¦dico de la selecci¨®n argentina en el 78 y 82) recobra la vigencia de las verdades universales: "Sentirse cansado no es estar cansado". Es imposible correr m¨¢s que los irlandeses en el partido de ayer. La motivaci¨®n es capaz de superar calores de 40 grados y mucho m¨¢s todav¨ªa.
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