Una trinchera de libros
La Biblioteca de Sarajevo es la memoria de lo que fue esta bella ciudad. All¨ª, entre los escombros, las techumbres heridas por los morteros, el viento y la lluvia, anida el esp¨ªritu de resistencia de un pueblo, el bosnio, que se niega, testarudo ¨¦l, a hincar la rodilla ante la sinraz¨®n. Desde su intencionad¨ªsimo incendio en agosto de 1992, provocado por los certeros ca?ones serbios, vive all¨ª, muy cerca de la l¨ªnea del frente, derruido pero majestuoso, desafiante, neg¨¢ndose a morir definitivamente, como si de ¨¦l s¨®lo dependiera el sustento intelectual de todo Occidente. La Biblibioteca de Sarajevo no naci¨® como tal sino como proyecto elegante de Ayuntamiento. Despu¨¦s, la carencia de un lugar apropiado, le oblig¨® a trasmutarse en memoria cultural de un pueblo que como el bosnio es la suma, a veces la resta o la divisi¨®n, de tres: el musulm¨¢n, el croata el serbio."Un d¨ªa llevaron unos pocos libros", contaba en Navidad Iv¨¢n Strauss, un viejo arquitecto de Sarajevo, autor de sus edificios m¨¢s nuevos y atrevidos. "Despu¨¦s, unos miles. Y as¨ª, sin que nadie se diera realmente cuenta, el proyecto de Ayuntamiento deriv¨® en una majestuosa Biblioteca Nacional". All¨ª se depositaron libros de viejo, incunables y versiones modernas. Novelas y ensayos. Poemas ¨¦picos y de amor. Todos juntos. Codo con codo. Como en una trinchera. La Biblioteca de Sarajevo, tras los primeros disparos de marzo de 1992, se torn¨® en objetivo militar. Matar al edificio era matar a todo un pueblo. De golpe. Casi de un manotazo.
Cuando los obuses serbios le destrozaron la cara, prendi¨¦ndole como una pira romana, los habitantes de Sarajevo saltaron valientes a la calle con el alma disfrazada de bombero para arrancar los libros del fuego y participar en la extinci¨®n del incendio. La imagen de aquella tit¨¢nica lucha, pac¨ªfica y callada, de ese esfuerzo por sobrevivir, se ha repetido miles veces en los 27 meses de guerra en casi todas las casas, pueblos y ciudades de Bosnia, donde las v¨ªctimas de la locura se empe?aban ufanas en hacer frente a su desgracia. Serbios, croatas y musulmanes tienen todav¨ªa mucho en com¨²n.
La Biblioteca y su esp¨ªritu es el recuerdo de su historia. Aunque vac¨ªo y maltrecho, el edificio est¨¢ all¨ª, esperando que alguien le regale un libro. El primero de su nueva vida.
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